Shock ortodoxo y depreflación
El día después del triunfo en el balotaje, Javier Milei comenzó a dar un giro discursivo en sus propuestas, confirmando la validez del teorema de Baglini: cuánto más lejos se está del poder, más extremas pueden ser las propuestas, y viceversa. La dolarización, enunciada hasta el hartazgo en cada una de las entrevistas del Milei candidato, ya fue descartada para implementar en el corto plazo.
Incluso parece haber quedado totalmente sepultada luego del alejamiento de La Libertad Avanza (LLA) de figuras como Emilio Ocampo y Darío Epstein, y la confirmación como futuro ministro de economía de Luis Caputo. Lo cierto es que ni para el establishment ni para el mercado es una idea seductora, especialmente por no disponer la economía argentina de las reservas internacionales suficientes para implementarla sin generar una previa explosión cambiaria.
La eliminación del “cepo” cambiario el primer día de gobierno fue otra idea descartada por el nuevo presidente. La reducida cantidad de reservas en relación al stock de pesos del sistema financiero argentino se impone como una barrera a cualquier intento de desregular la compra de divisas. Al respecto, Milei repite una y otra vez que el primer paso será resolver la “bomba” de las Leliqs. Los títulos del banco central que hoy son la red que sostiene el sistema de depósitos bancarios, buscarán ser canjeados por bonos del tesoro. Una política que responde más a un berretín monetarista contable respecto a separar el financiamiento del Estado del Banco Central, sin aportar una solución real. La “bomba de las Leliqs” se transformaría en la “bomba de los bonos del tesoro”, en el sentido de que seguiría existiendo una gran masa de liquidez invertida en activos en pesos de corto plazo, siempre dispuesta a pegar el salto al dólar tensionando el mercado cambiario.
Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) - noviembre de 2023