Reasignación de subsidios: más igualdad y competitividad

Carlos Heller
Las variadas repercusiones que tuvo la reducción de subsidios informada el jueves 27 por los ministros de Economía y Planificación Federal, y los diversos datos que han arrojado los medios hegemónicos sobre estas medidas han estado dirigidos a sembrar confusión en la población sobre su alcance.

Las coberturas periodísticas se centraron en la variación porcentual de lo que deberán abonar los consumidores, un enfoque que desvirtúa el auténtico impacto de las decisiones tomadas.
En principio, cabe destacar que, según las definiciones oficiales, se trata de una "política de reasignación de subsidios y consumo responsable de gas y agua", temas que abordaremos en esta columna.

Una de las cuestiones principales a considerar es que en las tarifas de gas el subsidio preexistente variaba entre el 85% para los menores consumos, a un 77% para los consumos mayores. Como ejemplo, una estufa prendida las 24 horas le costaba al usuario $ 157, y generaba un subsidio de $ 797, dando una idea del gran esfuerzo fiscal.

Otra cuestión esencial es que el nuevo esquema de reducción, entre el 17% al 80% del subsidio para el gas, privilegia significativamente a los usuarios de menor consumo, que suelen coincidir en la mayoría de los casos con los de menores ingresos. Otro tema a considerar es la larga lista de excepciones a los sectores más vulnerables, como los receptores de la Asignación Universal por Hijo (AUH), jubilados que cobran el haber mínimo, personas con enfermedades crónicas, desempleados, quienes se autopostulan por insuficiencia de ingresos familiares; viviendas sociales, y servicios asistenciales, entre otros. De allí que estas medidas "tienen que ver con la equidad", como lo expresó la presidenta Cristina Fernández.

Según el ministro Kicillof, lo que se genere de facturación adicional se destinará principalmente a profundizar los planes de AUH y Progresar, decisión que indica que no se trata de una medida pensada para mejorar la situación fiscal, sino que está enfocada en lograr una reasignación más equitativa de los subsidios.

Otro de los temas principales, que no fue debidamente tratado en los medios, es que las tarifas que cobran los prestadores no se movieron, sino que se produjo una reducción en los importantes subsidios que los consumidores reciben. Si se pagara la tarifa plena, sin subsidio, igualmente el valor del m3 de gas en Argentina resultaría comparativamente bajo, ya que ascendería a U$S 0,29, cuando en Uruguay es de U$S 1,35, En Chile de U$S 1,50 y en Brasil de U$S 1,82, según datos del Ministerio de Planificación.

Los titulares del estilo "la quita de subsidios implicará aumentos de hasta 400%" han sido muy repetidos, arrojando una información extremadamente parcial y engañosa sobre las medidas. Si nos atenemos a los incrementos porcentuales con la reducción de subsidios, las tarifas de gas subirán entre el 100% y el 262%, pero este análisis debe asociarse necesariamente al nivel de las tarifas, tanto relativo como absoluto. Mientras que en 2003 la tarifa promedio de gas insumía el 5% del Salario Mínimo Vital y Móvil, hoy en día sólo significa el 0,5% del mismo, lo que da una idea del escaso peso en el bolsillo de los usuarios en general.

En el caso del segmento de menor consumo, hoy está pagando $ 20 por bimestre y se le aplica una reducción del 17% en el subsidio, con lo cual deberá pagar, a fin de agosto, producida la tercera adecuación, unos $ 40, tarifa que sigue siendo baja, a pesar de haberse duplicado. En el caso del segmento de mayores consumos, hoy está pagando $ 325, se le aplica una quita del 80% en el subsidio, y pasaría a pagar $ 1175. En este último caso, estamos hablando de un consumo de viviendas de clase alta, incluidas calderas, losas radiantes y piscinas climatizadas, entre otras instalaciones.

Como resumen del impacto de las medidas y del efecto equitativo que tienen las mismas, cabe mencionar que el 56% de los hogares de menor consumo, que pagaban entre $ 20 y $ 44, pasarán a pagar, a partir de agosto, entre $ 40 a $ 120.

