Edgardo Form (1950-2021): construcción militante
Comprometido con sus ideas y su tiempo, luchador incansable, dirigente imprescindible, el presidente del IMFC deja un valioso legado para el cooperativismo argentino.
«La batalla cultural de nuestros días encuentra en la doctrina y la práctica de la cooperación un aporte formidable para contribuir a transformar la realidad», escribió Edgardo Form en una nota publicada en Acción en julio del año pasado. Su trayectoria en el movimiento cooperativo supera el medio siglo y con su muerte la economía solidaria con vocación transformadora pierde a uno de sus mejores hombres en esa batalla clave.
Nacido el 18 de febrero de 1950, egresó como maestro de la célebre Escuela Normal de Profesores Nº 2 Mariano Acosta de la Ciudad de Buenos Aires. De hecho, se encontraba desempeñándose como docente en una escuela primaria porteña cuando ingresó al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, en 1970, como auxiliar del servicio de Auditoría, a cargo del recordado Aarón Gleizer. También trabajó durante un breve período en la caja de crédito Urquiza Central, actual filial Villa Urquiza del Banco Credicoop. Desde entonces no cejó un instante en la defensa y promoción de los valores y principios cooperativos aplicados a la transformación social.
Y lo hizo en distintos ámbitos, nacionales e internacionales, construyendo un camino que deja huellas en el Instituto Movilizador y en el cooperativismo argentino. Su vocación docente encontró un cauce cuando, entre 1974 y 1984, se desempeñó como coordinador del Centro de Trabajo Buenos Aires de Idelcoop, la Fundación de Educación y Asistencia Técnica del Instituto Movilizador. Y luego, durante dos años, entre 1984 y 1986, fue subdirector del entonces periódico Acción. Esta no fue su única experiencia en el ámbito de la comunicación. Además de colaborar en forma permanente con Acción, desde 1990 integró el equipo de voces del IMFC que realizan los microprogramas radiales que se emiten en todo el país y condujo el programa Desde la Gente, con once años de presencia ininterrumpida en el aire, dedicado a la economía solidaria, que se emite actualmente por AM 770 Radio Cooperativa. En una entrevista brindada al Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito en 2001, Form señalaba el rol vital que tuvieron esos envíos y a todas las iniciativas culturales desplegadas por el IMFC, especialmente en la década de 1990. «Procuramos durante ese lapso ampliar nuestra llegada al público en general con el mensaje cooperativo porque la década del 90 fue un momento de una intensa confrontación de ideas, se buscó instalar un pensamiento único y creímos conveniente desde el IMFC confrontar con ese enfoque. Y por ese motivo pusimos en marcha los programas radiales que comenzaron a salir al aire en octubre de 1990, con el criterio de que en menos de tres minutos pudiéramos cubrir distintos espacios en todo el país y dar una opinión alternativa a la opinión predominante que sostenía que había que propiciar el Estado mínimo, la privatización de las empresas públicas, era un momento en que los comunicadores del sistema difundían esas ideas». La tarea, expresaba Form, era dar la pelea clave, la que Floreal Gorini definió como «la batalla cultural». «La radiofonía, la televisión –a la que todavía no tenemos acceso– la prensa escrita, la literatura, el teatro, las charlas, los encuentros, son herramientas de la batalla cultural», expresaba Form.
En el IMFC desempeñó además importantes roles de conducción: desde 1986 hasta 2001 fue sucesivamente gerente de Relaciones Institucionales y subgerente general institucional, y luego pasó a ejercer la Gerencia General hasta que la asamblea general del IMFC, celebrada en Rosario, lo designa el 17 de octubre de 2015 presidente de la entidad, cargo que ejerció hasta su fallecimiento.
