Formación de Activos Externos

Silvio Guaita


En una economía abierta, no emisora de moneda mundial, el Banco Central puede intervenir afectando el nivel de tasa de interés local, así como la devaluación esperada. Por lo tanto, puede alterar la formación de activos externos y afectar así el estado final de la cuenta corriente.

En un mundo con más de un activo financiero, permanentemente los agentes económicos tienen la disyuntiva de en qué “papel” mantener el stock de riqueza acumulada a través del tiempo. En otras palabras, en Argentina, por ejemplo, los mismos deben decidir si atesoran activos locales o si atesoran activos externos (dólar o títulos del tesoro estadounidense libres de riesgo para simplificar). Tema para nada trivial, aunque para muchos lo sea.

En este artículo asumimos que los agentes no tienen un compromiso cultural con la divisa mundial, es decir con el dólar estadounidense o con los Estados Unidos, y por lo tanto no necesariamente eligen dolarizarse en todo momento y en todo lugar.

Asumir que los agentes actuan permanentemente motivados por cuestiones políticas o culturales, implica asumir que el agente económico prefiere perder rentabilidad (dinero), e incluso tener un rendimiento por debajo del normal, de forma sostenida a través del tiempo. Notar que esto no quiere decir que, en momentos de fragilidad externa, no existan agentes que puedan apostar a devaluaciones de la moneda local, pero si la misma no se consuma, instantáneamente aparece el límite de la rentabilidad normal.

En Argentina, un país donde los agentes mantienen en el sistema financiero interno y externo o fuera de él, un stock de riqueza acumulada en dólares estadounidenses mayor a 225.000 millones de dólares (INDEC), la idea de que los argentinos están comprometidos culturalmente con el dólar está ampliamente difundida. Por dicha razón creemos que la formación de activos externos es un tema fundamental y merece ser estudiado.

Sí creemos que existe un compromiso en los agentes económicos, pero este es el “compromiso financiero”. Es decir, el de la búsqueda de la mayor rentabilidad en todo momento y lugar.

Por eso, una explicación alternativa consiste en asumir que la formación de activos externos depende de un diferencial de rendimientos. El mismo está dado por la diferencia entre la tasa de interés local y la suma de la tasa de interés internacional, la prima de riesgo país y la tasa de devaluación esperada. Por lo que, cuando el diferencial se vuelve positivo (negativo), es decir cuando la tasa de interés local es mayor a la sumatoria de los otros tres elementos combinados, la formación de activos externos disminuye (aumenta).

En otras palabras, un aumento de la tasa de interés internacional, del riesgo país y/o de la devaluación esperada, dejando todo lo demás constante, induce un aumento de la formación de activos externos.

En conclusión, la magnitud de dicho diferencial es relevante especialmente cuando en el país la cuenta corriente no es positiva y la salida de capitales es cubierta con reservas del Banco Central. Obviamente la construcción del diferencial puede complejizarse, pero no alteraría las causalidades del análisis. En una economía abierta, no emisora de moneda mundial, el Banco Central puede intervenir afectando el nivel de tasa de interés local, así como la devaluación esperada interviniendo en el mercado spot y forward (futuros). Por lo tanto, puede alterar la formación de activos externos y afectar así el estado final de la cuenta corriente.

 

El País Digital - 6 de Julio de 2020

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