Los más ricos

La presente investigación llevada adelante por CEPA con el apoyo de la FES se propone realizar un aporte en la reconstrucción y análisis de los entramados empresariales de los principales grupos económicos bajo control de las personas más ricas de la Argentina, sumando al mismo tiempo un cálculo de la valorización accionaria de diecisiete casos seleccionados, durante los últimos cinco años.

La escasa presencia de estudios vinculados a la temática de la riqueza que profundizan en estructuras específicas y de entrelazamiento de la propiedad, valorizadas y que exponen datos cuantitativos, es la principal motivación del trabajo, la cual se ve reforzada por las transformaciones recientes experimentadas en la Argentina en el último ciclo neoliberal que introdujo políticas económicas pro-ricos (2015-2019) y los impactos regresivos de la pandemia de covid-19 en 2020. Si bien desde mediados de los 70 se registran tendencias hacia una menor presencia estatal, la pérdida de recaudación sobre los más ricos, la offshorización y el aumento de la desigualdad en la Argentina las políticas de los últimos cinco años han significado una agudización de estos fenómenos.

En el marco de la pandemia y su expansión, la desigualdad cobró creciente protagonismo, producto no solo del impacto negativo que el virus ha generado en las sociedades –ya altamente desiguales y regresivas, particularmente en América Latina– sino también por el acrecentamiento de las brechas entre ricos y pobres ante cada crisis económica experimentada en las últimas décadas. (1) En efecto, la desigualdad económica asociada a la concentración de los ingresos y de la riqueza es un fenómeno que no cesó de aumentar en los últimos cincuenta años (2). La combinación del proceso de transnacionalización del capital que sentó raíces a mediados de los 70 (Arceo, 2011), la financiarización del proceso de acumulación (Chesnais, 2001), la revolución conservadora reagan-thatcherista de los 80 y la caída del Muro de Berlín fueron hitos que abrieron el paso al avance del Consenso de Washington en los 90 y dieron por tierra con los modelos de industrialización y Estados de Bienestar de la posguerra. Estas transformaciones fueron configurando sociedades en todo Occidente, pero particularmente en Latinoamérica, más desiguales, más regresivas en el orden tributario, con mayores índices de pobreza y precariedad laboral y con crecientes niveles de concentración de la riqueza (Jiménez, ed., 2015). En la región, las dictaduras de Augusto Pinochet en Chile y de Jorge Rafael Videla en Argentina, con los respectivos golpes de Estado que hicieron posible su acceso al poder en 1973 y 1976, fueron los quiebres de modelos económicos antaño anclados en la industrialización, los Estados fuertes y procesos progresivos de distribución del ingreso, pioneras en su desarme de la protección estatal, como supo señalar Perry Anderson (1996).

En relación con la desigualdad, Thomas Piketty conmovió el campo académico en la materia. El autor francés señaló que desde la década de 1970 esta creció significativamente en los países ricos, sobre todo en Estados Unidos: en 2000-2010 la concentración de los ingresos recuperó el nivel récord de la década de 1910-1920. La parte central del análisis de Piketty se concentra en el estudio de la desigualdad de patrimonios, su evolución y determinantes y confirma que el capital se encuentra mucho más concentrado que el ingreso en todos los países para los que se presentan mediciones. Por ejemplo, hacia 2010, el 10% más rico de la población estadounidense ostentaba el 70% del patrimonio. Aún en países con baja desigualdad de ingresos, como Suecia, el patrimonio se concentra fuertemente dado que el 1% más rico capta el 20% del capital total (Herrera, 2015).

