¿Por qué no ponerles nombres de empresas petrolíferas a los huracanes?
El calentamiento global no "provocó" el huracán, por supuesto: los huracanes se producen cuando una ola tropical se arrastra desde las costas de África y comienza a girar muy dentro del Atlántico. Pero esta tormenta cabalgaba sobre las aguas de un océano cinco grados más cálido de lo normal, de modo que no puede chocarnos que se convirtiera en un monstruo. Para cuando tocó tierra, ya había roto cualquier récord de presión barométrica más baja y mayor campo de viento.
La mayor parte de los daños, por supuesto, proceden de la salvaje marejada que anegó Rockaway [la península de Long Island, en el distrito de Queens], entrando en en el Holland Tunnel [por debajo del Río Hudson, y que une Manhattan con Jersey City, en Nueva Jersey]. Resultó asombroso ver en televisión cómo el Lower East Side [parte baja oriental de Manhattan] se convertía en parte del East River. ¿Una razón para la que la marejada fuera tan alta? Que el nivel del mar ha subido 30 centímetros a medida que el clima se ha calentado. Sandy contaba con una ventaja de partida para inundar la ciudad.
Las empresas de combustibles fósiles han desempeñado el papel más importante a la hora de garantizar que no ralenticemos el calentamiento global. Han subvencionado a propagandistas que niegan el cambio climático y han contribuido a atestar el Congreso de extremistas contrarios al medio ambiente, asegurándose de que no se den jamás pasos de sentido común encaminados a conseguir una energía renovable. Así que, tal vez, lo más correcto sea honrar sus esfuerzos bautizando las tormentas con su nombre a partir de ahora. Como mínimo, resulta divertido imaginarse a los presentadores de los noticiarios anunciar que "Exxon llega a las costas de Nueva Jersey, sembrando el caos tras de sí", o "Chevron obliga a evacuar a 375.000 personas".
Desde 350.org, la campaña sobre cambio climático en cuya fundación participé, estamos hoy enviando un llamamiento a nuestra lista de correos en todo el mundo. Dos cosas son las que pide: que la gente mande dinero a la Cruz Roja para contribuir a sus esfuerzos de socorro en el litoral atlántico, y que envíen un mensaje a las compañías petrolíferas para que dejen de financiar campañas electorales y destinen esos fondos, en cambio, a los esfuerzos de recuperación.
Esto contribuiría a limpiar la atmósfera del Distrito de Columbia, y ayudaría también a Nueva York: Chevron, por ejemplo, donó 2,5 millones de dólares a un super-comité republicano de acción política [para recaudar fondos electorales] la semana pasada, la mayor donación de una sola empresa desde que el Tribunal Supremo dejó expedito el camino para ese tipo de compra de influencias. A la vista de esta tragedia, sería lo mínimo que podríamos hacer, un minúsculo comienzo para ir reparando el daño que han causado. En los próximos diez años, cualquiera que se llame Sandy va a tener que aguantar bromitas sobre el huracán. Parece mucho más justo que cargue con la culpa quien la tiene.
Sinpermiso - 25 de noviembre de 2012