¿Que se oculta detrás del acuerdo entre el gobierno y la DEA?
La Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) es la agencia del Departamento de Justicia de Estados Unidos que comparte jurisdicción con el FBI y que se dedica a la lucha contra el contrabando y el consumo de drogas en el país norteamericano.
El día 10 de febrero de 2018, la Ministra de Seguridad Argentina, Patricia Bulrrich Pueyrredon, anunció a los medios de comunicación que en la visita que realizara a la ciudad de Washington (USA), se firmaron acuerdos y tratados estratégicos con esta agencia (DEA) y otras fuerzas de seguridad estadounidenses (FBI), más precisamente en palabras de la Ministra una “task force”, con el fin de capacitar y operar conjuntamente con EEUU en la frontera norte de nuestro territorio, en la mal llamada Triple Frontera (Puerto Iguazú, provincia de Misiones, Argentina, Foz de Iguazú, Brasil, Ciudad del Este, Paraguay) con el objeto de combatir grupos terroristas y el narcotráfico, la excusa que siempre utilizó Comando Sur para instalarse en la Región.
Quien también se refirió al tema relativizando de una manera incomprensible o quizás ignorando lo que esta acción conlleva en desmedro no solo de la soberanía de nuestro país y también las consecuencias nefastas que puede acarrear esta política injerencista, es el Ministro de Gobierno de Misiones, Marcelo Pérez, quien señaló que se trata de una acción superlativa, cuyo objetivo es seleccionar un grupo de agentes especiales para luchar contra estas problemáticas.
Pérez circunscribe esta delicada situación a al plano de la política local, doméstica, y de estilo preferencial, denotando falta de sentido común pues se trata de una política netamente de Estado, donde están en juego los intereses nacionales, y le resta importancia a uno de los temas más trascendentales que puede cambiar para siempre el futuro de nuestro país y la Región, debido a que son otros los intereses verdaderamente en juego, estos son de carácter estratégico y deben ser analizados geopolíticamente, en palabras simples, se trata del control efectivo de áreas estratégicas por sus recursos naturales, como el codiciado Acuífero Guaraní de 40.000 Km3 de agua dulce, potable, que subyace a toda la zona de Misiones; mismo ocurre en Salta, zona rica en litio, donde se están actuando silenciosamente.
Aunque, volviendo a este amigable análisis del Ministro de Gobierno de Misiones Marcelo Pérez, tenemos un buen porcentaje de dudas, respecto a este funcionario provincial, quien poco tiempo antes de los anuncios de Bullrich, más precisamente en mayo del año pasado, fue a EEUU con el objeto de intercambiar estrategias de inteligencia y operaciones en zona de conflictos, narcotráfico y terrorismo. Esta visita participativa se llevó a cabo en el marco del programa Liderazgo de Visitantes Internacionales (IVLP) “Hacia un Mundo más Seguro y Protegido: Combate del Crimen Internacional y Organizado”, lo que deja entrever la trama oculta que se esconde tras el velo de estos temas de securitizacion, puesto que estas acciones son contrapuestas a la excelente e inédita labor que lleva adelante, en estos últimos años, la Policía de Misiones, que ha decomisado toneladas de estupefacientes y también autopartes, con total éxito en su procedimiento y luchando preventiva como activamente contra otros flagelos que son atinentes a las zonas fronterizas.
En este sentido y volviendo a la ministra Bullrich, ésta además concretó un acuerdo con el FBI para capacitar Agentes de la Policía Federal; esta nueva unidad se sumará a un equipo similar que opera en la provincia de Salta (un tema que a partir de ahora ha sido blanqueado a la ciudadanía, del cual teníamos muy poco conocimiento, de que estábamos al cuidado del Comando Sur). La titular de la cartera de Seguridad Nacional considera que es menester crear un centro de análisis con Paraguay y Brasil, para saber en forma detallada los movimientos de cómo operan los grupos de narcotraficante. Además Bullrich acordó con el administrador de la DEA, Robert Patterson, colaborar con la preocupación de este Departamento de Seguridad estadounidense sobre la supuesta presencia de terroristas del grupo libanés Hezbolla en la zona de la Triple Frontera, excusa del gobierno estadounidense para asentarse en esta zona geopolíticamente estratégica del mundo.