Si bien la crisis global del año 2008, con epicentro en Estados Unidos, pero con impacto en todo el planeta, colocó sobre la mesa la problemática de la desigualdad y de los límites de la especulación financiera, eso no fue cuestionado desde sus bases y no hubo reformas integrales –aunque sí se registraron algunos intentos aislados− que buscaran revertir la forma predominante de acumulación. Al contrario, la salida adoptada por el presidente Barack Obama fue el “derrame” de arriba hacia abajo, con ayudas sustanciosas a los causantes de la crisis, fundamentalmente los bancos (Stiglitz, 2020), denominada por Álvaro García Linera como una política de “keynesianismo inverso”, no revirtió los efectos más negativos asociados a la pobreza y a la desigualdad. Sin modificar las bases del sistema, en todo caso la crisis de 2008 aceleró los tiempos de una pelea geopolítica entre Estados Unidos y una China en ascenso que desde el cambio de siglo pone en jaque el rol del hegemón americano en el aspecto económico.

A la par, en la Argentina, el proceso de concentración, centralización y extranjerización del capital tiene también su punto de partida a mediados de la década del 70 y se combinó con una serie de políticas regresivas para la clase trabajadora adoptadas por la última dictadura cívico-militar y con continuidad en los gobiernos democráticos posteriores (Basualdo, 2006; Schorr, 2021). La reversión de este proceso en el periodo 2003-2015 fue mayúscula, aunque no suficiente para recuperar los niveles de ocupación y de distribución del ingreso de la etapa sustitutiva (que alcanzaron su mayor plenitud en 1974), ni logró modificar de raíz la configuración de una estructura económica que se manifiesta en la actual concentración de las exportaciones y del valor agregado bruto por parte de las 200 empresas más grandes del país, varias de estas extranjeras y otras controladas por unas pocas familias argentinas (3). Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y CFK se manifestó la continuidad de la concentración económica y la extranjerización, como factores limitantes al avance de los gobiernos nacional-populares (Basualdo, Manzanelli y Calvo, 2020). De la misma manera, los procesos de fuga de capitales que documentó Jorge Gaggero (2013), a través de redes bancos y facilitadores (Rúa, 2018) se mantuvieron como elementos de drenaje de riqueza nacional, aun a pesar de herramientas de control de capitales que se impusieron en 2013-2015.

Adicionalmente, el periodo del gobierno de Cambiemos (2015-2019) retomó una agenda de reformas neoliberales y regresivas para la distribución del ingreso, en el marco de un alineamiento con el capital financiero transnacional que dio origen a un nuevo proceso de fuerte endeudamiento en moneda extranjera y con no residentes (tanto del Estado nacional, subnacional como también de las empresas). La eliminación de los controles cambiarios y de capitales aceleraron procesos de fuga vía formación de activos externos −antes contenidos por regulaciones (4)− y agudizaron la problemática ya existente, configurando una nueva relación deuda-fuga tal como supo funcionar en lo que el economista Eduardo Basualdo denominó “valorización financiera (1976-2001)” (Basualdo, 2017). El empeoramiento de los indicadores de desigualdad durante el macrismo se observa a partir del Coeficiente de Gini (de 0,41 a casi 0,43 (5)). En paralelo, el aumento en el nivel de pobreza se ubicó en torno a los 10 puntos porcentuales en los cuatro años de gobierno, mientras que para el mismo periodo distintos sectores y, particularmente, distintas empresas tuvieron aumento de su rentabilidad (Schorr, 2021, pág. 212-213).

En 2019 en la Argentina hubo un nuevo cambio de rumbo en las políticas macroeconómicas y con una apuesta hacia una agenda redistributiva en favor de los trabajadores y las trabajadoras que pudiera revertir los impactos negativos del periodo precedente (2015-2019), en un sentido de 180 grados. Sin embargo, a tres meses de la asunción de Alberto Fernández, en marzo 2020, la pandemia de covid-19 obligó a tomar medidas restrictivas de orden sanitario que, con distintos niveles de intensidad a lo largo de 2020, y a pesar de significativas transferencias de ingresos tanto a la oferta (empresas) como a la demanda (población), implicaron una importante caída del PIB (cercana al 10%) y un empeoramiento de indicadores laborales (suba de la desocupación en 2 puntos) y de pobreza (4 puntos adicionales). Estos datos se repitieron en distintas partes del planeta y la región (6). La pandemia generó un impacto regresivo sobre el conjunto de la población, pero al mismo tiempo fue desigual: no afectó a todos de la misma manera ni con la misma fuerza. En la Argentina, las caídas en la facturación de las grandes empresas no fueron igual de profundas y la recuperación fue muy veloz (en forma de V, una V más pronunciada que la de la actividad económica promedio), fundamentalmente a partir de octubre de 2020, cuando la economía retomó la senda de crecimiento. A pocos meses de iniciado 2021 un puñado de sectores ya se encontraba bastante por encima de los niveles prepandemia. En otras palabras, las caídas fueron heterogéneas, y la recuperación, en el primer semestre de 2021 y aun con el impacto de la segunda ola, se revela heterogénea también, lo cual confirmaría que la crisis económica provocada por el covid-19 conlleva una tendencia de profundización de la desigualdad social y económica preexistente. Pero desigualdad no es sinónimo de inmovilidad.

