Una inesperada amenaza a la estabilidad de Haití: un grupo ambiental armado

Frances Robles

La crisis política del país se hizo más volátil esta semana después de que una brigada ambientalista armada aliada con un exlíder golpista comenzara a exigir la destitución del primer ministro.

En Haití, debido al incremento en el número de asesinatos y secuestros, ahora hasta los policías abandonan el país.

En vista de que no hay un presidente electo en el poder y la percepción generalizada sobre el primer ministro es que es ilegítimo, ahora se escuchan clamores que piden la destitución del gobierno por parte de un grupo inesperado: una brigada de oficiales armados cuya supuesta tarea es proteger áreas expuestas a peligros ambientales.

Esta semana, integrantes armados y uniformados de la brigada se enfrentaron a fuerzas gubernamentales en el norte de Haití, con lo que exacerbaron las tensiones en una nación de por sí volátil donde las pandillas han tomado el control de grandes sectores de la capital, Puerto Príncipe, además de sembrar el caos en áreas rurales.

El grupo ambiental, llamado Brigada para la Seguridad de Áreas Protegidas (conocido como B-SAP), enfureció cuando el primer ministro despidió a su líder. El miércoles, oficiales del grupo intentaron invadir la oficina local de aduanas y las unidades de la Policía Nacional de Haití enviadas a contener el ataque los detuvieron con gases lacrimógenos.

Algunos analistas han mostrado su preocupación porque ciertos líderes del grupo expresaron públicamente su lealtad a Guy Philippe, antiguo comandante de la policía y golpista que hace poco regresó a Haití después de cumplir una condena de seis años en una prisión federal estadounidense.

En el periodo de menos de 60 días desde el regreso de Philippe a su tierra natal, ha estado recorriendo el país en busca de apoyo para su supuesta revolución.

A group of Haitians walk down a muddy road with shacks on either side.

Philippe saluda a residentes en su comuna natal, Pestel, en 2016.Credit...Meridith Kohut para The New York Times

“Hablamos de una revolución, pero no una de sangre”, aseveró Philippe en una entrevista. “No hemos matado a nadie. Solo organizamos manifestaciones pacíficas”.

Philippe lideró el golpe de Estado de 2004 que derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide. Aunque, durante años, Philippe estuvo en una lista de traficantes de droga buscados por Estados Unidos pudo vivir con total libertad en el sur de Haití.

Lo arrestaron en 2017, justo antes de asumir el cargo de senador después de haber sido electo. Más adelante, una corte federal de Estados Unidos lo sentenció a nueve años por lavado de dinero y fue deportado a Haití en noviembre, decisión que muchos expertos consideraron impactante y que con toda seguridad encendería los ánimos en un contexto político conflictivo.

“Este es un tipo que ha recurrido a toda clase de maniobras y complots en los últimos 20 años para llegar al poder en Haití”, explicó James B. Foley, quien fungía como embajador de Estados Unidos durante el momento del golpe de Estado en 2004. “Presentamos cargos formales en su contra, lo extraditamos y detuvimos, pero ahora lo enviamos de regreso a Haití, que está en total anarquía, así que el resultado es obvio, predecible y terrible”.

Philippe, quien desde que regresó a su patria ha vivido en su comuna natal, Pestel, señaló que planea ir a Puerto Príncipe en los próximos días para organizar protestas y espera que la vasta mayoría de la población lo respalde para exigir la renuncia del primer ministro, Ariel Henry.

Algunos analistas creen que, como muchos haitianos están decepcionados porque la policía nacional no logró contener a las pandillas, Phillippe podría estar en lo correcto.

“Si fuera un golpe, sería un golpe legítimo, pero no pretendemos organizar un golpe”, afirmó Philippe. “Nuestra intención no es tomar el poder por la fuerza”.

En un comunicado difundido el jueves, Henry indicó que le alarmaban las acciones indebidas de muchos miembros de B-SAP, pues recalcó que no cuentan con un marco legal o administrativo. Las noticias sobre los oficiales rebeldes podrían crear confusión sobre el trabajo legítimo del grupo ambiental de vigilancia, dijo. Añadió que el gobierno creó el martes una comisión a la que le encomendó la tarea de evaluar el trabajo de la agencia.

En cuanto a Philippe, la oficina del primer ministro declaró que “Ariel Henry es el encargado de aplicar la ley”.

Estados Unidos ha insistido en que se forme una misión de seguridad para Haití encabezada por Kenia, acción que algunos analistas interpretan como un respaldo tácito al liderazgo de Henry.

Philippe comentó que “tiene amigos” en el grupo ambiental del norte, alianza que podría resultar peligrosa. Haití, donde existió una policía secreta conocida como Tonton Macoute, tiene un largo historial de fuerzas paramilitares que han cometido atrocidades.

Philippe señaló que considera al líder de la brigada ambiental como “un aliado” con el mismo objetivo de lograr que el primer ministro renuncie al cargo.

Según un periódico local, Phillippe y la brigada han decidido coordinar esfuerzos para oponerse al gobierno actual.

“B-SAP no es el brazo armado de la oposición”, afirmó Jeantel Joseph, quien fue despedido esta semana de su cargo al frente de la agencia y lideró las protestas de esta semana.

