Acerca de la corrupción

Aldo Ferrer
El debate actual sobre la corrupción es bienvenido y revelador de la importancia de la democracia y de la libertad de prensa para informar y resolver cuestiones de interés público.

Se trata de un problema que tiene manifestaciones diversas, viene de lejos y se presenta prácticamente en todas partes. Tiene consecuencias importantes sobre las economías nacionales y las relaciones internacionales. Simultáneamente con la globalización de las redes de producción, comerciales y financieras, también se ha globalizado la corrupción, siendo sus manifestaciones más importantes el narcotráfico, el lavado de dinero y el tráfico de armas.

La cuestión tiene consecuencias graves sobre la actividad económica y el bienestar social y ocupa, por lo tanto, la atención del análisis económico. Es así necesario que la corrupción sea ubicada en contexto, para alcanzar interpretaciones correctas y respuestas efectivas.

La resolución del problema requiere fortalecer las instituciones de la democracia y los órganos de control para identificar y reprimir los delitos vinculados a la corrupción. Los orígenes, tipología, prevención y represión de la misma deberían ser objeto de un estudio contínuo. En el plano universitario, convendría establecer cátedras sobre la materia, prácticamente en todas las carreras, visto que la cuestión compromete múltiples esferas de la actividad social. Convendría también establecer estudios de posgrado para el tratamiento sistemático de los alcances globales de la cuestión, su historia, el análisis comparado de países, la tipología, la prevención y la represión.

Antecedentes

En la actualidad y en el pasado, se advierte que la corrupción no es un problema reducido a los países ricos, a los de desarrollo intermedio o los periféricos. Se presenta en todas partes. En el caso de los Estados Unidos, por ejemplo, ocurrió en escándalos financieros recientes y, a lo largo de su historia, en la colusión de intereses públicos y privados, como sucedió con los célebres robber barons o con el aparato militar e industrial denunciado, en su último discurso, por el Presidente Eisenhower. En China, se reprime con la pena máxima, a sujetos incursos en el delito de corrupción y, en la República de Corea, un ex Presidente fue condenado a muerte por la misma causa. El problema se plantea tanto en economías de lento crecimiento, como las de América Latina, como en las emergentes de Asia, de más rápida expansión.

Las relaciones internacionales han sido frecuentemente portadoras de la corrupción de las grandes potencias como sucedió, por ejemplo, en el siglo XIX, en las dos célebres guerras del opio de Gran Bretaña, acompañada en la segunda por Francia, contra China, para abrir su mercado interno a las importaciones de opio. En la actualidad, de verificarse las sospechas, existe relación entre conflictos en Medio Oriente e intereses petroleros.

Tipología

Dada la diversidad de situaciones y formas en que se expresa el delito de la corrupción, puede intentarse una tipología del problema. Cabe distinguir, así, entre la corrupción cipaya y la vernácula. La primera, suele suceder en países de débil densidad nacional, en los cuales, se enajenan activos a intereses extranjeros, en el marco de operaciones dolosas. La segunda, tiene principalmente lugar, en los países avanzados y en los emergentes de rápido desarrollo, de sólida densidad nacional, en los cuales, los corruptos reciclan sus lucros en la propia economía nacional y el poder sigue concentrado en manos locales.

Se puede distinguir también, entre la corrupción circunstancial y la sistémica. La primera se configura en maniobras vinculadas a operaciones puntuales, su modalidad más notoria es la “coima” y consiste en el soborno, por un precio, de quien tiene autoridad de disponer de un activo o un servicio, que no le pertenece. La sistémica consiste, principalmente, en adoptar decisiones y políticas que generan rentas privadas espúrias, no necesariamente ilegales ni directamente redituables para quien las adopta, que perjudican el interés público. En el caso argentino son ejemplos notorios de corrupción sistémica, la imposición de un tipo de cambio sobrevaluado y la desregulación de los movimientos de capitales que culminaron en el endeudamiento hasta el límite de la insolvencia, generaron una masa gigantesca de rentas especulativas y fuga de capitales y deterioraron el aparato productivo y la situación social. En los países avanzados y en los emergentes, con fuerte densidad nacional, la corrupción es generalmente circunstancial ya que, en tales países, por definición, la política económica tiende a promover el desarrollo y a defender los intereses nacionales. En los países subdesarrollados, de débil densidad nacional, suelen coexistir ambas, siendo la sistémica, mucho más depredatoria que la segunda.

