Cambian los instrumentos, sigue la bicicleta

CEPA

 

El pasado martes 9 de enero, luego de una gran expectativa generada a partir de la modificación de la meta de inflación prevista para 2018, el BCRA resolvió una reducción cosmética de la tasa de política monetaria (el centro del corredor de pases a 7 días) de tan sólo 75 puntos básicos, ubicándola en un 28%.

Aquella revisión al alza de la meta de inflación para 2018, se dio en un marco de incumplimiento de la meta para 2017, en virtud de una inflación acumulada en el año pasado de 24,8% a nivel nacional y 25% en el GBA (INDEC-IPC), contrastante con únala meta fijada que tenía un piso de 12% y un techo del 17%. Es decir que la inflación observada más que duplicó el piso de la meta, superó en 5,8 puntos porcentuales al techo, y se suma al incumplimiento en 2016.

Ello, sin dudas, puso en discusión la credibilidad del esquema de metas propuesto por el Gobierno. En efecto, lo que está en el centro de la escena es la pérdida de credibilidad de la política monetaria impulsada por el BCRA bajo la presidencia de Federico Sturzenegger.

Antes de la revisión de la meta de inflación prevista para 2018 (la anterior -prevista por el BCRA- era del 10% ± 2 p.p. y la actual -prevista por el Poder Ejecutivo- es del 15%) lo esperable era que, ante una meta de difícil cumplimiento, se profundizara en este nuevo año el sesgo contractivo de la política monetaria encarada por el BCRA.

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Centro de Economía Política Argentina (CEPA) - enero de 2018

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