Aniversario de la ley Brisa: poner el dinero donde están las promesas
El 4 de julio se cumplen 3 años de la sanción de la Ley “Brisa” 27.452, que establece una reparación económica para lxs menores de 21 años cuando algunx de sus progenitores resulte víctima fatal de violencia intrafamiliar y/o de género. El monto mensual es equivalente a un haber jubilatorio y compatible con otras prestaciones sociales, como la Asignación Universal por Hijx (AUH).
Según datos de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, fueron 640 lxs niñxs y adolescentes que entre 2018 y 2020 tuvieron madres víctimas de femicidio. Para gestionar el subsidio, los organismos que intervienen en recursos y trámites administrativos son el Ministerio de Desarrollo Social y la ANSES. Por su parte, el Ministerio Nacional de Mujeres, Géneros y Diversidad (MinGen) acompaña durante el proceso, coteja la información y monitorea los pagos. Además de tener una intención reparatoria, esta ley reconoce la responsabilidad del Estado en materia de violencia de género.
Los avances en el plano legislativo son innegables. Hay un amplio abanico de leyes sancionadas en los últimos 20 años que demuestran cómo el Estado puede estar presente y generar acciones claras que contribuyan a mejorar la desigualdad presente en nuestra sociedad y respondan a las demandas que resuenan en las calles. En el último año se destacan conquistas que llevaron años de lucha, como la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la Ley de Cupo laboral travesti-trans.
Sin embargo, sabemos que la igualdad formal no es garantía de igualdad real. En un contexto donde las crisis por el coronavirus continúan afectando en mayor medida a las mujeres, es necesario que los recursos se asignen a proyectos concretos y acabados. La actividad estatal y los recursos asignados a las políticas, incluyendo aquellos organismos específicamente pensados para mitigar los efectos negativos de la desigualdad de género, se pueden monitorear a través del Presupuesto Nacional.
Si ordenamos a todos los Ministerios Nacionales según su ejecución presupuestaria – del que más gastó en relación a la cantidad de dinero que disponía, al que menos-, el Ministerio de Géneros y Diversidad (MinGen) está en último lugar: un 13% del presupuesto que tenía había sido gastado hasta comienzos de junio. Teniendo en cuenta que en promedio un Ministerio suele ejecutar alrededor de 40% en la primera mitad del año, el MinGen viene gastando a un ritmo más lento del esperado. A su vez, se encuentra muy por debajo del 55% que gastó el Ministerio de Desarrollo Social los primeros cinco meses del año, siendo este el Ministerio que está primero en el podio de ejecución de presupuesto.
A continuación, revisaremos la composición del presupuesto del MinGen y las principales acciones que lleva adelante la cartera que posee el 100% de sus programas etiquetados como Presupuesto con Perspectiva de Género (PPG), es decir, como gastos que se consideran tendientes a cerrar brechas de género.
Nunca me das tu dinero, solo me das tus papeles raros
A través de agencias como el MinGen y la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género (DNEIyG) se han llevado adelante políticas con perspectiva de género como el Plan Acompañar para las víctimas de violencia de género, o el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Es así como los feminismos han logrado, a través de su institucionalización, crecer fuertemente en el plano discursivo. Sin embargo, si bien éstas son conquistas que hay que celebrar, también es importante aclarar que los resultados sustantivos se observan a medida que se asigna presupuesto, este presupuesto se ejecuta y las metas se cumplen.
El crédito inicial que le fue otorgado al MinGen alcanzó los $6.205.000.000, una cifra que fuera de contexto parece astronómica,pero que es la más baja en comparación al resto de los Ministerios y que, aproximadamente, equivale a $250 por mujer. El presupuesto de este Ministerio cuenta con 5 programas y 15 actividades. Los programas son la vía a través de la cual los organismos categorizan un conjunto de servicios que prestan a la ciudadanía. Las actividades, en cambio, son la desagregación de un programa en acciones más puntuales.
Todos los programas están etiquetados como PPG. Las actividades que resaltan en términos de ejecución son:
- Acciones de Fortalecimiento de la Línea 144 con un 48%.
