Macri bendice un plan cuyo único logro será pagar hasta fin de 2019
Argentina parece en muchos aspectos el reino del revés. Mientras en el mundo en vías de desarrollo nadie quiere ni siquiera acercarse para una foto con los miembros del FMI, dado que se considera a este organismo un verdadero verdugo, los funcionarios argentinos no sólo se muestran ansiosos por aparecer en fotografía y filmaciones con altos funcionarios del FMI, sino que además declaran, de una manera descarada, que el país debe "enamorarse" de Christine Lagarde.
En el resto del mundo bien pueden observar con estupor la manera en que Argentina, en forma casi desesperada, pone en manos del organismo internacional toda su política económica. Y bien sabido es que la función del FMI en el mundo es organizar programas económicos para que los países paguen escrupulosamente sus deudas. Y nada más que eso: pagar y pagar. Ni estabilizar, ni crecer: sólo pagar. Dicho esto, no queda muy claro qué le vio el presidente Macri a la señora Christine Lagarde para pedirnos a todos que nos enamoremos de ella.
Pero volviendo al tema de pagar, pagar y pagar, eso marca a las claras por qué el "intervalo cambiario de no intervención" llega a los $44 por dólar en su tope superior, por qué ese valor se indexará al 3% mensual (42,5% anual) y por si eso fuera poco, por qué sólo se venderán u$s150 millones diarios superado ese tope, y, según propias palabras del presidente del BCRA, Guido Sandleris, en la conferencia de prensa, además eso no está garantizado por tiempo ilimitado, de la misma manera que el propio "intervalo de no intervención" tampoco lo está.
Por todo esto es que no llama para nada la atención que el dólar no baje a niveles compatibles con la banda cambiaria inferior de $34 por dólar, dado que este nivel subirá al 42,5% anual, o sea, al mismo ritmo de la banda superior. Si a ese 42,5% se le suma la tasa internacional del dólar del 2,25% anual, puede observarse que, sólo por inercia, el rendimiento anual del dólar está "garantizado" en casi un 45% anual de aquí en más, lo que es mucho más que lo que obtienen una gran cantidad de ahorristas grandes y pequeños a los que se paga en nuestros generosos bancos la suma de 0% por sus depósitos a la vista y cajas de ahorro y menos del 40% anual por sus depósitos a plazo fijo.
Es obvio que los funcionarios del equipo económico no observaron ese pequeño "detalle", de la misma manera que tampoco observaron pasar todos los elefantes blancos que pasaron frente al Ministerio de Hacienda y al Banco Central desde que en abril el esquema económico de Prat Gay y Sturzenegger, que había sobrevivido toda la etapa de Dujovne, comenzó a desmoronarse irremisiblemente, víctima de sus propias graves contradicciones que jamás fueron observadas ni por sus autores ni por sus continuadores en el cargo, en una actitud constante de mala praxis económica y financiera desde el mismo día que este gobierno tomó las riendas del país.
Así dadas las cosas, estamos inmersos en un plan que puede hacer que Argentina no caiga en default de aquí a fines de 2019, siendo lo que viene después un auténtico agujero negro de vencimientos sin financiamiento, dado que en 2020 sólo habrá u$s6.000 millones del FMI y nada de nada en 2021. ¿Elaboró el FMI un plan electoral para facilitar la reelección de Macri haciendo que el expresidente de Boca Jr. no tenga que declarar un doloroso "default" meses antes de las elecciones? Puede decirse que sí. Sin ninguna duda, pero eso tampoco parece molestar a la oposición más lógica y pensante, la cual víctima de su letargo parece aún no caer en la cuenta de la trampa financiera que se le ha preparado. Si no llega al poder, pierde. Y si llega, pierde todavía más porque apenas asuma en diciembre de 2019, si es que gana, se encontrará con que no tiene dólares para pagar la deuda en la que incurrieron Macri y su equipo de economistas que en actitud mesiánica esperaban una lluvia de inversiones que resultó ser sólo financiera y de capitales golondrina.
Estamos entonces en presencia de un programa económico que no va a estabilizar la economía argentina que va a tener una inercia inflacionaria de más del 40% anual tan sólo por la indexación de las bandas cambiarias y que menos aún servirá para crecer porque a pesar de la ayuda del FMI van a faltarles dólares al Estado nacional, a las provincias y al propio sector privado que sigue cayendo en traspié tras traspié de déficit de balanza comercial. Ni aún con el dólar en $40 se pudo equilibrar las cuentas externas privadas. Por lo contrario el déficit de agosto de 2018 fue superior en un 6% al de 2017 y supera los u$s1.100 millones en solo un mes. Un mes vale la pena repetirlo de dólar a $40.
¿Y qué decir del "ancla" del plan? Muchos se llenaron la boca con el hecho de que la base monetaria va a crecer 0% de aquí en adelante. Se ve que no revisaron las cuentas. Desde el inicio del año el dólar subió 120%, mientras que la base monetaria sólo trepó 20% y viene en los mismos niveles de 1,1 billones a 1,2 billones en los últimos cuatro meses. ¿Puede decirse entonces que ha sido la emisión monetaria la responsable de la devaluación e inflación? La respuesta es un rotundo no. Es jocoso: se eligió como "ancla" algo que ya estaba lo suficientemente "anclado". Es como si los diarios anunciaran ahora que Cambiemos ganó las elecciones de 2015...
El Gobierno de Macri ha obtenido un gigantesco "reprobado" en materia económica. Un aplazo sin atenuantes. Y para salir de la sucesión de papelones ha elegido el que quizás sea uno muy superior: pedir sacarse fotos y videos lo más cuantiosos posibles con funcionarios del FMI y declarar que el país debe caer enamorado de Christine Lagarde. Metida de pata sólo superada por el hecho de que el Presidente haya anunciado su candidatura a la reelección de 2019 en inglés, a un periodista de la cadena internacional Bloomberg, y confortablemente sentado en uno de los sillones del Fondo Monetario Internacional, donde quizás le gustaría pasar todo su tiempo. Todo un símbolo.
Ámbito - 28 de septiembre de 2018