With Cuba & Venezuela in my mind
Cómo decía Heráclito hace 25 siglos, vayan divididos y serán vencidos juntos.
El sábado 12, en un trámite expeditivo y con votación secreta, el estadounidense Mauricio Claver-Carone fue elegido presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el apoyo de 30 de sus miembros, 16 abstenciones y 2 ausencias, entre las que se encuentra China. Según un comunicado de la cancillería argentina, se abstuvieron cinco países de la región (Argentina, Chile, México, Perú, y Trinidad y Tobago), además de los países socios miembros de la Unión Europea.
El plan para impedir el quorum reglamentario en la reunión virtual, prevista para el 12 de septiembre, había puesto en jaque la candidatura de Claver-Carone. Los gobiernos de Argentina, Chile, Costa Rica y México habían respaldado públicamente la postergación de las elecciones. Con el 22,2% del poder de sufragio de los cuatro, más el 1,21% de Uruguay ―que se había sumado a la propuesta, sin hacerlo público― faltaba apenas el 1,7% de los votos para frustrar el intento sin precedentes de Donald Trump, de hacer elegir a un ciudadano norteamericano como presidente de la institución. Para llegar al 25,1% requerido, se contaba con el respaldo de algunos países europeos con porcentajes pequeños de voto que hubieran podido cubrir el de Perú si este se seguía de largo en su proceso de evaluación. Sin embargo, la movida se abortó.
Un fantasma recorre la región
En ese escenario, la semana anterior a la elección, el rumor de que México abandonaría a sus aliados empezó a correr en la región como un fantasma escurridizo y agazapado. La especulación se adueñó de las redes sociales. Ante el silencio de su gobierno, el martes 8 de septiembre el ex canciller de México, Jorge Castañeda, puso en blanco y negro la supuesta traición ―sin mencionar la palabra― del Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), al informar que “México se rajó” del plan.
Castañeda explicaba así el cambio de posición del gobierno mexicano: “O bien se lo exigió Trump durante la reunión privada que sostuvieron en Washington, aunque no es mi impresión; o bien lo pidió el propio Claver-Carone en presencia de Trump —más probable―; o bien López Obrador entendió, sin solicitud explícita, que se trataba de un asunto crucial para su colega y amigo norteamericano. Aunque ya a estas alturas quedar mal con quien va a perder la elección de noviembre no podría revestir mayor trascendencia”.
De esta forma, el gobierno mexicano —con el 7,3% del poder de sufragio— se haría presente en la elección virtual para rechazar el nombramiento de un estadounidense en la presidencia y regalarle su voto al hasta entonces candidato argentino, Gustavo Béliz. El fondo de este montaje sería asegurar, con su presencia, el quorum que necesitaba la sesión para elegir a Claver-Carone y quedar bien con su poderoso vecino del norte. Según señaló el ex canciller mexicano, López Obrador “sabía muy bien que tenía canicas para realizar un intento viable de impedir la llegada de un ciudadano estadounidense a un cargo latinoamericano. No lo hizo”.
No es la primera vez que el Presidente López Obrador actúa en sintonía con Trump. El 8 de julio realizó una muy cuestionada visita a Washington para celebrar el primer aniversario del TMEC, el nuevo tratado de libre comercio de América del Norte. Ni siquiera asistió el otro socio, Justin Trudeau, Presidente de Canadá. Pero el respaldo a Trump, en un escenario preelectoral, no solo se puso en evidencia por su visita, en la que ni siquiera estuvo en la agenda la situación de los migrantes mexicanos y sus derechos.
Su discurso en la Casa Blanca quedará entre los capítulos más vergonzosos y humillantes que registra la historia latinoamericana. En los jardines iluminados por un día radiante, parado en el podio al lado de Trump, señaló: “Durante mi mandato como Presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted, comprensión y respeto […] Quise estar aquí para agradecerle al pueblo de Estados Unidos, a su gobierno y a usted, Presidente Trump, por ser cada vez más respetuoso con nuestros paisanos mexicanos […] Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente. Por eso estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su Presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto. Nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano”. Eso le dijo a Trump, quien durante su campaña presidencial llamó a los mexicanos “violadores” y “criminales” e hizo de la construcción del “muro” a lo largo de la frontera de los más de 3 mil kilómetros que los separa —y que supuestamente pagaría México—, uno de sus estandartes electorales.