En representación del Instituto ejerció la presidencia de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (COOPERAR) entre 2007 y 2011. Y volvió a la máxima entidad del cooperativismo urbano en el país elegido vicepresidente 1° en 2015, secundando a Ariel Guarco, quien luego fue electo titular de la Alianza Cooperativa Internacional. Como parte de su labor en el ámbito internacional, participó en conferencias y asambleas de la ACI Américas en Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay, Puerto Rico y Uruguay, así como encuentros de la ACI mundial, entre ellos, el que se celebró en Kuala Lumpur, Malasia, en 2016, cuando se designó por primera vez en la historia a un argentino, Ariel Guarco, como líder de la organización. De regreso de aquel acontecimiento, Form decía en Acción que «la humanidad está viviendo una encrucijada de extrema complejidad. Se pensaba que el siglo XXI iba a ser de paz, de convivencia fraterna entre los pueblos y lo que vemos es que hay una crisis económica mundial sostenida de la cual no se termina de salir; pronósticos pesimistas en cuanto a la evolución de la generación de riquezas; conflictos armados, religiosos; etcétera. En ese contexto el cooperativismo tiene que demostrar que no solo hace falta, sino que es posible organizar la economía con un sentido democrático; es decir, democratizar la producción de bienes, de servicios e impulsar la redistribución de la riqueza. De modo tal que esta nueva gestión al frente de la Alianza también habrá de contribuir a ese debate contemporáneo. Es necesario pasar de un modelo en el que unos pocos concentran la riqueza casi del conjunto de la humanidad a un modelo que distribuye, que reparte, que integra y que dignifica el trabajo».
Form integró y fue uno de los impulsores del Partido Solidario, creado, según relató en el libro Un constructor, «por un conjunto importante de dirigentes que hemos participado toda la vida, o buena parte de nuestras existencias, en el movimiento cooperativo». En ese contexto fue candidato a legislador por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y resultó electo para el período 2011-2015. En su paso por la Legislatura impulsó diversas iniciativas parlamentarias relacionadas con el movimiento cooperativo y recibió el reconocimiento de la revista Semanario Parlamentario por su labor en el recinto. Los dos proyectos más destacados de su gestión fueron la creación del capítulo porteño de la Red de Parlamentarios Cooperativistas y la modificación parcial del Código Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por la cual se exime del Impuesto a los Ingresos Brutos a las cooperativas de trabajo y de vivienda localizadas en la CABA.
También integró el Consejo de Presidencia de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y fue dirigente voluntario de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA.
Siempre involucrado en los debates de su tiempo, fue una de las voces más salientes en la defensa del sector cooperativo. «La economía solidaria es incompatible con el pensamiento neoliberal», dijo en 2018, en uno de los actos en el que entidades solidarias se manifestaban contra el intento de gravar con el impuesto a las ganancias a cooperativas y mutuales. En la conmemoración del Día Internacional de las Cooperativas del año 2019, celebrado con un gran acto en la Sala Solidaridad del CCC, señalaba, respecto del carácter social que tienen las cooperativas: «No alcanza con enumerar los principios y valores una vez al año en un acto y después olvidarnos de las pautas orientadoras de la gestión cooperativa. Vivimos en un contexto donde predomina la competencia despiadada y la búsqueda de la máxima ganancia, el riesgo es que en la conducción cotidiana dejemos de lado los valores y principios. El gran desafío es ser coherentes en la conducción de nuestras empresas asociativas y solidarias».
Un gran compañero
«Quiero quedarme con el ser humano cálido, entrañable. Edgardo tuvo todos los atributos de un gran compañero, de un gran dirigente, de un militante de las 24 horas, que siempre tenía su responsabilidad por encima de cualquier otra cosa», reflexionó Carlos Heller, presidente del Banco Credicoop y diputado nacional. «Tenía convicciones firmes e inclaudicables –añadió el dirigente cooperativista– que le permitían defender al movimiento cooperativo en el plano local e internacional con toda la firmeza y la convicción con las que hay que actuar».
Por su parte, Juan Carlos Junio, director del Centro Cultural de la Cooperación, señaló que «para todo el movimiento cooperativo es una enorme pérdida. Edgardo fue un luchador desde que era estudiante secundario, un luchador cooperativista, un militante político comprometido con las causas humanistas, solidarias, con una perspectiva revolucionaria, para enfrentar un cambio progresista de la sociedad».
Form se consideraba un discípulo de Floreal Gorini. «Los años que tuve el honor, la suerte, la dicha de conocerlo y de escucharlo, fueron de aprendizaje permanente», recordaba. Casado con Rut, padre de cinco hijos, Edgardo Form deja la huella de un fecundo camino en el cooperativismo y también la de un hombre bueno, que, no obstante las grandes responsabilidades que implicaba su labor, jamás dejaba de lado la cordialidad en el trato y solía hacer gala de un gran sentido del humor, otra de sus marcas registradas. Un dirigente imprescindible, comprometido con sus ideas y su tiempo.
Acción | 9 de noviembre de 2021