Pandemia en Argentina: todas las vacunas sirven ante las nuevas variantes de Covid-19

Florencia Halfon Laksman


Las de Manaos y Reino Unido configuran la mayoría de los contagios locales pero no son la causa de la segunda ola. Ya hay estudios sobre la efectividad variable de las dosis con cada mutación y de la respuesta inmune de quienes se contagiaron.

“La mayoría de los contagios que se están registrando hoy en la Argentina corresponde a las nuevas variantes, pero eso no quiere decir que las nuevas variantes hayan provocado la segunda ola”, advierte la doctora Mariana Viegas, viróloga e investigadora del Conicet. Esta etapa de la pandemia en el país no sólo se diferencia de la de 2020 por la aparición de las vacunas sino también por la virulencia y características particulares de las variantes de Covid que llegaron desde el extranjero. El aumento exponencial de contagios de las últimas semanas y esa meseta diaria en la cima del Everest pandémico no contribuyen a la esperanza de un invierno sin el sistema sanitario al borde del colapso.  Por ahora, todas las vacunas aprobadas en el mundo han demostrado su eficacia, incluso para algunas mutaciones, pero no todas en el mismo porcentaje.

En el peor momento de la pandemia en materia de muertes y casos confirmados, cuando en las últimas dos semanas hubo más del 10% del total de casos locales (371 mil contagios sobre 3,5 millones), la especialista analiza: “Los casos aumentaron antes de que las nuevas variantes fueran la mayor proporción. La suba que llevó a la segunda ola fue propia de una población que se empezó a relajar y viajar, y de un país que recibió gente de afuera. Ahí empezaron a entrar las variantes que provocaban las segundas olas en Brasil, Estados Unidos y Europa”.

Viegas es coordinadora del Proyecto PAIS (Proyecto Argentino Interinstitucional de genómica de SARS-CoV-2, financiado por el Ministerio de Ciencia), a través del cual un consorcio de investigadores y profesionales de salud de distintos puntos del país analiza, desde marzo del año pasado, las características y mutaciones del virus a nivel local. Se encargan de la caracterización genómica del Covid, a través de estudios evolutivos en las distintas regiones del país, y observan cómo se instala y distribuye. A las variantes de Manaos y Reino Unido, que hoy configuran más de la mitad de los contagios de la Argentina, la viróloga las llama “variantes de preocupación” porque así lo indica la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las que se propagan en muchos países demasiado rápido. Otras dos categorías son: “de interés” –etapa menor que la de preocupación- y “de grandes consecuencias” –más grave que la de preocupación-. En el grupo de las de Manaos y Reino Unido, se suman la de Sudáfrica y –desde hace un par de semanas- la de India, pero éstas no tienen, al menos por ahora, circulación comunitaria en el país. Una que sí va expandiendo su porcentaje de contagios a nivel local es la variante andina, de Chile y Perú, aunque no hay, en principio, interés o preocupación por sus características. La del Reino Unido está bajando su intensidad, mientras que la de Manaos está aumentando, como la andina.

“Este virus emergió en el ser humano sin haber estado nunca antes en contacto, entonces no había ninguna respuesta inmune previa. En la primera ola, el virus tenía libertad de circulación en todo el mundo –explica Viegas-. Todos los virus mutan y este virus no tenía restricciones. Después, empezó a tener algunas restricciones por la respuesta inmune que provocó la primera ola entre los contagiados. Y luego vino la vacunación, así que es lógico que hayan cambiado las variantes en esta segunda ola porque son la respuesta a un año de adaptación en el ser humano, a la aparición de vacunas y a la inmunidad que se empezó a generar a las primeras variantes, algo que el virus tuvo que evadir”.

¿LAS VACUNAS SIRVEN PARA LAS NUEVAS VARIANTES?

La Argentina logrará tener esta semana al 20% de su población vacunada con al menos una dosis, muy cerca del 21% de Brasil, muy lejos del 51% de Chile –países latinoamericanos con poblaciones bien distintas en tamaño-, y por encima del 14% de México o el 7% de Perú, por citar otros casos del continente. El país no se encuentra en la lista de los menos abastecidos del mundo, tampoco en la de los más abastecidos, pero ya supera las 15 millones de vacunas recibidas, cifra que sí se arrima a las 19 millones que tiene Chile, territorio trasandino con la mitad de la población que tiene Argentina.   

Lo que se sabe hasta ahora es que todas las vacunas son efectivas para prevenir la forma grave de la enfermedad y la muerte, con la variante que fuera. Esto lo refuerza Gonzalo Pérez Marc, jefe de Docencia e Investigación de la Unidad Materno-Infantil del Hospital Militar y director del estudio que el laboratorio Pfizer hizo en la Argentina para probar la efectividad de su vacuna, que fue el más grande que la compañía llevó a cabo en todo el mundo (por eso hay seis mil vacunados con Pfizer en la Argentina). “Para lo que uno necesita de las vacunas, que es evitar la muerte y la enfermedad en su forma grave, todas las vacunas aprobadas por alguna agencia regulatoria son excelentes. No buenas: excelentes. Así que la mejor vacuna es la que consigas, sin duda alguna. Es importante aplicar las dosis que se indica y hacerlo en los tiempos que corresponde”, dice.

