Quinto panel de la Semana Social: “Argentina: la relación entre el trabajo y la pobreza”
“Argentina: la relación entre el trabajo y la pobreza”, “Contra la pobreza, más trabajo y menos limosna”, fue la temática del último panel central de la Semana Social 2018, realizada en el hotel Intersur 13 de julio de Mar del Plata, organizada por la Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPAS). Del mismo fueron parte: Hugo Godoy, secretario gremial de ATE; Daniel Menéndez de Barrios de Pie; Gildo Onorato de la CTEP, Graciela Camaño, diputada nacional. Moderó Federico Berardi de la pastoral social y el cierre estuvo a cargo de monseñor. Fernando Maletti, obispo de Merlo-Moreno y miembro de la CEPAS.
Hugo Godoy, comenzó recordando a los familiares del ARA San Juan, de las últimas tragedias de los barcos pesqueros “me conmovió la presencia de Gabriela el viernes –familiar de uno de los tripulantes del buque pesquero desaparecido “El Repunte”-, con lágrimas en los ojos conteniendo su indignación, broncas”. “Estas tragedias están profundamente vinculadas con el trabajo no son accidentes, hay una desidia, una destrucción sistemática de la industria que está derruida y flotas de barcos que tienen más de 60 años; que no se renuevan y eso indica que no hay una política activa a nivel nacional, para que el trabajo se garantice y se prevengan estas tragedias”.
Sobre el lema de la Semana Social 2018 “Democracia, un camino de servicio a los pobres”, manifestó “Quisiera convertir la consigna en una pregunta, no hay democracia plena con 30% de población en pobreza y que padecen hambre en un país rico como el nuestro. Asumamos que la generación de la pobreza es una decisión consciente de los poderosos para condenar a nuestro pueblos y evitar que se desarrollen con autonomía y soberanía. Es tiempo de que abordemos el tema de la riqueza y cómo se distribuye en nuestro país. En la Argentina el problema es la inequidad que se genera”.
“Hay que profundizar la democracia interna, fortalecer las autonomías de pensamiento hacer propuestas y profundizar la democratización del estado. Los males de la democracia se resuelven con más democracia”, reflexionó Godoy
Y luego dijo, “abordamos estos temas en el marco de la firma del FMI y hasta el gobierno lo reconoce: se vienen tiempos más agudos, no es que empezará el ajuste sino que se va a profundizar. La primera afirmación que quiero hacer, es inaceptable que se firme un acuerdo con el FMI y se excluya al Congreso de la Nación porque es el congreso el que tiene que debatir las nuevas deudas que se generen como Nación. ¿No tendríamos que discutir a fondo si queremos una democracia participativa o una dictadura de mercado? Hay intereses de algunos sectores sociales que se benefician de la mayoría, y eso perjudica la democracia”.
Sobre el eje planteado, Godoy remarcó, “hablar de democracia es hablar de trabajo, porque el trabajo tiene dos implicancias: la primera, la edificación de la sociedad; y la segunda es el trabajo como articulador de la organización social. Más de ocho millones de trabajadores precarios y un millón y medio de desocupados en la Argentina. ¿Cómo se resuelve esto? Así como decimos que la pobreza es un hecho producido por los poderosos, decimos que la organización precaria del trabajo es una forma de debilitar la capacidad de los trabajadores. La tercer cuestión tiene que ver con la organización de los trabajadores. No podrá haber democracia participativa cierta si no hay nuevas organizaciones sociales”
“El problema del estado no es un problema de ajuste, sino de generación de recursos. Tenemos que generar un mecanismo de distribución de la riqueza”, enfatizó Godoy.
Daniel Menendez, de Barrios de Pie fue el segundo en exponer en el panel y señaló, “pocas veces nos encontramos dialogando, muchas veces nos encontramos en la resolución de problemas con la gente de la Pastoral Social. Es tiempo de no callarnos y de mostrarnos preocupados, porque lo que está en juego es la nueva oleada de pobreza por las acciones que se vienen realizando”.
