El fallido sueño de King

Roberto Arnaz
A 50 años de su legendario discurso, las estadísticas destrozan el ideario de Martin Luther King. Muchas cosas han cambiado en Estados Unidos desde entonces, pero la situación de los casi 45 millones de afroamericanos del país no ha mejorado demasiado. Las personas de raza negra suman el 40% de los presos, la mitad de las víctimas de homicidios apenas cuentan con representantes políticos y son el grupo étnico más pobre.

Según las estadísticas del Departamento de Justicia de EE.UU., cuatro de cada 10 presos son de raza negra. Actualmente cumplen condena en las cárceles del país cerca de 850.000 hombres y 65.000 mujeres de color. “Hoy les digo, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño americano. Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: ‘Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales’.

“Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.

“Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia. Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad. ¡Hoy tengo un sueño!”

Muchas cosas han cambiado en Estados Unidos desde que hace 50 años, el 28 de agosto de 1963, el reverendo Martin Luther King pronunciase su legendario discurso “Tengo un sueño” en el National Mall de Washington, a los pies del monumento a Abraham Lincoln, decimosexto presidente de los Estados Unidos y el hombre que acabó con la esclavitud.

Cinco décadas después de aquel precioso discurso que removió las conciencias de millones de estadounidenses –y a pesar de que en EE.UU. gobierna el primer presidente negro–, las estadísticas demuestran que las inspiradas palabras de King no han servido para dar un vuelco a la desfavorecida realidad de los afroamericanos.

Quizá los grupos racistas como el Ku Klux Klan hayan perdido fuerza o la segregación racial ya no es tan evidente como en los años ’60, cuando muchos locales prohibían la entrada a las personas de color. Sin embargo, en la sociedad estadounidense actual, la gran minoría del país sigue viviendo situaciones de desigualdad y de racismo político, social y económico.

Estas seis demoledoras cifras muestran cómo el “sueño” de Martin Luther King se ha convertido en una pesadilla para los suyos:

1. El 40% de los presos son afroamericanos. Según las estadísticas del Departamento de Justicia de EE.UU., cuatro de cada 10 presos son de raza negra. Actualmente cumplen condena en las cárceles del país cerca de 850.000 hombres y 65.000 mujeres de color. Esto significa que aproximadamente cinco de cada 100 afroamericanos están en prisión, lo que supone que tienen casi cinco veces más posibilidades de acabar entre rejas que un blanco.

2. La mitad de los muertos por homicidio son negros. Los datos que maneja el Centro para el Control de Enfermedades estadounidense (CDC) en su informe sobre muertes violentas son preocupantes: el 52% de las víctimas de homicidios en 2009 eran de raza negra.

Además, según las estadísticas del FBI, los afroamericanos son hasta siete veces más proclives a cometer un crimen violento que los integrantes de otros grupos étnicos. Los WASP (acrónimo para referirse al blanco, anglosajón y protestante de elevada posición social) son sus víctimas favoritas, con un 45% de los asaltos.

3. Sólo hay 44 políticos negros en cargos importantes. En Estados Unidos viven casi 45 millones de afroamericanos, aproximadamente un 15% de la población del país. Sin embargo, sus representantes políticos apenas ocupan un 8% de los cargos de responsabilidad en Washington.

Según los datos del Congreso, únicamente 43 de los 435 miembros electos de la Cámara de Representantes son de raza negra. La cifra es aún menor en el Senado: hay un único senador de color entre los 100 actualmente en el cargo.

4. El 30% vive bajo el umbral de la pobreza. Uno de cada tres afroamericanos es pobre, y la situación empeora. Los datos de la oficina del censo correspondientes a 2011 afirman que el 28,1% de las personas de color vive bajo el umbral de la pobreza, una cifra casi tres puntos superior que únicamente cinco años antes.

Las familias monoparentales formadas por una mujer de raza negra con hijos menores de 18 años configuran el grupo más castigado por la pobreza: un 46,5% vive en riesgo de grave exclusión social sin apenas recursos para comprar comida, pagar el alquiler de una vivienda o los gastos médicos.

5. Más desempleados que hace 50 años. La protesta que Martin Luther King encabezó aquel agosto de 1963 fue una marcha “por el trabajo y la libertad” de la mayor minoría del país. Sin embargo, cinco décadas después, las cifras de paro entre los afroamericanos son mucho peores que las que se registraban en aquellos momentos.

En la época en la que King pronunció su discurso menos de un 10% las personas de color en edad de trabajar carecía de trabajo. Al día de hoy la cifra se ha disparado por encima del 16%, según los datos del Pew Research Center. Esto supone que más de 3 millones de personas de color están en situación de desempleo.

Si hace 50 años la diferencia entre las tasas de paro de blancos y negros apenas superaba los cuatro puntos porcentuales, ahora la brecha se ha duplicado alcanzando más de 10 puntos porcentuales.

6. Sin cobertura sanitaria. Sólo los inmigrantes ilegales de origen hispano tienen peor acceso a la sanidad que las personas negras en EE.UU. Según los datos del Centro para el Control de Enfermedades (CDC), el 17% de los integrantes de este grupo étnico carece de seguro médico, un requisito fundamental para recibir una correcta atención médica.

Miradas al Sur - 1 de septiembre de 2013

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