Según el primer análisis preliminar de los datos del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud de fines de marzo, se contagió el 0,15% de las personas vacunadas con primera dosis y falleció el 0,0005%. También se contagió un 0,15% tras la segunda dosis pero no se registraron personas fallecidas entre aquellas vacunadas con el esquema completo.

En el caso de la vacuna de Sinopharm, por ejemplo, que viene de China, no hay suficiente información para determinar la eficacia de una sola dosis y, por eso, las que llegaron a finales de abril se utilizan como segundas dosis, para no diferirlas demasiado de las primeras aplicaciones.

Desde el Ministerio de Salud de la Nación, detallan que la eficacia de las vacunas que se aplican en el país se encuentra entre el 70 y el 90%, según la marca. Todas demostraron una alta efectividad en evitar la enfermedad sintomática. Quienes murieron por Covid después de vacunarse son excepciones, según coinciden los especialistas consultados por Cenital.

La eficacia reportada en evitar la enfermedad sintomática con la Sinopharm es alrededor del 79%. Con la Sputnik, se previene una enfermedad leve a moderada en un 91% y evita al 100% la posibilidad de hacer una forma grave y morir. Todavía no se sabe en qué porcentaje previene contagios. Además, un estudio del Instituto de Virología de la Universidad Nacional de Córdoba confirmó, con muestras de sangre de vacunados, que en el organismo se generan anticuerpos capaces de neutralizar la variante de Manaos. En territorio bonaerense, la cartera sanitaria local y el Ministerio de Ciencia de la Nación, junto al Instituto Leloir y las universidades de La Plata y Buenos Aires, siguen estudiando la efectividad de la Sputnik ante las diferentes variantes.

La vacuna Covishield o Astrazeneca –es la misma droga, fabricada por la Universidad de Oxford, pero lleva distinto nombre porque se produce en lugares diferentes- previene entre un 70 y 80% la enfermedad sintomática y todas las formas graves, la hospitalización y la muerte. Autoridades de salud británicas anticiparon que en junio esperan levantar restricciones, después de que un estudio oficial concluyera que las vacunas de AstraZeneca y Pfizer son eficaces contra la variante india.

El director del estudio de Pfizer da precisiones: “La variante india, la andina y la de Manaos son de alta contagiosidad, pero responden del mismo modo contra las vacunas. La sudafricana tiene otra característica y es que baja un poco la eficacia de la vacuna”. Amplía la viróloga Viegas: “Se ha visto, en la variante sudafricana, una reducción en la neutralización producida por los sueros de las personas vacunadas, pero lo que se reduce es la efectividad en prevenir la enfermedad sintomática. Evitan la severidad y la muerte, pero quizás no evitan la infección, entonces los vacunados pueden infectarse e incluso transmitirlo. Por suerte, esa variante no está circulando en la Argentina”.

Mientras el país negocia con Israel, Cuba, Pfizer, y otros países y laboratorios para la llegada de nuevas vacunas, la farmacéutica estadounidense prepara un informe que indica que, seis meses después de su aplicación, la efectividad para prevenir la enfermedad con síntomas continúa siendo alta: de 95 a 91%. 

Si me contagié, ¿tengo anticuerpos?

Las infecciones por un virus o una bacteria generan neutralizantes para atacarlas y quedan en la sangre para combatir una próxima infección similar, aunque no siempre los anticuerpos son suficientes para prevenir la enfermedad sintomática. Además, la respuesta inmune de un organismo es la de los anticuerpos (humoral) pero también la de la inmunidad celular, que la complementa,  es más compleja, sirve en la reacción de memoria ante una nueva infección, y también busca combatir el virus. “Por eso, no sólo se trata de anticuerpos, sino también de células que responden destruyendo al virus”, avisa Tomás Orduna, jefe de Medicina Tropical del Hospital Muñiz, y da detalles sobre los anticuerpos que sirven ante una reinfección de coronavirus: “En general, hay un punto de corte que tiene que ver con neutralizar al virus, pero es una respuesta muy individual y, por ello, incluso hay personas en las que no se detecta. Por eso hay que recordar que hay inmunidad celular y que no hay métodos accesibles de uso diario para poder medir esa respuesta celular. La duración de los anticuerpos es variable, pero ya sabemos que un porcentaje importante llega a más de ocho meses post infección”.

Enio García, jefe de asesores del Ministerio de Salud bonaerense, subraya: "La tendencia es que la concentración de anticuerpos vaya bajando con el tiempo, así que no sirve medir la cantidad para saber si uno está protegido o no. En resultados preliminares de los estudios que estamos haciendo, vemos que todas las vacunas que usamos generan células de memoria, lo cual nos permite pensar que el efecto es duradero. Resta saber cuánto tiempo duraría”.