“En el mundo del trabajo se consolidó una nueva estructura. Se propone desde los distintos gobiernos que la salida es el asistencialismo como respuesta al precarización del trabajo. Nos condenan a perder ingresos por tanto a perder dignidad. El asistencialismo fracasa. Necesitamos una economía popular que dé respuestas para mejorar ingresos y vivir dignamente. Lo que hay son estrategias originales para sobrevivir al fracaso del trabajo”, reflexionó Menéndez.
Gildo Onorato, representante de CTEP agradeció la participación y señaló “han sido muy fructíferas estas jornadas. En principio se habla del paradigma tecnocrático: efectivamente ahí está el gran problema que hay que resolver. Este paradigma también nos quiere robar a la familia como núcleo primario”.
“El crecimiento económico por sí mismo no resuelve el problema de la pobreza. Hemos creado trabajo donde no había nadie, donde estaba el descarte social, con los nuevos movimientos populares. Y por eso tenemos la certeza de que estamos en el camino correcto, porque fuimos encontrando la solidaridad, la dignidad, la unidad”, manifestó Onorato.
Y para concluir enfatizó, “tenemos que terminar con los subsidios. No puede ser que ganen más con un subsidio que con un empleo, y así muchos no tengan los derechos que tienen garantizados los trabajadores. Advertimos al gobierno que queremos la paz con justicia social”.
Por su parte, la diputada Graciela Camaño, manifestó “habitualmente se produce mucho ruido con las definiciones de la Pastoral Social cuando hay problemas porque la Iglesia siempre dice la verdad. Fue la Iglesia la que dio el primer sacudón social, no sólo con la encíclica sobre los cambios políticos ‘Rerum Novarum’ de 1891, sino también con ‘Quadragesimo Anno’ en 1931”.
“Hoy, estamos a la búsqueda del trabajo decente. Los planes sociales nacen de un discurso perverso para no darle la entidad de trabajadores, sino de vagos. Este sistema se alegra cuando hay despidos”, señaló Camaño y remarcó, “El FMI nos va a llevar a un ajuste mayor del que ya estamos”.
“Está claro dónde está el problema. Tenemos un problema muy serio. La pobreza que nosotros creemos que declarándola de emergencia la resolvemos. Se resuelve con una dirigencia política que la ponga como prioridad”, señaló la diputada, pero aclaró “nosotros no venimos acá a hablar mal del gobierno de turno, porque esto viene de antes, y hay que mirarlo con una mirada universal”.
“Esta Semana Social, toma el concepto de democracia. Y democracia es representación, y esta conlleva dos obligaciones: la del elector y la del político. La democracia corre riesgo cuando el sistema no logra representar las oportunidades de todos”, concluyó Camaño.
El cierre del panel estuvo a cargo de monseñor Fernando Maletti, obispo de Merlo-Moreno quien realizó un repaso por las distintas ponencias señalando que han sido “muy fuertes, contundentes y claras las expresiones de los distintos panelistas. Es como un poliedro con distintos aspectos. Impulsar el deseo de cambio, vivir bien con la madre tierra, defender la tierra y la soberanía alimentaria, combatir la discriminación, poner la ciencia y la tecnología al servicio de los pueblos, entre otras”.
“Estamos en el ámbito de una pastoral de la Iglesia. La Pastoral Social no es una ONG ni una fundación, sino que es la presencia de la Iglesia en el campo de lo social. No nos podemos sustraer a la pretensión de que se transformen las estructuras económicas y lo segundo, la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención pastoral. Mons. Romero decía que la marginación religiosa es la exclusión social más hiriente”, dijo Maletti.
Para finalizar, resaltó los cinco proyectos de ley que fueron mencionados durante las exposiciones precedentes en toda la Semana Social: emergencia alimentaria; integración urbana; infraestructura social; emergencia en adicciones; agricultura familiar.
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episcopado - 24 de junio de 2018