Una tercera categoría, diferencia entre la corrupción pública y la privada. La primera compromete a funcionarios públicos y la segunda a actores privados. Ambas son las dos caras de una misma moneda. Recuerdo, al respecto, una frase que le escuché en un discurso, en 1945, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, al dirigente socialista Carlos Sanchez Viamonte. Dijo: “a este país si hay alguien que lo compra es porque hay alguien que lo vende”. También existen casos de corrupción en transacciones entre particulares.

Puede distinguirse, por último, entre la corrupción globalizada inserta en redes delictivas trasnacionales (como, por ejemplo, el lavado de dinero) y la endógena, vinculada a hechos y políticas producidos dentro de las fronteras nacionales.

Malos entendidos

El estudio de la corrupción debería ocuparse, asimismo, de aclarar una serie de malos
entendidos, como los siguientes:

La corrupción es la causa principal del subdesarrollo. En la realidad, todos los países industriales y emergentes, registran hechos notorios de corrupción. No hay evidencias cuantitativas concluyentes que, en esos países, el problema sea menor que en los subdesarrollados aunque sí, en estos, las consecuencias son mas notorias y nefastas por la pobreza y la desigualdad prevalecientes. Además, como en estos países es donde tienen principalmente lugar la corrupción cipaya y la sistémica, sus consecuencias, sobre el desarrollo y el bienestar, son de más vasto alcance.

La Argentina es un país particularmente corrupto. El problema es aquí mayor que en algunos países y menor que en otros, pero no es un problema que singularice a nuestro país.

El accionar del Estado es inherentemente corrupto.Las evidencias revelan que existen organizaciones del estado y funcionarios públicos, aquí y en el resto del mundo, transparentes y honorables.

El empresario industrial argentino es más corrupto que el extranjero o que el productor agropecuario. La mayoría de los emprendedores argentinos (de la industria y del campo) y extranjeros, es seguramente honorable. Los casos de corrupción se pueden encontrar en una u otra parte.

La estrategia

Cuanto más se conozca el problema, más eficaces serán las medidas de prevención y represión de la corrupción. Probablemente nunca se lograra erradicar totalmente el problema. El objetivo alcanzable es reducirlo a la mínima dimensión posible.

Es preciso enfrentar el problema en todas sus manifestaciones. Cada tipo de corrupción puede ser atacado con medidas focalizadas. Por ejemplo, la corrupción cipaya y la sistémica deben ser enfrentadas con la solidez de los equilibrios macroeconómicos, la creación de espacios de rentabilidad para que el lugar más rentable y seguro para invertir el ahorro interno sea la Argentina y políticas que defiendan el interés nacional. La corrupción circunstancial, vernácula, endógena, publica y privada, con la transparencia y la justicia. Y la corrupción globalizada movilizando a fondo la cooperación internacional.

Es preciso ubicar la lucha contra la corrupción en el marco de estrategias de desarrollo que movilicen el potencial del país, defiendan los intereses nacionales y promuevan la equidad y el bienestar. De otro modo, seguiríamos sometidos a los problemas que promovieron la corrupción, al mismo tiempo que frustraron el desarrollo de la Argentina y debilitaron el ejercicio de su soberanía.

-Aldo Ferrer, fallecio el 8 de marzo de 2016. Fue Profesor Titular de Estructura Económica Argentina. UBA

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