- Acciones vinculadas al programa GENERAR que ejecutó 40%
- Acciones de Ayuda Urgente para Familiares de Víctimas de Femicidios, Transfemicidios y Travesticidios con 35% de ejecución.
Por otro lado, hay dos actividades que, habiendo pasado más del 40% del año, sólo ejecutaron un 8% de su presupuesto:
- Acciones de Protección contra la Violencia por Razones de Género
- Acciones vinculadas con el Programa ACOMPAÑAR
En este sentido, es importante considerar que si decimos que para que un programa funcione necesita de cierta cantidad de pesos, pero ese dinero no se gasta (es decir, no se ejecuta), algo está pasando. De todas formas, cabe tener en cuenta que el dinamismo siempre está presente en las políticas públicas. La subejecución no implica necesariamente que el programa haya sido abandonado. Puede suceder que no esté operando como era previsto, que no le hayan otorgado el “permiso” para gastar desde el Ministerio de Economía, o bien, que tenga un esquema específico de gastos que no sean homogéneos todos los meses (por ejemplo puede pasar que los programas vinculados a ciertas obras públicas se ejecuten más en verano y menos el resto del año).
Es ceder cada vez de más
Las políticas públicas pueden llevarse adelante a través de distintos instrumentos, como las regulaciones, los apoyos económicos o la difusión de información, incluso combinarse entre ellos. Las que buscan atacar la desigualdad de género pueden pensarse como redistributivas, es decir, buscan modificar condiciones iniciales de desigualdad- o pueden ser de reconocimiento cuando su objetivo es atacar las injusticias culturales. Las políticas de reconocimiento funcionan como plataforma para impulsar las redistributivas: ambas tienen que complementarse para lograr un abordaje integral del problema público. El lugar central que se le da a explicar por qué se hace lo que se hace tiene que ver tanto con reconocer las raíces estructurales de la desigualdad como con establecer consensos entre distintos actores involucrados.
No obstante, existe el peligro de que la política se estanque en esa etapa y no avance sustantivamente produciendo bienes y servicios para modificar la situación material. Con 1 femicidio cada 39 horas, 11% de mujeres desocupadas y más de 100.000 llamadas al 144 en 2020, el Ministerio debería saber que la ejecución de sus programas es fundamental para el bienestar de las mujeres en Argentina.
Un programa que impulsa la ejecución presupuestaria del MinGen es el nuevo Programa Nacional GENERAR. Alineado con el objetivo ministerial de promover la jerarquización de áreas de género y diversidad a nivel federal, busca promover la institucionalización del abordaje de la desigualdad de género a nivel provincial y municipal. En paralelo, recordemos que el Sistema Integral de Cuidados, una demanda principal de los activismos feministas, comenzó a tratarse a comienzos del año pasado con la creación de la Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado y la Comisión Redactora del anteproyecto de Ley. Un documento recientemente publicado, que enumera 100 acciones en materia de cuidados impulsadas desde los organismos que la componen, enumera todos los tipos de instrumentos que mencionamos al principio: campañas de sensibilización, bonos extraordinarios en el marco de la pandemia y producción de información para el diagnóstico, entre otras. Celebramos la amplitud del accionar estatal y la clara transversalidad que las medidas expresan, aunque esperamos que se acentúen, concreten y perduren en el tiempo.
Con una ejecución apenas mayor al 50% para el año pasado, y 13% para los primeros 5 meses del año, nos preguntamos, ¿por qué el gasto no es más alto? ¿podría serlo?
Sin dudas, la jerarquización de la agenda de género para este gobierno es mayor en comparación con gobiernos anteriores. Podemos decir que gracias a años de lucha de los movimientos feministas y la interpretación de los actores institucionales, la permeabilidad de este gobierno para recibir nuestras demandas es cada vez más alta. Sin embargo, aún resta concentrar mayores esfuerzos en apoyar las acciones que impulsa el MinGen y poner el dinero donde están las promesas. Esto no solo depende del Ministerio, sino de todo un aparato estatal que debe modernizarse y gobernar más efectivamente para las mujeres y el colectivo LGBTIQ+.
Economia Feminita - 5 de julio de 2021