Los legados

Ese viernes me despertaron casi de madrugada. Nos sentamos los tres en el living, alrededor de la mesa ratona. Mi papá tenía en su mano un manuscrito en letra cursiva y trazo de pluma que aún conservo y sobre el que se veían algunas correcciones. No supe interpretarlo en el momento, pero esos pocos ajustes reflejaban una decisión largamente meditada. La noche anterior lo había visto en una escena típica de él. Mi papá en la cama, la tele prendida, su mano sobre el control remoto, la cara rígida, la mirada extraviada. La mente pensando, exhausta.