Las profundas razones geopolíticas de Rusia

John J. Mearsheimer *
El presidente Barack Obama decidió ponerse duro con Rusia al imponer sanciones y aumentar el apoyo para el nuevo gobierno de Ucrania. Este es un gran error. Esta respuesta está basada en la misma lógica defectuosa que ayudó a precipitar la crisis. En lugar de resolver la disputa, va a conducir a mayores problemas. La visión de la Casa Blanca es que EE.UU. no tiene responsabilidad por la crisis actual. En su opinión, toda la culpa es del presidente Vladimir Putin. Esto no es correcto. Washington jugó un papel clave en la precipitación de esta peligrosa situación y la conducta de Putin se vio motivada en las mismas consideraciones geopolíticas que influyen en todas las grandes potencias. La raíz de la crisis actual es la expansión de la OTAN y el compromiso de Washington para sacar a Ucrania de la órbita de Moscú e integrarla a Occidente. A los rusos los enfureció la expansión de la OTAN, pero toleraron el ingreso de Polonia y los países Bálticos.

Pero cuando la OTAN anunció en 2008 que Georgia y Ucrania iban a convertirse en sus miembros, Rusia puso un límite. Georgia y Ucrania no son meros Estados dentro del vecindario de Rusia. Están en su umbral. Tras la caída de Victor Yanukovich en Ucrania, un gobierno pro Occidente se hizo cargo en Kiev. Y Putin veía todos estos hechos como una amenaza directa para los intereses estratégicos de Rusia. Uno podría esperar que los políticos norteamericanos comprendan las preocupaciones de Rusia por la posibilidad de que Ucrania se sume a una alianza hostil. Después de todo, EE.UU. está profundamente comprometido con la doctrina Monroe, que advierte a otras grandes potencias que deben mantenerse fuera del Hemisferio Occidental. La visión de Putin es comprensible. Como no hay gobierno en el mundo que proteja a los Estados unos de otros, las potencias a veces actúan despiadadamente al abordar potenciales peligros. El derecho internacional y las preocupaciones por los derechos humanos ocupan un segundo plano cuando corren peligro temas vitales de seguridad.

Se le podría aconsejar a Obama que comience a pensar como un estratega. Si lo hiciera, se daría cuenta de que castigar a los rusos mientras trata de llevar a Ucrania al campo de Occidente sólo empeorará las cosas. Occidente cuenta con pocas opciones para infligirle dolor a Rusia, mientras que Moscú tiene muchas cartas que jugar contra Occidente. Podría invadir el este de Ucrania, podría dejar de cooperar con EE.UU. en el tema Irán y Siria, dañar seriamente la economía de Kiev y hasta causar graves problemas económicos en Europa a raíz de su papel como importante proveedor de gas. Pero aún si Occidente pudiera imponer costos significativos a Rusia, es poco probable que Putin retroceda. Cuando están en juego intereses vitales, los países están dispuestos a sufrir grandes dolores para garantizar su seguridad. No hay motivos para pensar que Rusia, dada su historia, sea una excepción.

* Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Chicago y autor del libro La tragedia de la política de las grandes potencias

Clarín - 19 de marzo de 2014

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