Artistas, locos y criminales
Mucho calor. Mucha tensión. En la madrugada del viernes 26, en silencio, se concentraban decenas de patrulleros y camiones de transporte de las fuerzas de choque de la Policía Metropolitana. La cita: Amancio Alcorta al 2500, frente al Tomás Ducó, el Palacio, el estadio de Huracán. En el Ducó, exactamente ocho días antes, había entrado una cantidad de barrabravas para apretar jugadores y al mismísimo técnico Juan Manuel Llop, que días después daba un paso al costado. Aquel día, en el vestuario, varios habían avisado al 911. Sin embargo, ninguna comisión policial se presentaba. Curioso. Esta madrugada, de calor y tensión, no había jugadores y Amancio Alcorta estaba atestada de policías armados hasta los dientes.