Invasión y violencia

Elena Llorente


No importa si viven en Paraguay, en Brasil, en Colombia, en México, los pueblos indígenas de todo el mundo, y los latinoamericanos en particular, sufren violencias, acusaciones infundadas, la usurpación de sus tierras, el asesinato de sus dirigentes.

Y ellos, aunque no siempre obtienen resultados, lo denuncian, como lo hicieron cuatro indígenas entrevistadas por PáginaI12 en Roma en ocasión del cuarto Foro Mundial de los Pueblos Indígenas realizado en el FIDA. Las cuatro entrevistadas coincidieron en un punto: el principal problema de los indígenas latinoamericanos es la usurpación de sus tierras, donde vivieron siempre, pero de las que no poseen títulos de propiedad. Y los gobiernos no los ayudan, no les dan los títulos para que ellos se puedan defender legalmente.

Liz Carolina Orue Cruzabie es una indígena guaraní de Paraguay. Viene del departamento de Boquerón. Tuvo la suerte de poder estudiar y ahora trabaja en un estudio jurídico en Asunción. Pero no se ha olvidado de sus orígenes y colabora con una organización que defiende a las mujeres guaraníes. “Estamos trabajando en una escuela de formación, porque la mayoría de ellas no saben que están siendo quebrantadas, no saben cuándo están siendo violentadas físicamente y no saben que eso está penado por la ley. No hay conciencia. Hay muy pocas mujeres indígenas que estudian y buena parte de ellas viven en comunidades alejadas de todo, tienen poca información. No tienen luz, no tienen agua. En la ciudad es diferente. Los indígenas urbanos son diferentes de los que viven en el monte”.

Rayanne Cristine Maximo Franca (foto) forma parte de la red de jóvenes indígenas de Brasil. En Brasil hay aproximadamente un millón de indigenas que pertenecen a numerosos pueblos y hablan 374 lenguas distintas, contó. Según ella, los indígenas brasileños están viviendo la invasión de sus territorios porque allí hay muchos recursos minerales. “Y los que violan el derecho a nuestra tierra están violando nuestro derecho a la vida”, subrayó. Contó asimismo que las cosas se han complicado últimamente y están tratando con el Ministerio Público Federal “para que el gobierno nos deje exponer nuestras razones”. “Antes había un ente que se ocupaba de la demarcación del territorio, el FUNAI, Fundación Nacional del Indigena,  dentro del Ministerio de Justicia. Pero ahora ese órgano, que servía para proteger los derechos de los indígenas, ha pasado a depender del Ministerio de la Agricultura. Y el ministerio de Agricultura de Brasil está más preocupado por las grandes empresas que por nosotros”, explicó.

Clemencia Herrera es una indígena de la amazonía colombiana. “En Colombia somos 102 pueblos indígenas que hablan 68 lenguas. Yo soy de la amazonía, hay 56 pueblos indígenas en la zona que hablan las 68 lenguas y más de 300 dialectos”, contó. “El principal problema de los pueblos indígenas en Colombia es la violencia –añadió– que tiene que ver con actores armados que aparecen en nuestros territorios. Pero también los grandes proyectos de minería. Con los acuerdos de paz que se firmaron (entre el gobierno y las guerrillas), al principio el país se tranquilizó pero ahora nuevamente se levantó la violencia que asesina a los líderes sociales, a los líderes indígenas”. Según Clemencia no se trata de traficantes de droga ni de guerrilla. “El mismo Estado es el que está violentando a toda la sociedad a través de diferentes actores, el mismo ejército, la misma polícía. En los últimos seis meses ha empeorado todo, tenemos el nivel más alto de violencia de los últimos tiempos. Y las comunidades indígenas lo sufren, no sólo por el asesinato de sus líderes sino por el hambre, la desnutrición y la muerte de los niños”, concluyó.

Dali Nolasco Cruz, es una indígena nahua de la Sierra Norte de Puebla, en México. Forma parte de una red de mujeres indígenas de México que ayudan a las mujeres que han sufrido violencias. También forma parte de una empresa de economía social y solidaria, Mopampa, cultivan chiles serranos que transforman en salsas secas. “En México uno de los principales problemas es el acaparamiento de tierras, por empresas multinacionales de extracción. Los gobiernos trabajan para un sistema capitalista que sólo está interesado en los recursos naturales que están en territorios indígenas. El número de defensores indígenas asesinados en México es muy alto. Hay muchísima impunidad sobre este tema”, dijo. Dali al mismo tiempo se manifestó optimista sobre la participación de mujeres en eventos como el Foro: “Ver en los espacios internacionales como éste a más mujeres, me da mucho gusto porque habla de que las mujeres estamos siendo escuchadas y es un paso adelante para asegurar más alianzas y espacios para otras mujeres”.

 

Página/12 - 15 de febrero de 2019

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