El día que cayó la Unión Soviética
El 31 de diciembre de 1991, hace treinta años, la Unión Soviética dejaba de existir formalmente, corolario de un proceso de derrumbe que venía de tiempo atrás y que tuvo a Boris Yeltsin como último protagonista. En esta nota, el historiador Jorge Saborido recuerda las circunstancias que antecedieron al fin de la URSS y se pregunta por el futuro de un mundo en el que no existe un sistema alternativo al capitalismo.
Setenta años después
El 70° aniversario de la caída de Berlín a manos del Ejército Rojo es una buena ocasión para someter a revisión algunos lugares comunes acerca de la Segunda Guerra Mundial y su desenlace. Especialmente uno, ampliamente difundido por el mundo académico y las usinas mediáticas del pensamiento dominante, según el cual la derrota del Tercer Reich comenzó a consumarse cuando Londres y Washington abrieron el frente occidental con el desembarco de Normandía, arrojando un pesado manto de olvido sobre la decisiva e irreemplazable contribución hecha por la Unión Soviética para destruir al régimen nazi y poner punto final a la guerra en Europa.
El gobierno ruso cree que puede canalizar las protestas y se equivoca
Kai Ehlers entrevistó a Boris Kagarlitsky para el semanario Freitag.
Freitag: Las reacciones al fallo judicial del proceso contra Pussy Riot demuestran que las protestas continúan en Rusia. Pero el movimiento ni es unitario ni dispone de programa. A pesar de todo en los medios occidentales se le concede mucho espacio, ¿por qué?
Kagarlitsky: Por desgracia en Occidente no se entiende lo que verdaderamente está sucediendo aquí en Rusia. Quienes votaron en las elecciones presidenciales de marzo por Putin no son en ningún modo partidarios suyos. A menudo se trata de rusos que odian más a Putin que la propia oposición, pero que tenían miedo de que llegase al poder gente que tomase la misma senda neoliberal por la que Putin ahora anda.