La suma de todos los miedos

¿De qué se alimenta el miedo?

Como sabía Pennywase, el payaso de It que era capaz de adoptar la forma del terror de cada niño para arremeter contra él en las alcantarillas de Derry, el miedo está hecho de retazos de memoria, imágenes fragmentadas del pasado, traumas reprimidos que asoman. Por eso cuando pensamos en los riesgos de la democracia nuestra imaginación vuela hacia las escenas clásicas de los golpes de Estado del siglo XX, con los tanques entrando a la Casa de Gobierno o los aviones bombardeando el Palacio de La Moneda. Pero hoy el peligro democrático no pasa por un arrebato militar: es un proceso más largo y viscoso, menos claro. Esto no quiere decir que Argentina no cruja ante la inminencia de un gobierno de Javier Milei, sino que hay que sacudirse los miedos ancestrales para entender mejor el peligro real de lo que viene.

Respaldamos la candidatura presidencial de Sergio Massa y rechazamos las diversas propuestas de Milei de dolarización que implica salarios más bajos y cierre de empresas

Los regímenes altamente inflacionarios y los picos hiperinflacionarios en Argentina comenzaron en 1976 con la última dictadura cívico militar. En aquel momento comenzó la era del gigantesco endeudamiento externo, la fuga de capitales en gran escala y la introducción y expansión de dólar en distintos espacios de la economía local.

La sociedad argentina tiene experimentado en carne propia lo que ocurre con salarios y jubilaciones ante devaluaciones significativas del peso respecto al dólar.

La sociedad sorpresa y lo nuevo en Milei

Javier Milei emerge sorpresivamente a la escena central de la política argentina ganando la elección PASO con un 29,9% de los votos. Había expectativa, pero fue una sorpresa para propios y extraños. Dos meses después, en la primera vuelta, Sergio Massa alcanzó la delantera con un 37,7% de las preferencias, protagonizando también una sorpresiva remontada.  Esos eventos recuerdan otros en donde aparece una especie de sorpresa social.

A la derecha, la pared

La decisión de una parte de Juntos por el Cambio de apostar por la derecha radicalizada estaba cantada y era independiente de los resultados de las elecciones. Lo que hoy parece un golpe de timón es parte de un largo proceso cuyo resultado es aún incierto: la confluencia entre las derechas mainstream y las radicalizadas. ¿Qué escenarios se abren a partir del 19 de noviembre? Hay argumentos, dice Sergio Morresi, para pensar que la derecha radicalizada tiene chances de continuar siendo una fuerza relevante aún si fracasa en las elecciones de 2023.

Hay vida en el Titanic argentino

Eran las 23.09 cuando Sergio Tomás Massa, emocionado hasta las lágrimas, subió el último peldaño que lo llevó al escenario del festejo de su triunfo épico en la primera vuelta de las elecciones generales que lo instaló como la figura con mayores posibilidades de convertirse en Presidente de la República Argentina a partir del próximo 10 de diciembre. Nueve minutos después, la pantalla arropó la estudiada centralidad solitaria de su victoria con la frase “ARGENTINA SÍ”. Fue el comienzo del tramo final de la campaña del ministro candidato, que alude al “Milei NO”, clave en una segunda vuelta que, siempre, en cualquier parte, se caracteriza por el peso del voto “en contra de…”.