Ante esta introducción de las medidas llevada adelante por el estado argentino en conjunto con EEUU, se hace más que indispensable desentrañar el interés que verdaderamente se oculta detrás de dicho pacto.
Un breve resumen, para una compresión veraz de dicha problemática, se hace más que necesario. La historia nos remite al año 1.973 cuando el país del norte (EEUU) sufre la más grandes de las humillaciones en Vietnam al perder la guerra contra el comunismo, y es justamente el presidente Richard Nixon, quien por primera vez en la historia declara la guerra al narcotráfico, pero en otros países, y pronuncia la famosa frase “la guerra a las drogas”. Nixon dos semanas después crea la DEA, su oficina central funciona en el Pentágono, en el estado de Virginia, pero también tiene sede en 62 países más y un total de 86 oficinas esparcidas en todo el mundo. Otro dato importante a tener en cuenta es que comparte jurisdicción con el FBI, luchando contra el contrabando y consumo de drogas en EEUU, siendo la única agencia que puede continuar investigaciones antidrogas en el exterior.
Ahora bien, volviendo a nuestro país, con la llegada de Mauricio Macri al poder, éste produjo un giro de 360 grados en las formas de relacionarnos con este Departamento de Seguridad norteamericano, que tiene presencia en nuestro país desde 1.989. En un primer momento tenía 2 agentes especiales operando para ese organismo en nuestro país y llegó a tener 6, pero hoy día tiene relaciones especiales con 10 provincias de nuestro país.
En el último foro de Davos, llevado adelante hace poco menos de un mes, el presidente Macri selló con el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, un acuerdo donde nuestro país apoyaba las políticas norteamericanas pero con condicionamientos que esbozaron las autoridades de EEUU, obligando a la Argentina a sentar bases de la DEA en forma permanente en provincia de Buenos Aires con los 6 agentes especializados que poseía anteriormente.
En una medida tomada por el gobierno con total desatino encontró el mejor terreno para legitimar la adopción de medidas excepcionales que fortalezcan el área de seguridad mediante la alianza con una potencia extranjera.
La injerencia de EEUU en nuestro país se venía gestando desde la presidencia de Barack Obama, esto no es ninguna novedad, y lo hacían mediante una agenda de temas estratégicos, pero todo giraba en torno a la securitizacion como medio de penetración política.
Por ese entonces ya figuraban entre los temas principales del acuerdo, los siguientes: Agentes argentinos capacitados por la DEA y el FBI, entrenamiento en territorio colombiano en bases estadounidenses, asistencia a las fuerzas argentinas contra el terrorismo en la Triple Frontera, viajes a EEUU de funcionarios argentinos para formarse en academia internacional de policía, etc., apertura comercial irrestricta, participación en misiones militares en África, el asilo a los refugiados sirios, asistencia en la Triple Frontera, la presencia de las fuerzas de seguridad en el Comando Sur y la cooperación nuclear, entre otras. Todo esto al precio de borrar la frontera entre Seguridad y Defensa, un insumo argentino que tanto costó establecer, pero que sin embargo ya había sufrido sus primeras tropelías con la pasada administración kirchnerista.
En resumen, este acuerdo que lamentablemente permitió el gobierno de Mauricio Macri a través de su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, busca instalar bases militares norteamericanas en Misiones, siendo que este planteo fracasó en casi todos los puntos de Latinoamérica, cerrando los países en cuestión las puertas para que EEUU plantara sus banderas. Nuestro país lo hizo posible, sentando un precedente nefasto para la Región en pleno desarrollo del siglo XXI, y lo más delicado y peligroso aún es lo de la Triple Frontera, ya que el terrorismo puede ser considerado un ataque externo, lo cual rápidamente pasa a ser un tema de Defensa Nacional y un ataque a la soberanía, dando de esta manera lugar a la actuación las Fuerzas Armadas, es un hilo muy delgado el que separa estos temas y de esta forma se elimina el principio de demarcación entre Seguridad y Defensa.
- Dr. Mario Ramón Duarte, Abogado, Juez Administrativo de Faltas Sauce (Ctes.) Especialista Derecho Faltas y Contravencional. Investigador y Consultor Seguridad. Miembro Dossier Geopolítico/CEES.
América latina en movimiento (ALAI) - 14 de febrero de 2018