En la Argentina, hay dos producciones locales para detectar ambas respuestas en el cuerpo. Científicos de la Fundación Instituto Leloir y del Conicet lideraron el desarrollo de COVIDAR IgG, un test serológico que, a partir del análisis de muestras de sangre o de suero, permite determinar en un par de horas si una persona tiene anticuerpos contra el SARS-CoV-2. Y COVID-T es la plataforma desarrollada por científicas y científicos del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) para monitoreo de la respuesta celular -linfocitaria T antígeno específica- en pacientes recuperados de Covid y en individuos vacunados.

Con la vacuna Sinopharm, de virus inactivado, las respuestas son a partir del virus completo en el organismo. Las de AstraZeneca y Sputnik generan, en cambio, la proteína spike, que es la que el virus muestra en su superficie y frente a la que se genera la mayor cantidad de anticuerpos.

A eso se agregan dos investigaciones científicas que concluyeron que las células inmunes sobreviven en la médula ósea de los infectados o vacunados al menos un año, y que eso mejora con el tiempo.

El primer estudio, publicado en la revista Nature, indica que esas células pueden producir anticuerpos cuando haga falta. El otro, publicado en el sitio de investigación BioRxiv, descubrió que las células B de memoria se siguen fortaleciendo al menos 12 meses después de la infección inicial y que eso mejor con la vacunación, incluso ante las variantes del virus, lo que anularía la necesidad de otro refuerzo de vacunación, según Michel Nussenzweig, inmunólogo de la Universidad Rockefeller en Nueva York, que dirigió el estudio.

En el caso de las personas que no tuvieron coronavirus y fueron inmunizadas, quizás sí necesiten más adelante una vacuna de refuerzo, explicó Nussenzweig. “Ese es el tipo de cosas que sabremos muy, muy pronto”, avisó.

¿Quiénes están muriendo?

Orduna señala que “hoy mueren los menores de 60 años con patología previa (sobrepeso, obesidad, diabetes, Epoc) y mayores de 60 que, además de los factores de riesgo, suman la edad, que es un factor en sí mismo. ¡Pero los vacunados que han fallecido fueron una absoluta excepción! Entre los fallecidos, por supuesto, hay personas que no se quisieron vacunar”.

Para Enio García, “los fallecidos son personas que no se vacunaron. Es difícil saber si es porque no se inscribieron, si estaban esperando turnos, o si no se querían vacunar. Hay muy pocos casos de fallecidos con más de 21 días posteriores a la primera dosis de vacunación. Estamos viendo, en mayores de 70 años, que con una dosis ya se logra cerca del 80% de efectividad para evitar la infección y cerca del 90% para evitar internaciones y muertes. Si sumamos que encontramos buena cantidad de anticuerpos y linfocitos en los vacunados, lo que vemos es que hay una muy buena perspectiva de cambiar la cara de la pandemia a partir de un acceso más amplio a las vacunas”.

El último informe de abril de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) indica que el porcentaje de vacunados entre los internados en esas unidades es de 6,5%, un número que la oposición critica por bajo y que el gobierno lee como positivo porque sostiene que así ocurre en todo el mundo: la mayoría de los internados son aquellos que todavía no recibieron ninguna dosis. "Los países que bajaron los casos vacunaron con medidas muy intensivas", le dicen a Cenital fuentes del ministerio. 

El gobierno nacional, a través de su Ministerio de Salud, es quien decide el plan estratégico de vacunación para el país y establece prioridades. Luego, cada provincia decide el modo de implementar ese proyecto. Mientras se termina de vacunar en todo el territorio nacional a los mayores de 60 años, empiezan a verse estrategias diferentes entre jurisdicciones. Provincia de Buenos Aires planea seguir el modelo canadiense e inglés de aplicarle una dosis al mayor universo posible, y por eso prevé vacunar en junio a menores de 60 sin factores de riesgo. En Ciudad de Buenos Aires, la idea es llevar ese objetivo para agosto o septiembre y, antes, ocuparse de darles la segunda dosis a quienes ya iniciaron el calendario de vacunación. Todavía es aventurado analizar qué propósito resulta más pertinente, como también es arriesgado determinar si los mayores de 60 que hoy mueren no se aplicaron la vacuna por propia decisión o por demoras en los arribos de nuevas dosis. Lo que está claro es que el gobierno nacional apela a un segundo semestre con el doble de vacunas en el país y con que un porcentaje de ellas pueda fabricarse en la Argentina.

- Florencia Halfon Laksman,  Me siento periodista desde antes de terminar la escuela, cuando colaboraba en programas de Rock & Pop y Supernova. Trabajo en Información General; salud y educación son mis temas preferidos. Hice tele de chica y madrugué siete años para el aire de Metro. Hoy soy conductora de Ahora Dicen en Futurock. Trato de no ser tan porteñocéntrica.

 

Cenital - 29 de mayo de 2021

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