La Argentina malnutrida. Algo más que tensiones entre el Estado, la sociedad y el mercado.

Noemi Girbal-Blacha (Especial para sitio IADE-RE) | La Argentina con un territorio de casi 3 millones de kilómetros cuadrados, presenta históricas y profundas desigualdades regionales y sociales. Semeja un "modelo para armar", en el que está vigente un singular juego de escalas a la hora de emprender su estudio, y del que forman parte importante: el poder político, la ruralidad, la agricultura, el uso del territorio, los actores sociales y el agronegocio.

Todos ellos son sujetos que conforman una red y obligan a cambiar la escala de observación cuando se emprende su análisis e interpretación con perspectiva histórica, en tanto país de marcados rasgos agroexportadores.

La ausencia de una burguesía establecida en las regiones fronterizas del Norte argentino y la Patagonia, la dependencia del poder central de los denominados Territorios Nacionales hasta mitad del siglo XX -con el ejercicio ciudadano limitado- la presencia de población aborigen y las pretensiones de sumarse al modelo agroexportador vigente desde fines del siglo XIX, derivan en un desigual ordenamiento territorial de economías agroindustriales con marcada fisonomía monoproductora (azúcares, vinos, cereales y forrajeras, quebracho, yerbales). Es el preludio de "la consagración de una nueva utopía" del campo argentino,  para dar paso desde fines del siglo XX a  la influencia de los consorcios sojeros -que reemplazan "el granero del mundo"- y a la vigencia de las más duras leyes del mercado, para poder desarrollarse sin reparar demasiado en la afectación que sufre el medio ambiente y también la calidad de vida de la población.

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31 de mayo de 2019

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