Las PYMES del campo y la agricultura concentrada: dos modelos en pugna
Con los pies en la tierra
Aquella Argentina pensada por la Generación del 80 –exportadora de materias primas agropecuarias (trigo, maíz y carne vacuna especialmente) e importadora de bienes manufacturados–, que demandó mano de obra de inmigrantes para poblar y trabajar el campo nacional, poco a poco fue modificando su modelo productivo. El proceso que arrancó casi 100 años después, a principios de la década de 1960, y se aceleró vertiginosamente durante los 90 de la mano del modelo neoliberal que favoreció la especulación sobre la producción, la concentración sobre la diversificación y el fortalecimiento de los grandes propietarios en detrimento de los pequeños y medianos campesinos, impuso su modelo productivo: el sojero, basado en la siembra directa, la semilla transgénica y el glifosato.
Intensivo en capital y tecnología, el nuevo modelo impulsó acelerados procesos de concentración de la tierra y de capital y como inevitable consecuencia, la exclusión de miles de pequeños y medianos productores. Sin embargo, los datos del Censo Agropecuario Nacional 2002 (CNA 2002) –el último realizado–, muestran la presencia perseverante de estos sujetos agrarios: las 218.868 explotaciones de pequeños productores representan un 65,6% del total de instalaciones agropecuarias del país, y ocupan 23.519.642 hectáreas.