Internet ya está roto
A finales de 2014 Kim Kardashian pretendió “romper internet”. Posó desnuda para unas fotos. Le fue bien, ganándose el día que lo hizo el 1% de toda la actividad de internet. Ahora la preocupación es que este tipo de expresiones de democracia desaparecerán cuando perdamos la neutralidad de la red.
“Neutralidad de la red” es una extraña expresión. Definitivamente hubo neutralidad en la red cuando páginas web de izquierdas entraron en la lista negra de Google. Y cuando Jeff Bezos, el de Amazon, compró el Washington Post. Sin mencionar que todo el contenido que recibimos proviene de seis grandes compañías las cuales poseen prácticamente todos los medios de comunicación que consumimos. Es curioso ver a gente que solamente consume grandes medios corporativos como MSNBC lamentarse ahora por la pérdida de la neutralidad de la red.
Lo que puede resultar más inquietante que la pérdida de un supuesto internet libre es que a tantos de nosotros ya nos hubieran engañado. Incluso bajo una configuración neutral de la red, muchos de nosotros escogimos consumir las mismas páginas web que ahora serán capaces de pagar por ventajas en internet.
El concepto “fake news” nunca ha revelado del todo la historia completa. La idea de que existe alguna clase de conspiración progresista diseminada por todos los noticieros mainstream es absurda. Esta gente es solo progresista para esconder sus solapados intereses corporativos de los propios progresistas, y supongo que de todos aquellos que odian a los progresistas. Una vez cuentas a los progresistas y a los que los odian, no queda mucha gente. Además, las noticias no tienen por qué ser necesariamente falsas tan a menudo. Cuando ABC expulsó a Brian Ross fue fundamentalmente por difundir noticias falsas. Una estrategia más efectiva que la mentira descarada es contar una parte de la verdad. O simplemente especular dando vueltas al asunto sin presentar jamás una evidencia, siendo la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses el modelo a seguir. No obstante, creo que todas las apuestas están ya cerradas para el imperialismo. Me vienen a la cabeza The New York Times y la guerra de Irak.
Las distracciones masivas que recibimos por internet no son necesariamente falsas, son solo tonterías. Pose de selfie como resistencia. Memes que funcionan como análisis políticos. El troleo irritado cuenta como conversación.
Los Estados Unidos siempre han sido bastante benevolentes acerca de la libertad de expresión, solo que somos tan estúpidos como para creernos todo lo que oímos. No deja de ser irónico que ahora sea Trump el que prohíba palabras como “feto” de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades cuando se suponía que él representaba a la censurada mayoría silenciosa que sufría bajo el reinado de la corrección política. Puede que Trump sea un autoritario pero sin duda Obama también lo fue. Véase si no su trato a los soplones informantes [N.T.: los whistleblowers Manning, Snowden, Assange…] o sus programas masivos de vigilancia.
La idea principal aquí es que la neutralidad de la red tiene un valor limitado si seguimos haciéndonos eco de nuestros amos corporativos. Seguramente que es un derecho que merecemos y abandonar tal principio es otro paso hacia el autoritarismo. En esta medida, la pérdida de la neutralidad de la red puede ser más problemática por sus implicaciones que por sus efectos en una ya de por sí dócil sociedad.
Tampoco es que internet sea la primera cosa en salir de la neutralidad. Un país que está tan escandalizado por la propiedad privada de internet, ¿qué posición toma respecto a la propiedad privada de la tierra? Nuestros colegios están siendo privatizados. También nuestros parques. Nuestro suelo, nuestras aguas y nuestro aire. ¿Es neutral el agua de Standing Rock? ¿Qué hay de la contaminación del aire? ¿Quién es el propietario del aire cuando ciertas personas se aprovechan de su contaminación? ¿Acaso son las personas mismas neutrales? Mire las relaciones laborales o la violencia doméstica. Las elecciones están compradas. Los pequeños comercios no pueden competir contra los grandes. En un país en el que el 1% de la población posee más riqueza que el otro 99% nos preocupamos por la neutralidad de la red.
La pérdida de la neutralidad de la red afectará a todas estas cosas, pero puede que esta vez nos lo tomemos como una oportunidad para perder menos tiempo en internet y pasar más tiempo juntos. Esto no solo es querernos mutuamente, sino también aprender los unos de los otros en tanto que fuentes de noticias. Si uno fuera solo a leer las noticias “neutrales”, podría pensar que los tiroteos masivos son más frecuentes que las buenas acciones o que todo el mundo se parece a Kim Kardashian, que los rusos acechan tras cada esquina y que los ricos solo hacen que donar a fines benéficos. Internet siempre ha representado un mundo en cierto grado aislado de la realidad.
Las noticias en internet son las historias de seis personas muy ricas. El mundo está repleto de mucho más que eso. La esperanza sería que la pérdida de la neutralidad de la red pudiera abrirnos la puerta a depender de otras formas de conectarnos y entender nuestro mundo. Hasta ahora, sin embargo, el miedo a perder la neutralidad en la red se ha encontrado con una respuesta engendrada desde el propio internet; una de indignación instantánea, carente de reflexión. Un ciberanzuelo [click bait] que hace más por estropear internet que por derrotarlo. A este paso la pérdida de la neutralidad será olvidada para cuando llegue la siguiente boda real y continuaremos consumiendo la verdad acerca del mundo de la mano de aquellas personas que sacan provecho de su muerte.
Nick Pemberton , Estudia en el Gustavus Adolphus College en el sur de Minnesota.
Sinpermiso - 23 de diciembre de 2017