Al odio no se lo lleva el viento

¿Cómo puede alguien gatillar en el rostro de la vicepresidenta de una nación? ¿Qué condiciones histórico-sociales, políticas, pueden explicarlo? Descartadas las hipótesis del “lobo suelto” y la reducción psicopatológica, quedan las razones sociales, la explicación sociológica que, sin perder el asombro ante un acontecimiento completamente disruptivo, sea capaz de inscribir este hecho en una situación de crisis cada vez más aguda de las instituciones de nuestra democracia. 

Un punto de inflexión

El intento de asesinato de Cristina es un hecho gravísimo que no se zanja simples comunicados de repudio. Hay que registrar la terrible dimensión de este acontecimiento, frente a todas las maniobras para minimizar, banalizar o despolitizar lo ocurrido.

De qué está hecha una bala

Los límites de aquello que puede ser dicho se delinean en cada momento histórico. En la Argentina de hoy, un fantasma recorre las redes sociales: los enunciados que incitan a eliminar al adversario. Es posible hablar de balas, de ajusticiar y matar. ¿Cómo es ese gris en el que la palabra enunciada todavía no se vuelve acto? ¿Qué condiciones históricas e ideológicas determinan lo decible?

Declaración de la Catedra Libre Estudios Agrarios “Ing. Horacio Giberti”

Desde la Catedra Libre Estudios Agrarios “Ing. Horacio Giberti” (CLEAHG). Repudiamos públicamente el intento de asesinato a la vicepresidente Cristina Fernandez.

Un acto antidemocrático, atentatorio a  la institucionalidad y la paz social, debe ser urgentemente investigado y clarificado.

Atentos a que una vez más se culpe a la víctima, esperamos que se tomen las medidas de seguridad y transparencia que impidan episodios como el que lamentamos todos.

 

2 de septiembre de 2022

Declaración del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico

La democracia ha sido puesta en peligro. Un arma de fuego gatillada a centímetros del rostro de Cristina Fernández de Kirchner, principal dirigenta política del país, es una muestra clara del lugar adonde se busca hacerla llegar. Un intento de acallar una voz -como otrora- con el plomo cargado por los discursos de odio que, desde hace algunos años, se han recrudecido en la Argentina.