A pocos días de cumplirse el primer año del comienzo del prolongado conflicto con el sector del campo privilegiado, muchos balances se realizarán sobre su origen, desarrollo y aún incierto desenlace. En cada uno de esos aspectos habrá sentencias de todos los gustos para diferentes auditorios, aunque el más visible se reúne en la sala del pensamiento conservador.

¿Quienes son estos campesinos, productores familiares, empresarios modernos, descendientes de pueblos originarios y pequeños productores capitalizados, que no van a tener espacio en las negociaciones con el “campo”?

Comencemos destacando dos aspectos de la etapa kirchnerista. En primer lugar, el notable ciclo expansivo abierto por las devaluaciones de 2002 y que, en el quinquenio 2003-2007, se tradujo en una tasa de aumento del PBI de entre el 8.5% y el 9% anual. En esos años, también crecieron las inversiones y el empleo asalariado. Tal evolución representa algo excepcional en el capitalismo argentino contemporáneo, cuyo desarrollo siempre estuvo sometido a periódicas crisis productivas y financieras. El segundo aspecto a destacar es que esta fase expansiva tuvo lugar con elevadas ganancias y con bajos salarios. El reparto del ingreso nacional en 2007 es peor que el vigente durante el gobierno de Carlos Menem. Ello significa que no estamos frente a un proceso redistributivo, como suelen afirmar Néstor y Cristina Kirchner.

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El propósito de este escrito es analizar, desde una óptica marxista, algunas de las categorías centrales que han aparecido en los debates generados a partir del conflicto que se desarrolló entre marzo y julio de 2008, entre el Gobierno argentino y el campo. Por “campo” aquí entendemos la región pampeana, y las zonas a las que se ha extendido el cultivo de cereales y oleaginosas. El trabajo se ordena de la siguiente manera. En primer lugar se repasa la teoría de Marx de la renta y del precio de la tierra. En segundo término se discute la distinción entre la categoría de “campesino” y la de granjero campesino. En tercer lugar se examina la relación entre el capital financiero y el capital productivo agrario. Finalmente se sacan algunas conclusiones.

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El objetivo de este trabajo es abordar el desarrollo del capitalismo agrario en Argentina como parte del proceso de mundialización del capital, de extensión de la relación de trabajo asalariado, y de la entrada del capital en la tierra, en amplias zonas del planeta en que domina todavía la economía campesina. Se intenta explicar este proceso a partir de la dialéctica del capital, de sus leyes de acumulación y reproducción ampliada, y mostrar cómo se particulariza en la zona pampeana y productora de cereales y oleaginosas. En los primeros apartados del escrito, por lo tanto, se plantean las ideas centrales sobre la mundialización y la entrada del capital en el agro, y se muestra su carácter contradictorio. A partir de esto se presenta, en sus rasgos esenciales, la evolución capitalista en la zona pampeana en los últimos años.

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