Oligarcas: desde Atenas a Davos
Según aprendí en un repaso rápido de la sección de historia clásica para turistas de la librería Publico en Plaza Sintagma ayer, la palabra oligarquía proviene etimológicamente del griego oligos (pocos) y arquia (poder). Sparta, en la antigua Grecia, puede considerarse la primera oligarquía, porque una elite económica gobernaba sin mandato popular frente a la democracia (restringida) ateniense. Ahora, Grecia se cita cada vez más como el caso paradigmático de una oligarquía camuflada de democracia. “No es como en el siglo XIX, cuando tenías instituciones oligárquicas como la Cámara de los Lores, sino el ejercicio del poder debido al dinero (necesario para comprar el poder político) y el control de los medios”, me explicó Pavlos Eleftheradis, catedrático de Derecho de la Universidad de Oxford y candidato del pequeño partido Potami, en su despacho del Cube, un nuevo centro de worksharing en el barrio alternativo de Exarcheia, en Atenas, donde una grupo de jóvenes “emprendedores” hablando el mejor ingles de Palo Alto –”start-up-think outside the box, cool, awesome, etc.”-- trataron de escaparse de la cruda realidad de la desocupación juvenil griega tras cuatro años de ajustes. En un artículo publicado el mes pasado en la revista estadounidense Foreign Affairs titulado “Cómo los oligarcas hundieron a Grecia”, Eleftheradis denuncia una poderosa y rancia elite de constructores, banqueros, navieros, inmobiliarias y petroleras, un gobierno en la sombra de la maltrecha economía griega. “Los griegos de la calle los llaman diapelkoenoi (enchufados) o davtazides (chulos), pero los economistas usan el término oligarca debido a su poder excluyente” , coincide Kerin Hope en el Financial Times. Pero un economista especializado en oligarquías que acudiese al Foro Económico Mundial esta semana en la estación esquí alpina de Davos (Suiza), difícilmente no detectaría síntomas de la enfermedad oligárquica en las fiestas de la elite global: consejeros delegados transnacionales, ejecutivos bancarios globales, gestores de fondos offshore, líderes mediáticos, economistas cooptados, auditores especializados en evasión fiscal, ministros y jefes de gobierno en busca de trabajo post desastre electoral, procedentes de los seis continentes. Aquí --al igual que en las cafeterías de Kolonaki, el distrito de elite en Atenas–, las relaciones endogámicas entre el poder empresarial, financiero, mediático y político parecen ser la negación más absoluta de la democracia. Este año se celebra la fiesta de despedida de Davos en el llamado “huevo de oro”, el nuevo hotel Intercontinental en la ladera de la montaña, vacío durante el resto del año por su precio prohibitivo. Estarán los sospechosos habituales: banqueros de Wall Street, gestores de fondos y consejeros delegados de empresas ya más o menos oligopólicas en una economía mundial en la que cada sector está compartido por dos, quizás tres mastodónticas transnacionales. Tal vez vayan Sergey Brin, de Google, o Michael Dell o Sheryl Sandberg (Facebook). Magnates filantrópicos de monopolios abusivos como Bill Gates y especuladores de corazón progresista como George Soros. Habrá oligarcas rusos y celebridades caritativas de Hollyowood también.
Miradas al Sur - 25 de enero de 2015