La respuesta argentina
Al día siguiente de la publicación de Castañeda y de otras informaciones periodísticas, como la de la agencia Reuters que título “El elegido de Trump se prepara para la victoria luego de que la oposición regional se desvanece”, el canciller argentino, Felipe Solá, anunció que Mauricio Claver-Carone sería el nuevo presidente del BID debido a que no se habían logrado los votos para impedir el quorum reglamentario el día de la elección. ¡Qué trágica y vergonzosa realidad!
Los detalles de las negociaciones, las amenazas y los premios quizá no los conoceremos nunca. Tampoco sabremos si todos los gobiernos que se habían manifestado públicamente a favor de postergar las elecciones, por las razones que hemos mencionado, se hubieran atrevido a no asistir. Era una apuesta arriesgada pues implicaba postergar la imposición de Trump para después de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Dada la correlación de fuerzas en el Banco, apoyar la postergación de la votación hasta marzo de 2021, durante la Asamblea General que se realizará en Colombia, implicaba recurrir al único mecanismo legal disponible en la institución: impedir el quorum reglamentario el día de la elección. Eso significa no estar presente en la elección. No había otro camino.
En estas circunstancias, con la suerte echada, el gobierno argentino anunció oficialmente, el 10 de septiembre que se abstendría de votar, lo cual implicaba participar de la elección y dar el quórum. Además de retirar a su candidato, Gustavo Béliz, instó a otros gobiernos a abstenerse en la votación. Haber mantenido la candidatura de Béliz hasta último momento fue probablemente un error, puesto que no permitió transmitir con claridad la exigencia principista impulsada por la Argentina de postergar la elección, y más bien se prestó a confusión en la opinión pública. El gobierno del Perú, por ejemplo, explicaba que en el proceso de evaluación debía definirse la opción entre el candidato de Trump y el argentino, además de la postergación de la elección. Salvo un milagro, la movida no tenía posibilidades de éxito.
En efecto, ya sin el apoyo de México, el gobierno de Costa Rica informó que le dio el voto a Claver-Carone después del diálogo telefónico que este sostuvo con el ministro de Hacienda y con el canciller, a quienes prometió impulsar las propuestas de la ex candidata costarricense a dicho cargo, Laura Chinchilla Miranda. Presidenta de la Nación en el período 2010-2014, Chinchilla había retirado su candidatura el 3 de septiembre al denunciar, en una carta dirigida al Presidente Carlos Alvarado, “el cambio abrupto de las reglas de la elección de parte del gobierno norteamericano, sin que previamente mediaran procesos de consulta o acuerdos institucionales”. En dicha carta afirmó “estar convencida que llevar a cabo la elección en este momento no ayudará a construir el clima de cooperación necesaria para que el BID pueda desplegar todo su potencial y desplegar el diálogo y la convergencia entre las naciones de nuestra región que permitan enfrentar con más éxito las complejas tareas que se avecinan”.
Probablemente con promesas similares, el gobierno uruguayo también votó a favor del candidato de Trump, a pesar de su compromiso de plegarse a la propuesta de postergar la elección. La bancada senatorial del Frente Amplio ha solicitado la comparecencia ante el Congreso del canciller, Francisco Bustillo, para que explique el voto uruguayo en la elección de la nueva presidencia del BID
La preocupación en Estados Unidos
Desde que Trump postulara a la presidencia del BID a su actual asesor para la región en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, a mediados de junio, ex presidentes de América Latina y de Europa, diplomáticos, personajes de la vida política, cultural, académica y la ciudadanía en general, denunciaron la necesidad de postergar la elección porque se viola el derecho internacional consuetudinario (Resolución 73/203 del 20 de diciembre de 2018 de la Asamblea General de las Naciones Unidas) al postular a la presidencia a un candidato que no es latinoamericano o caribeño. Es decir, alterar las normas, como lo hizo Trump, hubiera requerido un debate que no tuvo lugar. La pandemia y el cierre de las fronteras impidió que se realizara la Asamblea Anual prevista en marzo de este año.
La candidatura del también bloguero anticubano ―de hecho, es su mayor experiencia laboral― trasciende la nacionalidad del candidato. Mauricio Claver-Carone no reúne los requisitos para manejar una institución como el BID. La gravedad de su eventual nombramiento es descrita por altos ex funcionarios norteamericanos, demócratas y republicanos, en una carta difundida el 3 de septiembre, en la que señalan textualmente: “Elegir al estadounidense Mauricio Claver-Carone como presidente del BID no solo desataría una crisis institucional sin precedentes en el ente hemisférico, sino que pondría en riesgo el vital respaldo de Washington a esta entidad”.
