La vuelta de Orwell y el Gran Hermano a la guerra en Palestina, Ucrania y contra la verdad
John Pilger escribe desde Londres sobre la constante supresión de la verdad por parte de los poderosos intereses creados.
La otra noche vi 1984, de George Orwell, representada en los escenarios de Londres. Pese a que pide a gritos una interpretación contemporánea, las advertencias de Orwell sobre el futuro se presentaron como una obra perteneciente a un periodo remoto e inofensivo. Parecía como si Edward Snowden nunca hubiera hecho públicas sus revelaciones, el Gran Hermano no fuera hoy un espía digital y el propio Orwell nunca hubiera dicho aquello de «para dejarse corromper por el totalitarismo no hace falta vivir en un país totalitario».
Un nuevo traspié norteamericano
Fueron por Ucrania para debilitar la zona franca imaginada por Putin y acercar la OTAN a la frontera rusa y consiguieron que Crimea se separara de Ucrania para retornar a la madrecita Rusia, asegurando sus fortalezas bálticas centradas en el puerto de Sebastopol.Algo así como ese refrán de campo: ir por lana y salir trasquilado. El voto popular en Crimea, aplastantemente proruso, legitimó la política decidida por Putin de ponerle con firmeza un límite a los desestabilizadores proeuropeos y al golpismo financiado desde el exterior.
Las profundas razones geopolíticas de Rusia
El presidente Barack Obama decidió ponerse duro con Rusia al imponer sanciones y aumentar el apoyo para el nuevo gobierno de Ucrania.
Este es un gran error. Esta respuesta está basada en la misma lógica defectuosa que ayudó a precipitar la crisis. En lugar de resolver la disputa, va a conducir a mayores problemas. La visión de la Casa Blanca es que EE.UU. no tiene responsabilidad por la crisis actual. En su opinión, toda la culpa es del presidente Vladimir Putin. Esto no es correcto. Washington jugó un papel clave en la precipitación de esta peligrosa situación y la conducta de Putin se vio motivada en las mismas consideraciones geopolíticas que influyen en todas las grandes potencias. La raíz de la crisis actual es la expansión de la OTAN y el compromiso de Washington para sacar a Ucrania de la órbita de Moscú e integrarla a Occidente. A los rusos los enfureció la expansión de la OTAN, pero toleraron el ingreso de Polonia y los países Bálticos.
La lógica de la Guerra Fría
Frente a la decisión del parlamento de Crimea de celebrar el 16 de marzo un referéndum para salir de Ucrania y unirse a Rusia, Occidente baraja todo tipo de sanciones y mueve tropas y armadas en el Báltico, Polonia, Egeo y Mar Negro. Se avanza hacia una reedición de la crisis de los misiles de 1962 que puso al planeta al borde de un cataclismo nuclear. En este caso, la isla no se llama Cuba, sino lo que está en juego es la península de Crimea.
Claves para entender Ucrania
En sólo diez días, Ucrania pasó de un escenario de guerra civil a otro de secesión –o desintegración territorial– y, a la par, de guerra contra un enemigo extranjero. La polarización “interna” entre sectores proeuropeos y promoscovitas, delineada en las continuas y violentas manifestaciones en contra del gobierno de Viktor Yanucovich, desde que se negó a firmar un Acuerdo de Cooperación con la Unión Europea (UE) y, en un giro hacia Rusia, aceptó el acuerdo que le ofreció el gobierno de Moscú para importar gas a precios subsidiados, condujo a la destitución del presidente y a la conformación de un “gobierno de transición” –previa violación por parte de la oposición del acuerdo firmado con el gobierno depuesto para buscar una salida negociada al conflicto, del cual Alemania, Francia, Polonia y Rusia eran garantes–, que el presidente ruso, Vladimir Putin, calificó como “el resultado de una insurrección armada” y como “un golpe de Estado anticonstitucional”.
Ucrania: preguntas incómodas y respuestas inquietantes. Dossier
Este Dossier contiene los 7 siguientes textos: 1) Yanis Varoufakis: “Sobre Ucrania: tres preguntas incómodas a los liberales occidentales sobre el derecho de autodeterminación de la minorías nacionales y un comentario sobre el papel de la Unión Europea”; 2) Ben Judah: “Por qué Rusia ya no teme a Occidente”; 3) Ernest Urtasun y Àngel Ferrero: “Ucrania se desgarra entre Occidente y Rusia”; 4) Boris Kagarlitsky “La ‘intervención con algodones’ y el levantamiento de Ucrania”; 5) Andrej Nikolaidis: “Ucranianos, os lo dice un bosnio: la bandera de la UE no es más que un trapo al viento”; 6) Alejandro Nadal: “Ucrania: entre mafias y expansionismo militar”. 7) Harold Meyerson: “Rusia no respeta fronteras. Los EE.UU., tampoco”.