La división de las empresas tecnológicas con el gobierno de Trump: expresión de la lucha entre capitales

Gabriel Merino

Lideradas por las transnacionales IBM, Google, Apple y Microsoft, 97 empresas declararon su oposición contra la orden ejecutiva del presidente Donald Trump que prohíbe el ingreso al país a ciudadanos de siete países de Oriente Medio. Las empresas argumentan que la medida perjudica seriamente los negocios y la economía de Estados Unidos porque debilitan la innovación y el crecimiento.

Trump propone una prohibición de noventa días al ingreso de ciudadanos de países como Yemen, Siria, Súdan, Libia y Somalia (países en su mayoría musulmanes) y pone un tope de 50 mil personas para los refugiados durante el año fiscal 2017. Según las 97 empresas firmantes, la medida “inflige un daño significativo a los negocios americanos, la innovación y el crecimiento”, y “hace más difícil y caro para las compañías de EE.UU. reclutar, contratar y conservar a algunos de los mejores empleados del mundo”.

Entre las tecnológicas que no firman el comunicado se destacan Tesla y Amazon, ambas presididas por personas cercanas al entorno del Trump. En dichas posturas encontradas podemos identificar algunas claves de la puja entre capitales que se da en Estados Unidos y que se articula con la lucha político estratégica entre bloques de poder.

En términos generales y esquemáticos podemos observar dos bloques: Americanistas vs Globalistas, aunque el gobierno de Trump signifique un cambio cualitativo en la conducción del Americanismo, diferente de los neoconservadores, con una impronta más nacionalista, proteccionista y de mayor radicalidad en su conservadurismo en lo ideológico. Expresa, como figura, un “nativismo” y un nacionalismo industrial propio de fracciones mercado-internistas. Este cambio implicó, por otro lado, que la parte superior del establishment económico, político e ideológico del Bloque Americano haya jugado con Hillary, aunque ahora integre el gobierno de Trump (como el caso de Mnuchin de Goldman Sachs).

Si analizamos sucintamente porqué Tesla y Amazon no firman el comunicado y porqué se hallan más cercanos al gobierno de Trump podemos obtener una pequeña muestra del enfrentamiento al interior de los Estados Unidos en particular y del polo anglosajón en general, en relación a la lucha entre capitales.

Tanto Tesla como Amazon son empresas multinacionales de enorme envergadura (no sólo mercado internistas), pero no lideran sus respectivas ramas a nivel mundial y se encuentran retrasadas, fundamentalmente con respecto a empresas Chinas.

La empresa Tesla, que construye automóviles eléctricos, está tercera en ventas globales. En primer lugar se encuentra la empresa china BYD, que en los primeros seis meses de 2016 vendió 33.000 automóviles. En segundo lugar, la japonesa Nissan con 24.000, y en tercer lugar, Tesla con 21.000. BMW, Mitsubishi, Volkswagen, Renault, BAIC, Chevrolet y Ford cierran más lejos la tabla de posiciones (datos del sitio especializado EV Sales Blog). La escala del mercado chino y la posibilidad de producir vehículos eléctricos económicos es una ventaja central de BYD, empresa que, entre muchas otras, indica el hecho de que China ya compite en las ramas de mayor complejidad económica, asociadas al desarrollo tecnológico. Tesla se ubica en el mercado de automóviles de lujo, con un potencial más chico y mayor competencia internacional con otras marcas que están achicando brechas, como las europeas.

En el caso de Amazon, dedicada a las ventas globales minoristas a través de internet, la situación es parecida. Esta rama es liderada por lejos por la empresa china AliExpress, un consorcio privado chino con sede en Hangzhou. En 2012, dos de los portales de Alibaba juntos manejaron 170 mil millones de dólares en ventas, más que la suma sus competidores estadounidenses eBay y Amazon («E-commerce in China: The Alibaba phenomenon». The Economist. 23 de marzo de 2013).

Además, la cuarta y la sexta ubicación en dicha actividad de vanguardia en tecnología blanda también pertenecen a empresas chinas, llamadas Deal Extreme y Banggood, (la quinta es de Singapur, BestOfferBuy) y poseen un enorme potencial de acumulación ampliada debido a que se hallan en la región del planeta con las mayores tasas de crecimiento actuales y proyectadas. Además se asientan sobre la plataforma manufacturera china, que deviene en la principal a nivel mundial, para comercializar al mundo de forma directa aprovechando la plataforma virtual global y el bajo costo de transporte. Es decir, ya sin mediaciones de las empresas con origen en las potencias tradicionales. El proyecto euroasiático de la Nueva Ruta de la Seda impulsado por la geoestrategia de Pekín apalanca dicha dinámica en el nuevo centro global re-emergente (re-emergente porque China fue durante miles de años centro a nivel mundial, a pesar de la sesgada historia contada por los poderes dominantes de Occidente).

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Si bien una posición en el campo económico no implica necesariamente que ello se corresponde en el campo político y en el estratégico, y aunque la construcción de “intereses” se produce en el momento práctico de las relaciones de poder y no brota como reflejo de la posición en el campo económico, sin dudas la posición en el campo económico constituye un componente de enorme importancia para analizar la construcción de posiciones en las relaciones de poder.

En este sentido, las empresas tecnológicas que firman el posicionamiento contra las medidas de Trump e incluso avanzan en el plano judicial, conducidas por IBM, Google, Apple y Microsoft, constituyen parte de redes transnacionales y lideran el mercado global, hallándose en la vanguardia mundial tanto en lo que refiere a desarrollo tecnológico como en escala y penetración. En cambio, como describimos anteriormente, en el caso de Tesla y Amazon la situación es bien diferente.

A su vez, para IBM, Google, Apple o Microsoft, en su concepción trasnacional, el mercado laboral es concebido como global, como lo es la búsqueda de talentos para sus centros de investigación, desarrollo, innovación, diseño y concepción de productos globales a partir de los cuales, junto con sus enormes espaldas financieras, se constituyen en los actores dominantes de las Cadenas Globales de Valor. Es decir, logran ser los actores dominantes en la apropiación global de valor.

Como se señaló anteriormente, no se traduce linealmente la situación en el campo económico con el posicionamiento político y estratégico. Pero se puede observar que el enfrentamiento entre el Globalismo neoliberal y el Americanismo en sus dos grandes líneas (el Continentalismo neoconservador y el nacionalismo nativista al cual abrevan, por ejemplo, las empresas productoras de carbón y buena parte del complejo sidero-metalúrgico del “Cinturón del Óxido”) está en estrecha relación con la lucha entre capitales en territorio estadounidense. Y esta lucha entre capitales se exacerba a medida que se profundiza la crisis global, se acrecientan en Occidente la cantidad de perdedores por proceso de transnacionalización económica (agudizándose sus luchas intestinas) y se establecen nuevas correlaciones de fuerzas en el escenario internacional.

 

Centro de estudios, formación e investigación en política, economía y sociedad (CEFIPES)

 

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