Joseph dijo que él y Philippe pertenecen a un grupo más amplio de partidos políticos, sindicatos y movimientos comunitarios cuyo objetivo es ponerle fin al mandato de Henry, de manera pacífica, añadió. La presión de estos dos movimientos —Joseph en el norte y Philippe en el sur— obligará al primer ministro a desistir, aseguró.

También dijo que la brigada ambiental que dirigió no es una amenaza, y solo le brindó seguridad a las manifestaciones.

“Nunca se planteó tomar el poder por la fuerza de las armas”, afirmó Joseph.

Haití no podría estar en una situación más desesperada. De una fuerza de alrededor de 15.000 oficiales, casi 3000 agentes de policía han abandonado sus trabajos en los dos últimos años, según cifras oficiales.

Naciones Unidas informó esta semana que más de 4700 personas fueron asesinadas en Haití el año pasado —más del doble que en 2022— y hubo casi 2500 secuestros. Un grupo de monjas locales estuvieron cautivas casi una semana y las liberaron el miércoles.

Más de 150.000 personas huyeron el año pasado a Estados Unidos.

Uniformed men sitting in the back of a Toyota pickup near the College Marie-Anne’s concrete wall topped by barbed wire and covered in blue writing.

La Policía Nacional de Haití patrullaba frente al Colegio Marie-Anne, dirigido por las Hermanas de Santa Ana, esta semana, después de que seis monjas fueran secuestradas por hombres armados mientras viajaban en un autobús.Credit...Ralph Tedy Erol/Reuters

La seguridad empeoró después del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021. No ha habido suficiente seguridad para celebrar elecciones, y la designación del primer ministro, Henry, ha incitado clamores para que intervenga la comunidad internacional.

El pasado otoño, Naciones Unidas aprobó una misión de seguridad multinacional liderada por Kenia, pero se ha ido posponiendo por fallos de tribunales nacionales. Kenia se ha comprometido a proporcionar al menos 1000 miembros de personal de seguridad, y se espera que muchas otras naciones ofrezcan recursos.

El despliegue se ha demorado porque se ha objetado que el gobierno keniano no siguió los protocolos adecuados para autorizar la misión. Se espera que el tribunal dicte un fallo al respecto el viernes.

Philippe ha denunciado públicamente la misión de Kenia, con el argumento de que apoyaría al gobierno de Henry y al “imperialismo”. Philippe difundió un video en el que llama a los kenianos “hermanos africanos”, pero advierte que si aceptan el envío de fuerzas se les considerará “enemigos”.

Se supone que la labor del grupo B-SAP es proteger áreas expuestas a peligros ambientales, pero en general sus operaciones son independientes y lejos de esas regiones, según un informe reciente de Naciones Unidas, lo que pone en duda el alcance de la misión del grupo.

Se formó en 2018, durante el mandato de Moïse, con 100 integrantes, aunque el gobierno de Henry parece tener poco control sobre sus acciones y desconoce cuántos integrantes tiene.

Pedestrians and men on motorcycles on a street littered with bricks and garbage.

Escombros y piedras en una calle, después de una protesta celebrada la semana pasada en Puerto Príncipe.Credit...Ralph Tedy Erol/Reuters

El martes, Henry despidió al jefe de la agencia encargado de operar B-SAP, lo que enfureció a los miembros del grupo. En videos compartidos en las redes sociales se observa a cientos de esos miembros gritando consignas en las calles de Ouanaminthe, en el noreste de Haití, exigiendo el regreso de su líder y la salida de Henry.

En el noreste, cerca de la frontera con República Dominicana, agentes de B-SAP dispararon al aire y les ordenaron a los ciudadanos regresar a sus casas.

Gédéon Jean, director del Centro de Análisis e Investigación sobre Derechos Humanos, organización de Haití que suspendió sus operaciones en noviembre debido al creciente nivel de violencia, indicó que existen acusaciones contra B-SAP por su participación en delitos.

Jean advirtió que el riesgo sería todavía más grave si el grupo se alía con pandillas locales.

“Se trata de una figura muy disruptiva en esta región”, aseveró Robert Muggah, quien dirigió un estudio de Naciones Unidas sobre los sindicatos criminales de Haití, en referencia a Philippe.

No está claro si Philippe planea postularse para un cargo o tratar de liderar una revuelta, tomando el control a través de la movilización de exmilitares así como de oficiales y exoficiales de policía que lo apoyan, dijo Muggah.

“Creo que todo el mundo espera que tenga ambiciones presidenciales, pero el camino hacia la presidencia aún no está claro para él”, afirmó.

Philippe está operando en un vacío de poder donde nadie se ha enfrentado al primer ministro porque son impotentes o se están beneficiando de la disfunción, afirmó Nicole Phillips, abogada de California y especialista en la política y los derechos humanos haitianos.

“Para Philippe”, dijo, “lo primordial es el poder”.

Philippe insistió en que va a dejar “que el pueblo decida” quién debería asumir la presidencia de Haití. Culpó a Estados Unidos por respaldar a Henry y dijo que el objetivo era acabar con las pandillas, el hambre y la pobreza.

“Estamos luchando por un mejor Haití”, dijo. “Estamos cansados. Todos están cansados”.

Andre Paultre colaboró con este reportaje.

 

Fuente: The New York Times - Enero 2024

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