Hasta junio de 2021, la industria manufacturera muestra ocho meses de mejoras significativas y el mayor uso de capacidad desde junio 2018. A la par, en otras actividades más afectadas por la pandemia se observa recuperación respecto de 2020 pero con niveles muy inferiores aún en relación con 2019: hoteles, restaurantes, por ejemplo, recuperan 54,3% a mayo 2021; pero se encuentran 57% debajo de igual mes de 2019. (7)

Con distinto nivel de intensidad, emergieron propuestas políticas y sociales sobre la necesidad de reformar el sistema capitalista y desigual en buena parte del planeta. El debate tributario es el que más lejos llegó, y si bien no hubo cambios estructurales, en varios países esto tuvo su concreción en reformas o medidas progresivas: se aprobaron gravámenes a la riqueza en la Argentina durante el gobierno de Alberto Fernández y en Bolivia bajo el gobierno de Luis Arce; hubo una reforma tributaria altamente progresiva en España, impulsada por la coalición de gobierno de PSOE y Unidas Podemos; y una leve mejora de progresividad en Rusia, considerando su historia de escasa diferenciación tributaria luego de la caída del Muro de Berlín; e incluso se produjo un cambio discursivo y de política tributaria muy fuerte en Estados Unidos bajo la administración de Joe Biden con la suba impositiva al 0,03% para la población más rica del país y las empresas más grandes que fueron antaño beneficiadas por rebajas de impuestos en el gobierno de Donald Trump (8). La propuesta de subir alícuotas al 15% a todas las multinacionales para tener un piso común de tributación global también empezó a tomar forma luego de que fuera impulsada por Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos en la gestión Biden.

En línea con esto, un documento publicado por CEPA y FES (Strada y Velarde, 2021) señala que la progresividad tributaria y el desarrollo económico tienen una relación estrecha y por estos tiempos ineludible para los debates públicos acerca de la financiación de la pandemia. En el trabajo citado las autoras abordaron las transformaciones en materia de progresividad tributaria en once países en el periodo comprendido entre la crisis de 2008 y la pandemia de 2020, y constataron escasos cambios progresivos en la forma de recaudar (en varios hubo intentos fallidos) y que en los países del sur no basta con la existencia de voluntad política, sino que además debe existir una decisión global de combatir los canales de evasión y fuga que drenan flujos en el sentido Sur-Norte, ya que el resquebrajamiento de las bases imponibles producto de la evasión de las grandes fortunas y de las empresas más importantes es una seria limitación a la mejora recaudatoria y, por ende, a la capacidad estatal de intervenir en la redistribución del ingreso. (9)

Como se mencionó, una de las principales motivaciones de este estudio reside en la escasa cantidad de trabajos que se ocuparon de indagar y sistematizar la riqueza y su formación, profundizando en las estructuras específicas y de entrelazamiento de la propiedad y su valorización. Investigaciones de estas características y magnitudes son inexistentes en la Argentina, con lo cual se abre un espacio de vacancia con relación a la posibilidad de llevar adelante una estimación de rigor respecto del valor patrimonial de los principales poseedores de fortunas en el país. A raíz de ello, se seleccionaron casos de principales millonarios de nuestro país, que luego fueron trabajados en profundidad con fuentes cuantitativas y cualitativas (información de fuentes públicas, e información corporativa como Memorias y Balances, Registro de Asambleas, actas societarias, etc.), de modo de poder determinar el valor patrimonial de los principales ricos, como así su riqueza relativa.

