El otro mundo de los barrios populares

Nacho Levy


En la última edición de La Garganta Radio compartimos una charla indispensable con Carlos Del Frade, diputado provincial de Santa Fe, periodista y referente histórico de la lucha contra el narcotráfico, para poner en agenda un tema que hace rato está presente en las villas en todo el país.

—Nacho Levy: Nos partimos la cabeza pensando cómo poner este tema arriba de la mesa sin darle de comer al punitivismo ni a la estigmatización. Durante la pandemia, la situación económica y social de los barrios hizo que creciera exponencialmente la violencia narcopolicial en muchísimos barrios de Capital. Todos los días hay dos o tres tiroteos a cuadras de los edificios donde trabaja el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Se han llevado de Zavaleta un barril de cemento con un ser humano cortado en pedacitos, y esa noticia no salió en ningún lugar. Es como si no existiera el que mata, ni el que muere, mucho menos el problema de fondo. Y esto tampoco hace eco en la clase política. Atravesamos una campaña electoral y nadie dijo nada sobre cómo abordar esta problemática. Es un problema pragmático, del dinero y del trabajo. En ese escenario estamos sumergidos hace meses, Carlitos. De esto nos estamos ahogando y no vamos a permitir otra campaña electoral sin este tema de discusión arriba de la mesa. ¿Cómo se detiene esa dinámica sin ponerle más balas al conflicto? Y en lo profundo, ¿cómo se construye una alternativa real desde el Estado para recuperar otra perspectiva de vida, en función de la política, de la organización comunitaria, del trabajo, y no de este espejismo del narcotráfico, que efectivamente se presenta como la alternativa que sí te puede cambiar la vida de la noche a la mañana?

—Carlos Del Frade: Lo que contás es también la síntesis de lo que está pasando en los barrios de Rosario y otros lugares de la provincia de Santa Fe. Hay tres postales muy concretas. Una: el silencio político es cómplice. Esto es un negocio de arriba hacia abajo que solamente es posible gracias a coberturas políticas. Dos: el territorio lo maneja la policía. El negocio siempre es narcopolicial. Y después está el planteo de fondo: este Estado es bobo y cómplice. Hay que transformarlo. Y para mí la única manera es democratizar la democracia, con participación en el Estado de las organizaciones sociales, que son las que tienen más información sobre lo que significa esta dialéctica tan perversa de chicos convertidos en consumidores consumidos. En la mayoría de los bancos del mundo circula el dinero que viene de estos negocios, legales e ilegales. El narcotráfico es un negocio que va de arriba hacia abajo y que termina con la sangre derramada en los barrios, y el dinero lavado en el centro de las grandes ciudades. Por eso la pelea contra el narcotráfico es una pelea contra el capitalismo

—Nacho Levy: Te quiero preguntar por lo periodístico. Vos ponés en cuadro al narcotráfico con el capitalismo. Ahora las derechas cuasifascistas van ganando espacio a fuerza de poner en palabras el desborde del sistema capitalista en un momento histórico en el cual los sectores de izquierda empezaron a morigerar esa visibilidad de los desbordes del capitalismo a nombre de la supervivencia de los gobiernos menos malos, o para que no venga una derecha peor. Yo con el narcotráfico veo algo parecido. Durante mucho tiempo nosotros dijimos “vamos a hablar de la organización comunitaria, total sobre el narcotráfico va a hacer una nota amarilla Crónica o TN”. Pero ahora no es un problema menor, es un manto que cubre barrios enteros, y seguimos sin encontrar la fórmula para hablarlo en los medios progresistas. ¿Cómo rompemos ese silencio de los buenos?

—Del Frade: Creo que existe la necesidad de parir estos temas en las organizaciones políticas progresistas. Muchas veces no se habla de esto. Hay mucho miedo también, porque se sabe que hay que enfrentar a estas organizaciones narcopoliciales. Pero tenemos que poner el tema en agenda, porque es como vos decís. El drama de la muerte de un pibe nos tiene que obligar a cuestionar absolutamente todo: las prácticas progresistas, el sistema en sí, y el universo, en definitiva.

—Nelson Santacruz: Además de la droga, hay luchas por otros mercados que se dan al interior de los barrios populares: quién maneja el cable, el Internet, los servicios. Rita Segato habla de un segundo Estado que ya no se puede, o no se quiere, manejar. ¿Qué reflexión hacés sobre este segundo Estado, que nos está destruyendo?

Del Frade: Voy a empezar con una experiencia; en Alto Verde, un barrio de Santa Fe, el capo narco del barrio, el Zurdo Villarroel, puso el club y el cable del barrio, y hasta pagaba las fiestas de cumpleaños de 15. Terminó preso, pero efectivamente ocupaba el lugar de un Estado que para mí nunca está ausente, sino que está presente de forma mafiosa, corrupta o cómplice. Esto habla de lo que vos definís como “segundo Estado”. A mí me gusta más otra definición, la de “otros mundos”, con distintas lógicas. Es el mundo de la informalidad, que hemos naturalizado a partir de los años 90. Del 30% de informalidad laboral que había a principios de los 90, hemos saltado a un 50% en promedio, que en determinados barrios llega a un 80%. Esto genera que, obviamente, las reglas de juego no sean las del mundo legal que supuestamente está regulado por el Estado. Hay otras reglas, otra justicia, otros valores, otros tiempos, otros mundos que conviven con el nuestro, y nosotros seguimos creyendo en la ficción de que las únicas reglas son las del mundo supuestamente normal, que es en realidad un mundo para cada vez menos personas.

 

La Poderosa - 25 de abril de 2022

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