La agenda del 19

 

Desde el 2015 se ha escrito muchísimo para caracterizar y denunciar al gobierno de los CEOs: la desindustrialización, la desocupación, el crecimiento de la desigualdad en el reparto del ingreso, la exclusión, el ajuste en ciencia, la cancelación de los proyectos de desarrollo autónomo de tecnología. Ahora, comenzando el 2018, es necesario discutir y acordar una propuesta programática para el 2019 que permita reconstruir lo destruido y avanzar más allá.

Combustibles: radiografía de la desigualdad, la desindustrialización y la anarquía energética

 

En el marco de la actual administración neoliberal y sus políticas económicas de ajuste y precarización ciudadana, el cartel de empresas al frente del Ministerio de Energía presididas por el Grupo Shell está provocando un progresivo y fuerte desequilibrio en el sector del downstream.

Declaración ante la agudización de la crisis en el sector científico

 

En un año el gobierno del Presidente Macri llevó a la ciencia argentina a una crisis que, lamentablemente,  va en camino de agravarse. La crisis no es el fruto de errores en la gestión sino la consecuencia del recorte de la inversión en ciencia y tecnología, en consonancia con una política de desindustrialización que abandona la búsqueda de soberanía tecnológica.

¿Lastres de la década? El discurso económico en disputa

“El kirchnerismo, conceptualmente, nos ha hecho retroceder 30 años. Hoy se ha vuelto a discutir los controles de cambio, la inflación, si tener déficit es bueno o malo El Gobierno dejará un déficit fiscal difícil de manejar, una deuda importante, una economía estancada o ligeramente recesiva y un tipo de cambio atrasado. En indicadores de pobreza o indigencia estamos igual que a mediados de las décadas de 1980 y 1990” (diario La Nación, 24 de mayo de 2015).

Lo cierto es que “las grandes transformaciones estructurales” promovidas por el modelo de acumulación basado en la valorización fi nanciera hicieron estallar un conjunto de “bombas de tiempo” durante la crisis de la convertibilidad. Y éste es un dato objetivo, tan peligroso que puso en riesgo a la soberanía de la Nación. No faltó quien, por entonces y pese a ser parte responsable de lo ocurrido, recomendara poner la gestión integral de la Argentina en manos de una consultoría internacional integrada por expertos de los organismos multilaterales de crédito y con plenos poderes para hacer y deshacer en materia económica y social. Por cierto, tal “asesoramiento” se pagaría tomando más deuda externa. Afortunadamente primó el sentido común y, por un pelo, tal dislate fue descartado.