Plan primavera electoral
El gobierno anunció una serie de medidas para tratar de sacar la economía de la depreflación (depresión productiva con inflación en ascenso) y generar una primavera económica electoral. El carácter electoral del programa no es escondido por el oficialismo, ya que la duración de las medidas anunciadas es de 6 a 8 meses.
El dramático deterioro productivo y social que muestran todos los indicadores y la yapa de una inflación de 4,7% en marzo, parecen haber convencido al oficialismo y su tutor externo (el FMI) que, sin una tregua electoral, sus chances políticas se desvanecían.
El plan primavera electoral tiene 2 grandes ejes. Por un lado, intentar moderar la inflación y, por el otro, impulsar la actividad. Para reducir la inflación se anunció un acuerdo de precios con supermercados y frigoríficos, más un congelamiento de tarifas luego de los aumentos ya pactados. El acuerdo con los frigoríficos es irrelevante, ya que la venta de 120.000 kilos de carne por día es insignificante frente a un consumo interno diario cercano a los 7 millones de kilos en carne vacuna (que supera los 10 millones al considerar otras carnes).
En el caso de los supermercados, el acuerdo de precios tiene bajas chances de éxito. El anuncio fue precedido de fuertes incrementos en los precios de los productos seleccionados, algunos de los cuáles ya estaban ausentes en las góndolas antes de iniciarse el acuerdo (ver apartado Mal arranque del plan “precios congelados”). De esta manera, el “pacto entre caballeros” muestra fisuras en materia de estabilidad de precios y abastecimiento desde el arranque, dejando dudas sobre su cumplimiento, especialmente si la inflación y el dólar continúan su marcha ascendente.
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Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) - abril de 2019