La gesta libertadora del pueblo mendocino en defensa del agua

“El agua de Mendoza, no se negocia”, canta una multitud que va camino a la capital mendocina desde Uspallata, desde el Valle de Uco, desde todos los puntos cardinales de una provincia árida que sabe que el agua que riega sus valles es vida, y que no hay progreso si no hay vida. Avanza la caravana como avanzó en 2019, cuando se intentó modificar la ley 7722 que protege el recurso hídrico, prohibiendo la megaminería a cielo abierto con uso de sustancias tóxicas, que pueden contaminar los cursos fluviales por milenios.

“Con o sin Vale”

El anuncio de la minera Vale de no continuar con su proyecto de explotación de potasio en Mendoza ha sido justificado desde la empresa por problemas de costos y tipo de cambio. Sin embargo, una reasignación de prioridades para compensar las pérdidas a escala global como consecuencia de la caída en la cotización del mineral de hierro parece haber sido la motivación de mayor peso para abandonar el emprendimiento. Hasta aquí, podría pensarse que se trata de un clásico cálculo costo-beneficio por parte del inversor, con criterios de racionalidad económica que, como los de cualquier privado, miden muy poco el impacto social de sus decisiones, pese a que la empresa se comprometa a pagar las indemnizaciones correspondientes y a cancelar las deudas con proveedores. Allí es donde concurre el Estado, en este caso el provincial, para resguardar los puestos de trabajo y asegurar la plena vigencia del proyecto.

Ojos al espacio

Se inauguró en Malargüe, Mendoza, una avanzada antena de seguimiento del espacio profundo, parte de la red de la Agencia Espacial Europea, que permitirá controlar misiones a Marte, Venus y Mercurio. Con ella, se consolida el polo científico internacional iniciado con la instalación, en esa ciudad, del Proyecto Auger, uno de los experimentos físicos más importantes del mundo. A través del Ministerio de Planificación Federal, Argentina participa en el desarrollo y recibe “tiempo de comunicación” para proyectos científicos propios