En el mensaje advierten que “elegirlo para un mandato de cinco años, apenas unas semanas antes de las elecciones presidenciales estadounidenses, desencadenaría una crisis institucional inmediata en el BID y pondría en peligro el apoyo de Estados Unidos al Banco, independientemente de quien gane la elección presidencial en momentos en que el Banco busca un aumento de capital». Peor aún. Señalan que un triunfo de Joe Biden podría desencadenar un esfuerzo para sustituir al nominado de Donald Trump, «lo que causaría más caos y distracción en el BID y para sus accionistas, en un momento cuando debería enfocar toda su atención a responder a las crisis de la región». Los autores de esas advertencias son nada menos que el demócrata Patrick Leahy, vicepresidente del Comité de Apropiaciones del Senado de Estados Unidos; el republicano George Shultz, ex secretario de Estado; el republicano Robert Zoellick, ex presidente del Banco Mundial, y la republicana Carla Hills, ex representante de Comercio.
El premio consuelo
Colombia cumplió bien con la tarea que le encomendó Donald Trump de gestionar el apoyo de la región al bloguero estadounidense. El Presidente Iván Duque se encargó de los llamados telefónicos a sus colegas, mientras que la Cancillería se utilizó como plataforma para sumar los votos. El 18 de agosto, un día después de la visita a Bogotá de Claver-Carone, en compañía del consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O’Brien, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia publicó un comunicado de respaldo a Claver-Carone, en el que se exhortó a los países a no postergar la elección. Este fue inmediatamente firmado por 17 países (Bahamas, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Surinam y la Venezuela de Guaidó) con lo cual reunió los requisitos para su nominación. Necesitaba al menos 15 votos del continente americano, que a su vez representaran más del 50% del poder de sufragio del Banco. Solo Estados Unidos, Brasil, Colombia y Venezuela reúnen el 48% del poder de sufragio.
Durante la visita, Claver y O’Brien anunciaron un préstamo por hasta cinco mil millones de dólares para Colombia en el marco de la “Iniciativa de crecimiento Estados Unidos-Colombia”, mecanismo estadounidense que otorga créditos con la condicionalidad de restringir las relaciones con China. La denominada “Iniciativa América Crece”, busca garantizar y regularizar las inversiones especialmente en energía e infraestructura con el sello de la actual administración republicana y está abierta a todos los países de la región, con la excepción de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Alejar a China
Según el virtual presidente del BID, existe preocupación en Estados Unidos por las relaciones contranatura, en referencia a las estrechas relaciones comerciales financieras y de inversiones que algunos países como Perú y Chile, entre otros de la región, mantienen con China.
El triunfo del candidato de Trump en la presidencia del BID generará tensiones en la región e intentará restringir la influencia china. Claver-Carone ha señalado que “ni a republicanos ni a demócratas les importó el BID en el pasado (…) Cuando se creó el BID Invest no se inyectó nada de capital: fue un error que queremos corregir. China ocupó esos huecos en los últimos tiempos y empezó a prestarle dinero a la región (…) Lo mejor que podemos hacer es trabajar con todos nuestros amigos aliados y todos los accionistas del BID para que este sea una verdadera potencia financiera. Es mucho mejor que lo haga Estados Unidos y la región a que, por desesperación, se busque financiación de otros países”.
Si bien las políticas de préstamos del BID nunca han estado alejadas de Washington, la presencia de un halcón del ala radical en la presidencia del Banco ―representante de un gobierno que niega el cambio climático, que abandona el Acuerdo de París, con posturas extremadamente ideologizadas, que no todos los países comparten― representa una amenaza para la región en la definición de los términos de su inserción internacional, en función de sus intereses.
Faltando poco más de 40 días para la elección presidencial, Donald Trump ha logrado imponer con holgura a su candidato, violando el derecho internacional consuetudinario aplicable a las normas del Banco. Así, la presidencia estará a cargo de un ciudadano estadounidense heredero de Trump y la vicepresidencia a cargo de un latinoamericano o caribeño. El representante del país que acepte trabajar bajo las órdenes de Claver-Carone, culminará con el aval de este atropello. Una capitulación más de la región frente a Estados Unidos. Como decía Heráclito, 500 años antes de Cristo, vayan divididos y serán vencidos juntos.
El Cohete a la Luna - 20 de septiembre de 2020