La reinvención sindical
Fábrica y territorio, trabajo y vida, trabajadores con y sin patrón, trabajadores de la economía popular. Una organización gremial que se expande desde la parte al todo. Crónica sobre las realidades de laburantes ladrilleros que están fabricando un nuevo sindicalismo multiforme.
L a Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (UOLRA) es un sindicato dedicado a encarnar la heterogeneidad: trabajadores con patrón y “sin patrón”, de grandes fábricas y de cachimbos, con salario y sin salario, mensualizados y a destajo, laburantes con patrón oculto, trabajadores migrantes “con papeles y sin papeles”, obreros organizados en pequeñas cooperativas. Su secretario general, Luis Cáceres, tiene una larga militancia política, integra el Movimiento Evita, y se propuso fusionar sindicato y territorio, para instalarse justo en la Confederación General del Trabajo (CGT).
La cuantificación de trabajadores de esta trama opaca y fragmentada arroja números inciertos. En la actualidad se suele afirmar que son alrededor de ciento sesenta mil las familias que viven de la fabricación del ladrillo artesanal. La cantidad de trabajadores de la actividad es muy oscilante. En 2016, el peor año desde 2001, el sector registró una profunda crisis. En 2017 hubo una leve suba con respecto al crítico 2016. Y el 2018 vuelve a paralizar muchos hornos poniendo en riesgo las frágiles economías de las familias ladrilleras.
La conducción actual del sindicato se ha propuesto transformar la cifra anónima en un registro contante y sonante de trabajadores. Es un paso imprescindible para sostener el proceso de organización y recuperación de derechos. Aunque no resulta sencillo llegar hasta los miles de hornos ocultos arrinconados por el extenso territorio nacional, la UOLRA ha logrado presencia en casi nueve mil hornos, registrando a unos treinta y dos mil trabajadores.