La crisis y cómo salir de ella, según la teoría de la regulación
El análisis se encuadra en la Teoría de la Regulación, una visión sistémica que comenzó a ser desarrollada por Boyer y un grupo de economistas franceses en los años setenta.
El eje central de la visión aplicada en el artículo es el cambio del régimen de acumulación organizado en la segunda posguerra en Estados Unidos y Europa, que incluía fuertes regulaciones estatales y acuerdos sociales y que, luego de la crisis de los años setenta, dio lugar a otro basado en la acumulación financiera, en lo que se ha denominado “el capitalismo dirigido por las finanzas”. La consecuencia última de esta tendencia ha sido una serie de crisis que desembocó en la iniciada en 2007.
El tránsito al nuevo régimen comenzó en los años ochenta por diversas transformaciones articuladas y alimentadas mutuamente que incluyen la apertura de las economías, la exacerbación de la competencia comercial y financiera y el debilitamiento de los sindicatos En los noventa, explica Boyer la desregulación financiera iniciada en Estados Unidos expandió los instrumentos de crédito y de especulación.
Un aspecto decisivo de este proceso es el retroceso del crédito bancario a manos de los mercados de capital, capaces de alimentar y abandonar los mercados a través de las fronteras en instantes.
Otro es la creciente opacidad de las operaciones financieras que deriva en una igualmente creciente dificultad de los reguladores para entender las operaciones y regularlas.
La financiarización de la economía, explica Boyer, está caracterizada por: un sistema perverso de beneficios que estimuló a los gerentes de las empresas financieras a la especulación; la profundización de las diferencias de ingresos como consecuencia del aumento de oportunidades de rentabilidad en operaciones financiera vis a vis las productivas; un aumento del tamaño de las empresas financieras y la concentración del sistema.
Debido a estas transformaciones, sostiene Boyer ,el capital financiero disfruta de una movilidad internacional sin desafíos y se convierte en dominante, imponiendo su lógica en las relaciones laborales, los sistemas de bienestar social y el Estado.
Gracias al poder acumulado, las finanzas tienen la capacidad de defender sus privilegios frente a los intentos de regulación, lo cual, además de contribuir a consolidar un sistema que provoca fracturas sociales y afecta la producción, garantiza la pervivencia de prácticas financieras generadores de riesgos y de crisis.
Hasta el punto, sostiene Boyer, de que la liberalización financiera, dados la crisis que provoca y los incentivos antiproductivos que instala, está destruyendo sus propias condiciones de existencia: “Las finanzas, sostiene Boyer, parecen una serpiente mordiendo su propia cola. Capitalistas y financistas deben ser salvados de sus propias estrategias peligrosas” Luego del inicio de la crisis los gobiernos de Estados Unidos y Europa lanzaron reformas financieras, pero las mismas no desarticularán las prácticas que llevaron a la financiarización y la crisis. Por otra parte, las políticas de salvataje, consistentes básicamente en la oferta de crédito fácil por parte de los gobiernos, no han conseguido la recuperación de las economías.
¿Cómo encarar estos dilemas? Las teorías convencionales, según Boyer, no sirven para esa tarea porque no anticiparon la crisis y no pueden explicarla. Se trata de “una falla teórica que abre una avenida a una economía política renovada”, perspectiva a la que puede contribuir la Teoría de la Regulación.
Esta perspectiva considera que la única alternativa para salir de la trampa montada en las últimas décadas es modificar el sistema de acumulación y para ello es necesario reducir el poder de las finanzas con medidas como impuestos a los flujos financieros o modificaciones a los sistemas impositivos para alinear la tasa de beneficios de las finanzas con la del capital productivo.
Pero eso, considera en forma realista Robert Boyer, no será fácil porque, en las últimas décadas, los gobiernos han perdido poder a manos de las finanzas y, en la actual coyuntura, están muy endeudados por los programas de salvataje y deben refinanciar sus deudas con, precisamente, el sistema financiero que deberían reformar drásticamente.
Ieco - 25 de agosto de 2013