Marché contra mi padre genocida
Mariana D. se cambió el apellido hace un año. Es la hija del represor Miguel Etchecolatz. El 10 de mayo marchó a Plaza de Mayo. Como las 500 mil personas que se movilizaron en Buenos Aires contra el 2x1, como millones de argentinos, quiere que su padre cumpla la condena en la cárcel. “Es un ser infame, no un loco. Un narcisista malvado sin escrúpulos”, dice ella, que padeció la violencia de Etchecolatz en su propia casa.
Revelan manuscritos inéditos de Jorge Julio López, a 10 años de su segunda desaparición
La familia del albañil que desapareció luego de testificar contra Etchecolatz halló textos donde relata los años en que estuvo detenido durante la dictadura; son exhibidos en La Plata
Documento completo de los organismos de DDHH leído en la Plaza de Mayo
Por Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas e H.I.J.O.S. Capital
A 40 años del golpe genocida, que le causó tanto daño a nuestro pueblo, con miles de asesinados, detenidos-desaparecidos, presas y presos políticos, exiliados, con un pueblo hundido en la pobreza, sin justicia social y con mucho miedo, estamos en esta Plaza de Mayo para reivindicar las luchas de los 30.000.
Por la democracia, la soberanía y la producción nacional
Al cumplirse 40 años desde la instauración de la dictadura cívico militar del 24 de marzo de 1976, la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) declara su profundo compromiso con las políticas de Memoria, Verdad y Justicia y aboga por la continuidad de los juicios por delitos de lesa humanidad perpetrados por el terrorismo de Estado.
A 40 años del golpe genocida del 24 de marzo de 1976
El próximo 24 de marzo se conmemoran 40 años del golpe cívico-eclesiástico-empresarial-militar.
Este sangriento golpe de estado enlutó nuestra patria y nuestra historia. Y a pesar de los insistentes clamores por el ¡nunca más!, hemos entrado en una etapa donde corre peligro el camino de memoria, verdad y justicia re-emprendido en los últimos doce años.
Mario Pantaleo Abalos: convicciones profundas
Hace 40 años mi vida cambió, tenía 7 años y me desperté a la madrugada porque escuché que mi mamá contaba que a mi papá se lo habían llevado unos milicos de la puerta de mi casa, por suerte a ella no. Yo no entendía nada.
Durante años imaginé que regresaba, de hecho me tomó mucho tiempo decir que mi papá había muerto y muchos más decir que había desaparecido.
Sin lugar para el olvido
Los números redondos suelen tener un impacto especial. Quizás esta sea solo una de las razones que explican la enorme cantidad de personas que se movilizaron en las marchas realizadas en 1986, 1996 y 2006 para conmemorar el aniversario del golpe cívico-militar del 24 de marzo, y la multitud que se espera para este año, a 40 años del inicio de la dictadura. «Creo que la más grande de las marchas fue la de 1996, que fue cuando nosotros, como organización H.I.J.O.S., participamos por primera vez junto con Madres y Abuelas», destaca Raquel. «Me acuerdo de que en plena década neoliberal, con los genocidas en la calle por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y los indultos, había movilizaciones no solo pidiendo justicia, sino también por los despidos, por otros derechos, por todo, pero la de ese 24 fue multitudinaria».
STABAT MATER*
Estaba la madre, dolorosa, al pie de la Cruz donde su hijo agonizaba.
Estaban las madres de la plaza pidiendo sin tregua por sus hijos desaparecidos.
Chile: 1975-2015
Autorizados a subir a la tribuna, los prisioneros gritaban "goooool" cada vez que la máquina cortadora de pasto entraba en uno de los arcos. Era apenas un momento de distensión que no figura en las crónicas que recordaron estos días el horror que fue el Estadio Nacional de Santiago de Chile, donde hoy se abren los cuartos de final de la Copa América. El artículo más reciente, publicado el miércoles pasado por The New York Times, desnuda el cinismo de los inspectores de la FIFA enviados en 1973 por el presidente inglés Stanley Rous.
Monseñor Romero: Si me matan, resucitaré en mi pueblo
Los mártires son semillas de vida que siembran la esperanza y fortalecen los caminos de la fe. Ellos han fecundado el continente de la Tierra Fecunda - “Abya Yala”- por la fuerza de la palabra profética y el testimonio de vida de quienes tuvieron el coraje y la fe de caminar junto a la Iglesia Pueblo de Dios.