M8: Emakumeok planto! (¡Nosotras paramos!)
El 8 de marzo las mujeres nos plantamos, nosotras paramos. Huelga feminista. Es el eslogan elegido por el movimiento feminista de Euskal Herria para unirse a la iniciativa internacional de la huelga feminista. Se retoma el llamamiento del año pasado, donde mujeres de más de 70 países convocaron una huelga internacional de mujeres ante un mundo que sigue generando múltiples formas de violencia y desigualdad contra ellas.
Este sistema económico nos aplasta; la violencia machista nos golpea; el racismo nos elimina; marginadas, cosificadas y estereotipadas por la cultura patriarcal. Es la síntesis apresurada de la situación de las mujeres que aparece en los panfletos de mano. Sabemos que hay muchas razones para plantarnos, llevamos mucho tiempo cargadas de razones. Ahora vamos a pasar a la acción. Paradójicamente a la acción de parar. Si nosotras paramos, se para el mundo.
Lo que nos aparece como más llamativo en esta movilización se puede reflejar en dos elementos importantes. Un proceso organizativo de mujeres que recorre como una ola cientos de barrios, pueblos, grupos de mujeres, centros de trabajo, centros educativos,... incorporando miles de mujeres en asambleas y en grupos, es quizá el fenómeno más importante y creativo. En este proceso, que trata de organizar la huelga feminista, se están incorporando, por miles, jóvenes de todo tipo, que se unen a las ya más maduras, también de diferentes calañas. Sin duda este tsunami organizativo es de hondo calado y dejará un poso importante en términos organizativos, de lucha, de debate, de coordinación, de imaginación, de curro, -un montón de currelo-, de buenas relaciones, y un sinfín de cosas más de las que ya daremos cuenta. Lo importante es que ya hemos empezado, y de forma masiva.
La segunda observación sobre este llamamiento novedoso a huelga feminista es, sin duda, el llamamiento mismo. ¿Qué es esto de una huelga feminista? Y así ríos de tinta y millones de palabras empiezan a correr por nuestro entorno. Ya el manifiesto que se leyó la pasada semana en la rueda de prensa contiene un esbozo de programa feminista. No sólo se va a hacer huelga, tenemos alternativas.
Aún antes de ella la propia configuración de la huelga ha llevado a un sinfín de reflexiones y debates, partiendo de cuatro ejes de encuadramiento de la huelga. A nivel de todo el Estado también se está haciendo un debate sobre cómo se enfocaría este tipo de movilización, dejando muy claro que estamos inventando una huelga feminista como la que queremos hacer.
A la tradicional huelga laboral, como cesación del trabajo remunerado, se une la huelga de cuidados, la huelga de consumo y la huelga estudiantil.
Es una huelga laboral que denuncia el sistema capitalista y heteropatriarcal que sigue generando una división sexual de los trabajos, invisibilizando y minusvalorando aquéllos que tienen que ver tanto con profesiones feminizadas como con la sostenibilidad y el cuidado de la vida. Además, paga menos estos trabajos. La brecha salarial en Euskal Herria supone un déficit para las mujeres de 7.489 euros al año.
Invisibiliza igualmente y no valora los importantes trabajos de cuidados y domésticos, no pagados, que son asignados de forma obligatoria a las mujeres. O se malcontratan mediante empleadas de hogar, mayoritariamente migrantes, muchas veces en economía sumergida, sin derechos por tanto. El 87% de las trabajadoras de hogar son extranjeras, de las que el 46% trabajan en régimen de internas, y un tercio aproximadamente carece de contrato laboral.
Mientras la escasez de medios y servicios y la pobreza van en aumento, los medios de comunicación nos distraen con nuevos modelos de consumo que nos animan a olvidar y a gastar sin tope, peor no de cualquier modo, sino utilizando la imagen de las mujeres como objeto sexual y reproduciendo estereotipo sexistas sistemáticamente.
Y mientras todo esto ocurre en las escuelas y centros de estudio sigue imperando un modelo educativo patriarcal y androcéntrico, que ignora los aportes históricos de las mujeres, prima materias y contenidos que responden a lógicas de mercado y perpetúa los roles de género, al no cuestionarlos. Todo ello lo más lejano a las propuestas de co-educación feministas. Y al reproducirse los roles en estos terrenos acotados se está reproduciendo y multiplicando de forma alarmante los mecanismos de agresión y sumisión de las niñas.
Se incluyen en el llamado a la huelga una importante lista de exigencias que van más allá de las reivindicaciones usuales:
Transformar la economía. Apostamos por cuestionar el modelo económico actual desde sus bases y poner en el centro la vida de las personas y la tierra, en lugar de los mercados.
Un reparto justo e igualitario del empleo y de los trabajos de cuidado.
Romper con la división sexual de todos los trabajos y que todas las personas e instituciones públicas asuman sus responsabilidades en la gestión de los cuidados.
Romper con el actual pensamiento racista y colonial que demoniza las diferencias y establece jerarquías entre las mujeres.
Una vida libre de todo tipo de violencias es la reclamación más urgente, donde se reconozca el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad.
Todo lo dicho, y más que se sigue elaborando, va a resumirse y a fotografiarse en un día que será mágico. El 8 de marzo las mujeres nos plantamos, vamos a parar, para parar este mundo que no nos acoge y nos violenta en nuestras vidas.
- Begoña Zabala, es una veterana feminista vasca y abogada laboralista. Forma parte de Emakume Internazionalistak y de la Asamblea por el derecho al aborto de Navarra
Sinpermiso - 10 de febrero de 2018