Las cooperativas son cruciales en la lucha contra el hambre
“La FAO necesita cooperativas y organizaciones de productores fuertes como socios clave en el esfuerzo para eliminar el hambre que sufren cerca de 925 millones de personas y responder a los numerosos desafíos del mundo de hoy. La FAO se compromete a localizar y divulgar las pruebas evidentes del impacto de las cooperativas y de las organizaciones de productores en la seguridad alimentaria a nivel mundial, y a fortalecer sus lazos con estos grupos”, añadió Graziano da Silva.
Desde pequeñas empresas a compañías multimillonarias que operan en todo el mundo, las cooperativas se encuentran en todos los sectores de la economía, tanto a nivel urbano como rural. La Alianza Internacional de Cooperativas calcula que cuentan con 800 millones de socios.
En 2008, las 300 cooperativas más grandes del mundo tuvieron un beneficio conjunto de 1,1 billones de dólares EEUU, comparable al producto interior bruto (PIB) de muchos países importantes.
La experiencia demuestra que, cuando se promueve su pertenencia a un grupo más numeroso, los pequeños campesinos y otros productores pueden negociar mejores condiciones en los contratos, precios más bajos para insumos agrícolas como semillas, fertilizantes y aparejos de pesca, reducir sus riesgos y conseguir la influencia suficiente para garantizar su derecho a la tierra y mejores oportunidades de mercado.
“Las cooperativas tienen una extrema importancia para crear un nuevo entorno social y ayudar a organizar la producción. Sin su contribución, sería muy difícil alcanzar la seguridad alimentaria a un nivel sostenible”, aseguró Adalberto Martins, uno de los líderes del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST) y miembro de una pequeña cooperativa agrícola.
Centrarse en los pequeños campesinos
Cerca del 75 por ciento de la población pobre de los países en desarrollo vive en áreas rurales. Una gran parte de ellos son pequeños productores que dependen directamente de la agricultura, la pesca, los bosques y el ganado para obtener alimentos e ingresos, pero carecen de acceso para los recursos y oportunidades necesarios para salir de la pobreza extrema.
En 2011, más de 180 programas y proyectos de la FAO ayudaron a construir y fortalecer la capacidad de organizaciones de productores, cooperativas y grupos comunitarios locales para alcanzar sus objetivos organizativos. Estas iniciativas abarcaban un amplio abanico de actividades e intervenciones en muchos países:
En el distrito de Lempira Sur, en Honduras, donde la agricultura de corta y quema estaba agotando los recursos naturales, los consejos de desarrollo comunitarios que representan a las familias rurales incrementaron el poder de las comunidades en la toma de decisiones a nivel municipal. En última instancia, lograron influir para conseguir una mejor gestión de los recursos naturales y la prohibición de los métodos de corta y quema. También impulsaron la reintroducción de las técnicas indígenas que eran menos dañinas para el medio ambiente.
En Níger, los campesinos pobres dispersos en las áreas rurales e incapaces de obtener crédito convencional de los bancos, han conseguido utilizar sus productos agrícolas almacenados como aval, utilizando un “crédito para inventarios” o sistema de “recibos” de almacén. Una cooperativa aporta instalaciones de almacenaje para los pequeños productores, y las cosechas funcionan como si fueran una cuenta de ahorro. Este sistema permite acceder al crédito a los productores rurales.
En ocho países de África oriental, meridional, occidental y central, la FAO ha ayudado a fortalecer los vínculos entre las organizaciones campesinas y los compradores de diversos productos, incluyendo algodón, mandioca, aceite de palma y arroz.
En Fiji, el cultivo de papaya ha pasado de ser una actividad agrícola tradicional a una fuente de agricultura para la exportación. Una cooperativa nacional ha ayudado a mejorar el flujo de información, las oportunidades de comercialización y la calidad y regularidad de la producción.
Los movimientos y organizaciones campesinas regionales e internacionales, los pescadores, los jóvenes dedicados al pastoreo y las poblaciones indígenas también han sido decisivos en los procesos de formulación de políticas, incluyendo las negociaciones a nivel intergubernamental sobre las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques, que promueve en la actualidad el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial.
Graziano da Silva anunció también que la FAO tiene previsto abrir en su sede central de Roma oficinas de enlace para las cooperativas, el sector privado y la sociedad civil.