La movilidad previsional argentina en debate

Sergio Carpenter* (Especial para sitio IADE-RE) | Como parafraseando la idea filosófica del eterno retorno, la cuestión de la movilidad previsional irrumpe nuevamente en la escena política argentina. En diciembre de 2019 y a pocos días de asumir, el gobierno del presidente Alberto Fernández definió la emergencia social y -entre otras medidas- suspendió el esquema vigente de reajuste de los haberes previsionales.

Desfinanciaron el sistema

Hay una relación muy fuerte entre la evolución macroeconómica y el sistema previsional. Por ejemplo, una macroeconomía que genera desempleo, informalidad laboral y disminución del salario real, tiene un sesgo desfinanciador de la previsión social. Ello es así pues su financiamiento está basado en impuestos y contribuciones asociadas al trabajo formal y por ende “sufre” el impacto de los vaivenes en el nivel de actividad y su grado de formalidad. Así lo fue en el gobierno de Carlos Menem y ocurrió lo mismo en el experimento neoliberal de Mauricio Macri.

Herencia previsional ¿Película repetida?

 

En nuestro país, el sistema de seguridad social se ha expandido notablemente desde 2005 y en particular a partir de la reversión de la privatización del sistema de jubilaciones y pensiones, la extensión de beneficios no contributivos de carácter inclusivo y universales y de programas masivos de transferencias monetarias condicionadas, como las asignaciones por hijo para protección social (AUH).

Tensiones previsionales en Argentina y Chile

 

No bajan tranquilas las aguas previsionales en América Latina. Ese edificio social que el siglo XX vio nacer y luego convertirse en vector clave del desarrollo social, vive en permanente tensión atravesado por una realidad cambiante y procesos de reforma impulsados por la política. Una muestra de ello la dan los casos de Argentina y Chile: dos países con experiencias comunes pero que hoy observan diferencias sustantivas en las formas de organización de lo previsional.