La integración regional es indispensable

El encuentro entre los presidentes de Argentina y Brasil se produjo a casi un año de la asunción de Alberto Fernández. A nadie se le escapa que Jair Bolsonaro apostó por la reelección de Mauricio Macri y que no vio con simpatía la visita de Fernández a Lula da Silva mientras estaba preso. Argentina y Brasil hoy representan las visiones contrapuestas de una América Latina en disputa entre dos grandes corrientes políticas.

Brasil: la cosa Bolsonaro

Los hechos de la historia no se repiten, pero riman como los versos de un largo poema. Escuché más o menos esto de mi amigo Sidney Chalhoub, un prestigioso historiador y profesor de la Universidad de Harvard. También leí una afirmación similar en una de las charlas de Tia Lydia, la odiosa villana de las novelas “El cuento de la doncella” y “Los testamentos”, de la canadiense Margaret Atwood, que describe los horrores de una teocracia cristiana fundamentalista impuesta por la fuerza en algunos de los Estados Unidos.

¿Por qué repunta Bolsonaro?

A pesar de la cantidad de muertes y de la pésima gestión de la pandemia de covid-19, la aprobación de Jair Bolsonaro crece. No solo mantiene la fidelidad de sus votantes duros, sino que recibe la aprobación de parte de la población más pobre del Nordeste, a la que ha dirigido programas sociales de emergencia. Los cambios en la estrategia bolsonarista y los errores de la oposición progresista explican mucho de lo que está sucediendo en Brasil.

Bolsonaro pierde sus torres gemelas

Bolsonaro llegó al gobierno con la promesa de mantener y profundizar el modelo neoliberal y de intensificar la lucha contra la corrupción. Con la primera ha ganado el apoyo del gran empresariado y de conglomerados mediáticos. Con la segunda dio el pretexto para quienes, en verdad, lo que querían era un pretexto para impedir que el PT volviera al gobierno.

Jair Bolsonaro, el hombre más peligroso del mundo

Brasil se aproxima a un colapso sanitario y económico en coincidencia con un vacío de poder. Si bien la pandemia es global, Brasil podría ser uno de los países más afectados. El impacto de una epidemia sobre cada territorio, además de factores naturales como el clima, extensión territorial y distribución etaria de los habitantes, también depende de condicionantes políticos, económicos e ideológicos.