Brillá con la nuestra

Sin la inversión que hacemos colectivamente como sociedad no habría deportistas olímpicos, ni pianistas como Martha Argerich ni especialistas de muchas disciplinas indispensables. Todo viene de esos recursos que decidimos asignar entre todos para que existan bienes y labores que el mercado no valora, pero que hacen vivible esta vida.

Texto completo de la Declaración de Núcleos Culturales

 

Con la conciencia de que los acontecimientos electorales de fines del 2015 no devinieron en la proclamada alternancia republicana, sino en un proyecto de sustitución imperativa y sin sustantivos respaldos legales de la institucionalidad democrática y de cualquier horizonte de igualitarismo social, miembros de los distintos núcleos que firman esta declaración, conjugando diferentes tradiciones, y distintos campos científicos, profesionales y culturales, llaman a la realización de un conjunto de acciones comunes ligadas a la necesidad de actividades reparatorias que esas circunstancias nos reclaman.

La ley federal de las culturas

Francisco Romero, uno de los dos directores nacionales de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, estuvo a cargo del programa que debía llevar adelante los foros de debate para la elaboración de una ley necesaria: la de cultura. El resultado, luego de 46 encuentros donde participaron más de doce mil personas, fue el anteproyecto de Ley Federal de las Culturas que, enviado al Poder Ejecutivo, se espera sea una de las grandes medidas antes de finalizar el primer semestre del año.

El bar de la Biblioteca Nacional (¿dónde si no?), unas horas antes de la inauguración del Centro Cultural Kirchner (¿cuándo si no?), fue el espacio y tiempo en el cual Romero se prestó a una charla para contar cómo fue esa experiencia y explicar los desafíos de esa ley.

Rankingmanía: PISA y los delirios de la razón jerárquica

No deja de ser una paradoja que la investigación educativa y la pedagogía hayan avanzado tanto, al mismo tiempo en que el debate público sobre la educación se haya empobrecido de una manera tan elocuente. En efecto, durante los últimos 50 años, las ciencias sociales han puesto de relevancia la complejidad de los procesos educativos, la multiplicidad de variables, dinámicas y tensiones que operan en el campo escolar, así como las dificultades de generalizar políticas, programas y reformas que desconsideren las especificidades que poseen los sistemas de educación en cada país o en cada región. Aunque el haber ido a la escuela parece dotar a todos los individuos de la capacidad necesaria para proponer una solución viable a la profunda crisis educativa que estamos viviendo, el desarrollo de la investigación sobre las instituciones escolares y la educación, han puesto de relevancia que opinar sobre el asunto suele ser más complejo de lo que habitualmente suponemos. También han puesto en evidencia que las generalizaciones y las recetas milagrosas suelen ocultar más que mostrar las dimensiones involucradas en los procesos de cambio educativo que atraviesan nuestros países. Entre tanto, cada tres años, el mundo parece detenerse en la víspera de la publicación de los resultados de una prueba que, milagrosamente, parece resumir los grandes secretos del presente y del futuro de la educación.

Mensaje de las calles

Las manifestaciones en las calles del Brasil traen de cabeza a los analistas y cientistas políticos. Dirigentes partidarios y líderes políticos se preguntan perplejos: ¿quién lidera ese movimiento si nosotros no estamos en él?

Recuerdo cuando dejé la cárcel a fines de 1973. Al entrar en ella, cuatro años antes, predominaba el movimiento estudiantil en la contestación a la dictadura. Al salir encontré un movimiento social -comunidades eclesiales de base, oposición sindical, grupos de madres, lucha contra la carestía- que me sorprendió. Desde lo alto de mi vanguardismo elitista me hice la pregunta: ¿cómo es posible si nosotros los líderes estábamos encarcelados?