Las enseñanzas del vecino

Estimado lector: a cuántos políticos y analistas vernáculos habrá escuchado decir «tenemos que hacer como Brasil». Estos analistas presentan como el mayor logro de la política económica, la obtención del Grado de Inversión (GI), que significa una nota alta por parte de las calificadoras de riesgo. Sí, leyó bien, el GI lo determinan esas mismas calificadoras que dieron la máxima nota de seguridad a esos activos «tóxicos» que provocaron la crisis financiera global de 2007.

Crisis del sistema-mundo

“La multifacética crisis del sistema-mundo: Una mirada crítico-prospectiva a su impacto en Nuestra América” es el nombre del documento elaborado a partir del taller internacional realizado en la Ciudad de México, del 9 al 11 de marzo de 2015, con la participación de una veintena de intelectuales nacidos o actualmente residentes en países de América Latina y el Caribe.

La “ley de Murphy” también afecta al Imperio

Las economías del capitalismo avanzado no logran salir del atascadero en que cayeron a partir de la crisis financiera y económica del 2008-2009. Los gobiernos de esos países, sometidos al poder de la plutocracia que controla los monopolios financieros, industriales, comerciales y demás sectores, muestran una total incapacidad y confirman, con la terquedad con que aplican las políticas de austeridad, como es tan claro en la Unión Europea (UE) y otros países. el fin del sistema político que caracterizó la “civilización industrial”.

¿Qué es hoy una potencia nacional? El caso del poder económico de los EEUU

No se ha debatido sobre los datos sobre los que habría que debatir. El modo tradicional de conceptualizar el poder nacional ha sido atender a la llamada contabilidad nacional (sobre todo, al PIB, pero también a la balanza comercial, a la deuda nacional, a la participación nacional en la producción industrial mundial, etc.) y compararla con la de otras naciones. Pero en la era de la globalización, y en la medida en que las mayores empresas transnacionales del mundo realizan ahora vastas operaciones por todo el globo, esa ecuación entre contabilidad nacional y poder nacional comienza a resquebrajarse.

Las contradicciones del capitalismo

David Harvey es profesor de Antropología y Geografía en el Graduate Center de la City University of New York (CUNY). Lleva más de 40 años dando clase sobre El Capital de Marx y es autor de un “Companion” en dos volúmenes de la magna obra de Marx. Esa “lectura minuciosa” del El Capital se basa en una serie de 13 conferencias, cuyos videos ha hecho Harvey accesibles en la Red.

Su último libro es Seventeen Contradictions and the End of Capitalism. Comienza partiendo de la intuición de Marx—que la crisis periódica es endémica en las economías capitalistas—y continúa tratando de ofrecer un análisis de la actual coyuntura histórica. Hablamos con Harvey en Londres la semana pasada. La entrevista la realizó Jonathan Derbyshire para la revista inglesa Prospect.

Es la ideología, Christine

En respuesta a comentarios de funcionarios del gobierno argentino, que caratularon de ideológico el informe del FMI sobre nuestro país, la directora gerente del organismo, Christine Lagarde, comentó: "Esto no es ideológico sino técnico, no hacemos ni decimos cosas a la ligera."

Sin embargo, al surcar la lectura de los distintos informes del Fondo, en especial el reciente "Perspectivas de la Economía Mundial", surge claramente el sesgo ideológico del organismo, junto con su habitual doble discurso. Un ejemplo de ello es donde se refiere al mayor crecimiento en Estados Unidos y señala que, entre otras cuestiones, "una consolidación fiscal más moderada ayuda", mientras que "el respaldo también proviene de unas condiciones monetarias laxas".

Reformas en la clasificación de crédito dominan al mundo en desarrollo

Las preocupaciones de los países en vías de desarrollo acerca de las agencias encargadas en la clasificación crediticia de riesgo, son hoy en día más fuertes, pues cabe recordar que durante la crisis de 2008, estas agencias fungieron un papel importante, en la clasificación de activos altamente riesgosos, acciones que resultaron ser inexactas, marcando un precedente del modus operandi de estas agencias.

Hay que derrocar a los especuladores. Los bancos públicos son una herramienta para la libertad

El dinero, como lamentaba Karl Marx, juega el papel más determinante en el curso de la historia. Una vez los especuladores han sido capaces de concentrar riqueza en sus manos, con el paso del tiempo, han castrado al gobierno, convertido a la prensa en perritos falderos y cortesanos, corrompido a los tribunales y vaciado las instituciones públicas, incluyendo las universidades, con objeto de justificar su pillaje y su codicia. Los especuladores de hoy en día han creado mecanismos financieros grotescos, desde la imposición de tasas de interés usurarias hasta la legalización de fraudes contables, para condenar así a las masas a formas atroces de servidumbre por deudas. Hurtan sumas de fondos públicos tan asombrosas como los 85.000 millones de dólares en valores y bonos respaldados por hipotecas, la mayoría de ellos tóxicos, que endosan cada mes a la Reserva Federal a cambio de dinero efectivo.

Bancos: la trampa de los países ricos

“Hoy no existe sector en Estados Unidos o Gran Bretaña que esté dispuesto a enfrentar a los grandes bancos en el terreno político. Y los capitostes del sector financiero siguen gozando de tanto prestigio que todavía son convocados para manejar las finanzas públicas. Los políticos continúan dejando el supuesto saber en manos de estos individuos”, sostiene Johnson, profesor del MIT y coautor del libro “White House Burning” (Arde la Casa Blanca). El poder político de los grandes bancos en los países ricos es un problema porque prohija la toma de riesgos descontrolados.

Vendedores de Humo

Basada en la autobiografía de Jordan Belfort, un corredor de Bolsa que hizo una fortuna en los años ’90 aprovechando las ventajas de la desregulación financiera, El lobo de Wall Street, la nueva película de Martin Scorsese, que se estrena esta semana, protagonizada por su aliado y favorito Leonardo Di Caprio, es el mejor exponente de un género de larga tradición, que surge con L’argent, de 1928, y llega a Capitalismo: una historia de amor, de Michael Moore, sin olvidarse, claro está, de la mítica Wall Street, de Oliver Stone. La de Scorsese es una comedia excesiva y pantagruélica que, en su exageración, desnuda el corazón vacío de un mundo donde nada se produce y donde cada acción tiene consecuencias reales sobre la vida de personas que ni siquiera pisaron el recinto de la Bolsa alguna vez. Amada y odiada por la crítica, la película es, sin embargo, el mejor Scorsese en años: como en sus mejores épocas, vuelve a hablar del egoísmo, la naturaleza salvaje del capitalismo y la fuerza corruptora del poder a través de personajes tan inescrupulosos como irresistibles.