China, la batalla de fondo es la mayoría de edad del yuan

El sustantivo China significa centro. Si se le agrega el concepto imperio, se tiene una idea adecuada de hacia donde se ha encaminado el gigante asiático en este presente. Pero es un déjá vu. China ya era imperio a comienzos del siglo 19, cuando cumplía su novena centuria como primer centro manufacturero. En el medio de ese extenso recorrido sucedió todo lo que hemos estudiado en historia, incluyendo el descubrimiento de América. Los chinos eran los más ricos entre los ricos ya en el 1700 según el insospechable Adam Smith.

China y sus políticas zigzagueantes

China es gobernada por un partido que se llama a sí mismo comunista, pero su realidad económica es de capitalismo rapaz y amiguista. Y todo el mundo ha estado suponiendo que los gobernantes del país saben más que lo que dicen con su ocasional retórica socialista.

Sin embargo, sus políticas zigzagueantes de los últimos meses son inquietantes. ¿Es posible que después de todos estos años Pekín siga sin entender cómo funciona esa cosa llamada "mercados"?

El juego del yuan

La República Popular China modificó la paridad cambiaria del renminbi o yuan (moneda del pueblo) al devaluarla en poco más del 4 por ciento. Fue la mayor variación del tipo de cambio desde que el gigante asiático estableció en 1994 su sistema de flotación de la moneda. Desde entonces China escaló rápidamente de ser la octava a la segunda potencia económica mundial, a un paso de desplazar del trono a Estados Unidos. El sorpresivo movimiento cambiario derivó en las tradicionales advertencias sobre su impacto negativo en la economía argentina. En realidad, para la mayoría de los economistas que circula por los grandes medios cualquier acontecimiento local o internacional siempre es malo para las perspectivas argentinas.

China real

Puntos más, puntos menos, la Bolsa china subió el 150 por ciento en un año y cayó 30 puntos en un mes, volatilizando 2,5 billones de dólares. El movimiento, impactante como siempre que se habla de números chinos, motivó algunas reflexiones predecibles. Para los pensadores de izquierda se trata de una nueva señal, ahora sí, de la crisis capitalista global ya expresada en Grecia y que sólo llegará a su fin con un cambio de sistema. Para los de la derecha, de un nuevo caso del exceso de incentivos públicos. Antes que buscar el justo medio, acercarse a la realidad implica mirar la economía real, mejor dicho ir de lo real a lo financiero y no al revés.

Santiago de Chile: la plaza financiera del yuan en América Latina

Durante su visita a Brasil, Colombia, Perú y Chile, el primer ministro Li Keqiang, abonó la influencia de China en América Latina a través del cumplimiento de 2 metas fundamentales: la transformación del mapa económico de la región para apuntalar el protagonismo de Asía-Pacífico, y el impulso del yuan en territorio sudamericano a través de Santiago de Chile como plataforma.

Rumbo al este

Se estima que hoy viven en Asia Pacífico unos 500 millones de habitantes de clase media, y que en 2030 esa cifra se habrá multiplicado por seis, hasta 3200 millones. China lidera el fenómeno, pero India tendrá un porcentaje relativo mayor de aumento (además, pasará a ser el país más poblado del mundo, desplazando a los chinos al segundo lugar) y la escena se replica en Indonesia, Vietnam, Filipinas, aun en Corea del Sur y otros países del área. Incluso en Japón, que ya completó bastante su mutación demográfica.

China, Asia oriental y el mundo del siglo XXI*

Situadas en las antípodas de América latina, y del Cono Sur en particular, China y Asia oriental atraen con mucha razón una atención creciente de los observadores de temas internacionales del mundo entero. Esto se debe a la vez a su importancia económica y geopolítica en auge rapidísimo durante las últimas décadas y a las múltiples lecciones que estos países ofrecen, especialmente sus combinaciones en general exitosas de fuerte acción estatal y mercados dinámicos, sin contar la fascinación secular de Occidente con las brillantes civilizaciones del Extremo Oriente. Para América latina y el Caribe, como para Asia oriental y buena parte de África y del resto del mundo, China se fue afirmando en años recientes como un socio comercial de primerísima categoría, en muchos casos, como en los de Brasil y Chile, como primer mercado de exportación.

La construcción de una relación desarrollista

Los acuerdos recientes con China complementan el marco regulatorio de la relación bilateral. Los resultados para nuestro país de las crecientes relaciones con esa nación dependen, esencialmente, de nuestras propias decisiones. Argentina tiene y tendrá la China que se merece, en virtud de la eficacia o insuficiencia de sus políticas para impulsar el desarrollo, la cohesión social, mantener los equilibrios macroeconómicos y, en definitiva, fortalecer su soberanía.

Sombras chinescas

La oposición del Grupo Techint a los acuerdos con China firmados por el gobierno de CFK, activada públicamente cuando filtró a la prensa un superficial informe técnico de la UIA el mismo día de la rúbrica de los convenios en Beijing, está motivada por intereses vinculados con su propio negocio y con una decisión política sobre cómo quiere que sea el manejo de la economía del país. Para los principales ejecutivos del grupo con sede en Luxemburgo no es como lo ha estado haciendo el kirchnerismo y sí como se ha comprometido gran parte de los referentes económicos de líderes de la oposición si son gobierno a partir de 2016, en su ordenado desfile en cuanto evento corporativo se presente. La movida de Techint en la UIA tomó por sorpresa a un sector de los empresarios, unos de viaje en China festejando los acuerdos y otros de vacaciones. Rápida fue la reacción de ese grupo que, si bien reconocen y respetan –en otros ámbitos se lo denominaría temor– el peso relativo del conglomerado de la familia Rocca, también tienen interés especial en los negocios que se les abren en el inmenso mercado asiático, como también con las inversiones chinas en el país.