La invención política del paro feminista

El #8M se instaló como una cita global y a la vez particular: recoge lo propio de cada coyuntura y propone una estrategia de intervención en medio de la crisis. En estos cinco años de paro consecutivo, puso un contenido de clase a las demandas, y señaló al poder judicial y al económico-financiero como engranajes de la violencia patriarcal. Pero además de la denuncia, nombró y produjo comprensión: el movimiento feminista confronta y no sólo padece las distintas formas de opresión. Se organiza para luchar por ingresos, por vivienda, contra la precarización de las vidas. Escriben Luci Cavallero y Verónica Gago.

El aluvión feminista

 

No se la vieron venir. O sí, y por eso los gestos coreografiados: el “vía libre” para debatir el aborto y el súbito interés de Mauricio Macri por la brecha salarial. Cada vez que convoca, el movimiento feminista en la Argentina rompe sus propios récords. Este Paro Internacional feminista, ya instituido como tradición del 8 de marzo, albergó sólo en Buenos Aires una marea de más de 500.000 personas, todas y cada una de ellas en expresa oposición a los gobiernos neoliberales locales y globales y a los modos nada sutiles con los que el patriarcado y el capitalismo se solapan en la vida social y en cada cuerpo individual.

M8: Emakumeok planto! (¡Nosotras paramos!)

 

El 8 de marzo las mujeres nos plantamos, nosotras paramos. Huelga feminista. Es el eslogan elegido por el movimiento feminista de Euskal Herria para unirse a la iniciativa internacional de la huelga feminista. Se retoma el llamamiento del año pasado, donde mujeres de más de 70 países convocaron una huelga internacional de mujeres ante un mundo que sigue generando múltiples formas de violencia y desigualdad contra ellas.

¿Por qué paramos?

 

Desde el escenario principal leyeron un texto en donde enumeraron los puntos del reclamo contra la violencia machista. También hubo fuertes críticas contra el Gobierno, la Justicia y los medios de comunicación.

Y ahora que estamos juntas

 

La fuerza se multiplica, el eco se vuelve trueno y la onda expansiva no para de escalar potencia. No por nada uno de los llamados a este Paro Internacional de Mujeres es hacer temblar la tierra, porque ahora que estamos organizadas, la trama se teje a ritmo vertiginoso.