Como decimos en Argentina, si para bailar el tango se necesitan dos, para entender la desigualdad no alcanza con estudiar la pobreza, hace falta el análisis de la riqueza. Esto nos lleva a la necesidad de estudiar la organización del capital de los más ricos, a reconstruir sus entramados empresariales, a valorizarlos. Ese proceso ilumina una serie de mecanismos de gran opacidad vinculados a la evasión, a la fuga, al ocultamiento y al alejamiento de la responsabilidad.

¿Cómo se estructuran los grandes capitales locales en la actualidad? ¿Cuáles son las motivaciones al interior de un grupo económico constituido por una numerosa cantidad de subsidiarias y cuya propiedad mayoritaria pertenece a un grupo familiar? ¿Cuáles se definen en las subsidiarias y cuáles “aguas arriba” en la organización cuando tiene 7 u 8 sociedades intermedias? ¿Cuál es la finalidad de estructurar el capital en sucesivos esquemas de sociedades propietarias de otra sociedad, sin realizar tarea alguna? (10)

Para responder a estas preguntas, la tarea obliga a investigar sus empresas y sus trayectorias. Para ello, fue fundamental el relevamiento del derrotero empresarial de las familias más ricas de la Argentina, como complemento de la información referida a entramados y valorización.

Sin pretender dar respuesta a todo lo antedicho, el objetivo de la investigación es conocer la configuración de los patrimonios de las personas más ricas de Argentina y sus familias, a partir de la reconstrucción de sus entramados empresariales y posterior valorización durante la pandemia, con particular énfasis en la etapa 2019-2021. Para ello, en una primera instancia se plantea una reconstrucción de la estructura accionaria de las principales empresas representativas de los grupos económicos locales y de mayor volumen de facturación en el país, de manera de obtener una fisonomía pormenorizada de la estructura de propiedad, para luego poder determinar el valor patrimonial individual de algunas y algunos de las y los 17 principales propietarios y propietarias de origen nacional de ellas, y de quienes existe información pública disponible. En segunda instancia, se apunta a la valorización de los entramados empresariales de las familias más ricas seleccionadas.

En este marco, los siguientes se apuntan como objetivos específicos:

  1. Selección de una muestra de las principales personas más ricas de Argentina y reconstrucción de los entramados empresariales controlados por estas personas físicas seleccionadas y sus familias, haciendo foco en su configuración y organización societaria y en la participación de los principales titulares en cada una de las sociedades.
  2. Análisis de una serie de características de los entramados empresariales estudiados: i) detalle de las empresas asociadas a la misma cabeza o holding del entramado; ii) identificación del rol desplegado por cada una (controlante o controlada, holding, asociada a una inversión extra grupo, etc.); iii) clasificación de las actividades económicas de las empresas del grupo o entramado; iv) determinación de los orígenes (países) de las empresas integrantes de los entramados; v) determinación de los porcentajes de participación de cada empresa controlante respecto de su/s controlada/s; vi) identificación de las participaciones del dueño o de los dueños en el patrimonio de la empresa o holding principal; y vii) detección de asociaciones o participaciones cruzadas con otros entramados empresariales de relevancia para la investigación en curso.
  3. Confección de mapas de los entramados empresariales, con identificación de la participación societaria de la cabeza del grupo asociada a los titulares.
  4. Seguimiento y análisis del valor de las acciones de las estructuras accionaras, en combinación y complementación con el trabajo sobre Balances y Estados Contables.
  5. Valorización de los patrimonios comerciales de las 17 personas físicas seleccionadas del ranking Forbes para el estudio.

> INFORME COMPLETO

 

losricosdeargentina - mayo de 2022

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