En el caso del agua, se establecen tres categorías, barrial, media y alta; los usuarios que hoy pagan $ 27 (barrial) van a pagar a partir de agosto $ 73, mientras que los que hoy pagan $ 32 (alta) van a pagar a partir de agosto $ 162. Si expresamos estos aumentos en porcentajes, resultan muy impactantes, ya que se incrementan en un 170% y 406% respectivamente, aunque los montos sean acotados.

El excesivo énfasis puesto en los aumentos porcentuales llevó a algunos dirigentes a evaluar su eventual impacto en las paritarias, un tema sobre el cual el Jefe de Gabinete fue contundente al expresar que "no hay relación posible entre reducción de subsidios y negociación paritaria", y que la vinculación es "un artilugio que no se corresponde con la realidad".

EL CONSUMO RESPONSABLE. Una cuestión poco mencionada de las medidas comentadas es que uno de sus objetivos principales es lograr una "racionalización en el uso de la energía", tal como lo expresó la presidenta.

Según informaciones oficiales, si el consumo de gas baja el 1%, el país se ahorra U$S 86,5 millones, una cifra que equivale al monto mensual de 1,5 millones de AUH, o 250 mil jubilaciones mínimas, para dar una noción de la importancia del ahorro.

En este entorno debe valorarse aún más el mantenimiento de los actuales subsidios a la industria, dado que son una herramienta competitiva muy importante.

Argentina es un país que posee un consumo energético muy alto en relación a otros países latinoamericanos. Las diferencias en el consumo residencial de gas son más abismales, mientras que Argentina consume 0,65 Toneladas Equivalentes de Pétroleo (TEP) por hogar, Chile tiene un consumo de 0,09 y Uruguay de 0,02 TEP/ hogar.

Para fomentar un ahorro energético, se dispuso que si la merma del consumo en un hogar es mayor al 20% entre un bimestre y el idéntico del año 2013, no se realiza quita de subsidios. Si el ahorro de consumo es de entre el 5% al 20%, se reduce al 50% la quita de subsidios programada.

EL NUEVO PIB. Se han conocido las cifras del nuevo cálculo del PIB, que consiste en una actualización de su base de cálculo; dado que la anterior ya estaba muy vieja (1993), se la remplazó por la base 2004.

El indicador con la nueva base 2004 dio un incremento para todo 2013 del 3%, muy lejano al 4,9% que arrojaron las cifras con la vieja base. Según el ministro Kicillof, "no es menor el cambio, porque lo que cambió en estos diez años es la estructura productiva nacional". Evidenciando esa modificación estructural, se incrementa la participación de los sectores productores de bienes en el total, del 34,7% con la vieja base al 46,3% con la base 2004, y en la misma proporción pierden participación los sectores de servicios. Entre los sectores que crecen en participación se encuentran el industrial, el agropecuario y el minero, mientras que el sector financiero bajó su participación en el total.

Con esta cifra se desactiva el pago del cupón PIB correspondiente a 2013, lo que significará un ahorro de más de U$S 3500 millones, decisión bien recibida por muchos analistas y criticada por otros. Cabe resaltar que la decisión no significa necesariamente un impacto negativo sobre los valores de los títulos, dado que al mejorar el saldo de reservas internacionales por el no pago del cupón, mejora la capacidad de pago del resto de los títulos.

Quedaron para el recuerdo noticias como "cierra hoy Cristina pacto carnal con bancos" en alusión al pago del cupón, hasta la actitud de varios legisladores de la oposición, quienes advirtieron que si la tasa oficial superara la estimada por el sector privado se estaría "frente a un delito" y adelantaron que harían "una denuncia penal por malversación de fondos públicos" (Cronista, 26.03.14). No obstante, no salieron a elogiar el nuevo cálculo del PIB.

Son muchas las frases contradictorias de analistas que sostenían el giro a la ortodoxia del gobierno y que con el no pago del cupón, un heterodoxo desaire a los inversionistas según sus enfoques, no saben qué decir.

El no pago del cupón del PIB es una noticia positiva, aunque el crecimiento menor de 2013, si bien es algo mayor al 2,3% de Brasil, refuerza la necesidad de privilegiar las políticas activas para sostener el nivel de actividad y empleo, en el entorno de una situación mundial difícil y con tensiones internas que hay que enfrentar, entre ellas, la disponibilidad de divisas.

Tiempo Argentino - 30 de marzo de 2014

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