Competir sin primarizarse

El Gobierno sostendrá “un tipo de cambio diferencial” para seguir apoyando la competitividad industrial sin caer en “la tentación de la primarización”. Dólar alto para la industria, con retenciones para el agro. El sostenimiento de un tipo de cambio competitivo es una de las bases sobre las que se sustenta el Plan Estratégico Industrial 2020, para evitar “la tentación de la primarización de la producción derivada de la mejora en los términos del intercambio”, indica. En la medida en que se respeta el tipo de cambio alto, el sector agropecuario, de mayor competitividad en relación a la industria, obtiene sobreganancias. Ante ello, el Gobierno asegura que sostendrá un “tipo de cambio diferencial”, que implica continuar con la política de retenciones a las exportaciones. La premisa de sostener un tipo de cambio competitivo supondría, para los próximos meses, instrumentar una política más eficaz de contención de los precios o aplicar un suave deslizamiento del dólar. La discusión sobre la competitividad del tipo de cambio se agudizó a partir de la imprevista depreciación del real que aplicó Brasil. Con el dólar planchado en Argentina, ese movimiento supuso una caída del tipo de cambio multilateral, medida relevante para evaluar la competitividad industrial, ya que compara el valor del peso frente a las distintas monedas de países que son socios comerciales. En esa canasta de monedas, el real tiene una incidencia del 30 por ciento. Según datos de la consultora que dirige el economista Miguel Bein, el tipo de cambio multilateral actualmente está un 50 por ciento por encima del nivel que mostraba en diciembre de 2001, cuando el peso se encontraba muy apreciado, después de una década de convertibilidad. Si se compara sólo frente al real, el tipo de cambio bilateral es el doble del valor en que se encontraba en el estallido del “1 a 1”. “En realidad ya no importa tanto la comparación frente a 2001 sino la foto, que dice que con este tipo de cambio la cuenta corriente está en equilibrio, mientras que la economía crece al 7 por ciento. El tema es poder sostener esta situación”, explicó a este diario Ramiro Castiñeira, de Econométrica. La apreciación del peso se explica en Argentina por el aumento de los precios internos, mientras que en Brasil esa tendencia, ahora revisada, responde a la baja del tipo de cambio nominal. El camino de la apreciación del peso podrá reducir el alza de precios y aumentar los salarios en dólares, aunque para la industria y la sustentabilidad económica es altamente perjudicial. Implicaría resignar producción nacional (y empleos) frente a la competencia extranjera y tener que recurrir al endeudamiento para tapar el bache en las cuentas externas. Ese riesgo y la opción por el tipo de cambio competitivo quedó plasmado en el Plan 2020, diseñado por el Ministerio de Industria en conjunto con cámaras empresarias, entidades sindicales y universidades. “Es fundamental continuar manteniendo, como hasta ahora, un dólar competitivo y diferencial que acompañe el crecimiento exportador y que sirva para contrarrestar la `tentación de la primarización de la producción derivada de la mejora en los términos del intercambio`”, indica el documento oficial. Agrega que el tipo de cambio competitivo “se enmarca en otorgar incentivos a las inversiones productivas locales e internacionales en lugar de las inversiones de corto plazo y en una reducción en los movimientos especulativos de divisas”. Más allá de la tensión cambiaria por la depreciación del real, hay relativo consenso entre economistas sobre lo esencial que es para el nivel de actividad interno que Brasil crezca, por encima del “efecto precio” dado por el tipo de cambio. El efecto colateral, paradójico, es que la mayor demanda de Brasil deteriora el resultado comercial, ya que incentiva la producción de bienes que contienen partes brasileñas (como los autos). El Plan 2020 indica que “el superávit comercial permite la generación de divisas genuinas que otorgan independencia económica a través de poder sostener altas tasas de crecimiento sin crisis de balanza de pagos. Al mismo tiempo, evita el endeudamiento externo con el consecuente peso de los pagos de deuda, y de esta forma, limita la volatilidad del tipo de cambio ante movimientos especulativos de los mercados internacionales”.

Publicado en Página/12 el día 6 de octubre de 2011

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