“El mundo del trabajo mutó de manera estructural”
Sus investigaciones se centran principalmente en las condiciones de trabajo en supermercados y call centers. Pero a través de esos ámbitos la socióloga da cuenta de los cambios ocurridos desde la hegemonía neoliberal hasta la actualidad. Y sostiene que el modelo sindical está “completamente encogido”, porque no expresa la realidad de vastos sectores. Los nuevos activismos, idearios y modos de politización de trabajadores.
El big bang de la ciencia argentina
El conductor de Científicos Industria Argentina y Alterados por Pi hace un repaso de los logros del país en el área y propone a los candidatos debatir el futuro del sector en base a programas y políticas de Estado.
El jueves 16 de octubre, cuando una nueva edición de esta revista esté imprimiéndose en el taller gráfico, el satélite Arsat-1 –el primero geoestacionario construido integralmente en la Argentina– partirá hacia el espacio desde la Guayana francesa. Y apenas dos días después, el sábado 18, el programa Científicos Industria Argentina que conduce Adrián Paenza por la tevé pública, estará dedicado a ese acontecimiento.
El resultado del talento de nuestros científicos
Estamos en el cielo, pero no es un milagro. Que la Argentina sea el primer país latinoamericano en construir sus propios satélites de telecomunicaciones es el resultado del talento de sus científicos y tecnólogos, la persistencia en el esfuerzo a través de décadas y recurrentes disrupciones, y las políticas públicas que pusieron la autonomía tecnológica como condición del ejercicio pleno de la soberanía.
No estamos en el espacio por casualidad. Detrás del ArSat 1 y de los otros dos que le seguirán hay una empresa estatal creada en 2006, una miríada de grupos de investigación y desarrollo, y también Investigación Aplicada SE (Invap), una empresa mixta que resulta un desprendimiento de la política nuclear iniciada en la década del cincuenta y que atravesó los desindustrializantes noventa consolidándose para reemerger con la venta de un reactor de investigación a Australia en 2000.
No es un sueño tardío: la Argentina comenzó a lanzar cohetes a fines de los sesenta, puso en marcha el misil Cóndor después de la Guerra de Malvinas, organizó la Comisión Nacional de Actividades Espaciales en los noventa. Algunas líneas de continuidad se interrumpieron, pero no se perdió la decisión.
Se critica que hay componentes importados, ocultando que las cadenas de valor tecnológicas son hoy globales. Los entendidos saben, sin embargo, que el valor está en el diseño, que es totalmente nacional.
La Argentina salió a reclamar los puntos orbitales que le correspondían y que corrían riesgo de perderse por una mala herencia de los noventa. ArSat 1 ocupará la posición de 72° de longitud oeste sobre el ecuador y atenderá todo el territorio nacional, incluidas las islas Malvinas y la Antártida. ArSat 2, la posición 81, y cubrirá gran parte de América del Sur y del Norte.
¿Por qué son apenas ocho los países que pueden construir este tipo de satélites? Se trata de una tecnología muy exigente: los satélites geoestacionarios -es decir, que se mueven sincronizadamente con la Tierra, ocupando un punto fijo en el cielo- están ubicados a 36.000 kilómetros de distancia, fuera de la protección de la atmósfera y del campo magnético terrestre. Están a la intemperie espacial, sometidos a fuertes radiaciones. Y para llegar tan alto, tienen que soportar las tremendas vibraciones del despegue.
Hay muchos aspectos para destacar de este "no milagro". Cerremos con apenas una. La sala de pruebas que imita las condiciones de despegue y vida en el espacio exterior se construyó en Bariloche, y quedará a disposición para futuros emprendimientos. Y está abierta, con visitas guiadas para distintas edades, para todo el que la quiera conocer. Porque el conocimiento debe compartirse.
La autora es investigadora del Centro de Estudios de Historia de la Ciencia José Babini de la Unsam.
Rentistas recargados
Cuando Keynes publicó en 1936 su Teoría General, las primeras reacciones vinieron del corazón de la academia dominante. Ese mismo año Jacob Viner, un economista de Chicago, dirigió una réplica hacia esas ideas desordenadas pero poderosas que venían a anunciar el fracaso del libre mercado y la eutanasia del rentista. Mediante una aproximación teórica, Viner aseguraba que los mercados estaban diseñados para distribuir los recursos de forma eficiente.
Ébola, una radiografía política
No es cuestión de dimitir o no, sino de autocrítica política y desaparecer de la vida pública: ¿en qué manos estamos?
Bastaría la desapacible historia de Teresa, su marido y el perro para convertir la llegada del ébola a España en un brutal retrato de época. Lo que estamos viviendo y contemplando son una serie de secuencias que confluyen en una pregunta: ¿en qué manos estamos? No se trata tan sólo de haber superado el nivel de incompetencia que suelen practicar los poderes públicos, lo que ya sería mucho, sino la desvergüenza con la que se muestra, se ejerce y hasta se exhibe, con impunidad absoluta.
“En 1976 descubrí el ébola. Hoy temo una tragedia inimaginable”
En declaraciones recogidas por Rafaela von Bredow y Veronika Hackenbroch, periodistas de Der Spiegel, y reproducida por el dominical londinense The Observer, Peter Piot, microbiólogo pionero en la lucha contra el ébola, analiza la historia del virus y la situación actual.
Profesor Piot, como científico joven que trabajaba en Amberes, formó usted parte del equipo que descubrió el virus del ébola en 1976. ¿Cómo sucedió?
Lo recuerdo todavía con exactitud. Un día de septiembre, un piloto de las líneas aéreas [belgas] de Sabena nos trajo un termo azul brillante y una carta de un médico de Kinsasa, en lo que entonces era Zaire. En el termo, escribía, había una muestra de sangre de una monja belga que había enfermado recientemente de una misteriosa dolencia en Yambuku, una remota aldea en la parte norte del país. Nos pidió que examináramos la muestra en busca de fiebre amarilla.
Acopio de soja, especulación y presión devaluadora
Según puede estimarse por datos oficiales en base a los embarques, procesamiento de la industria aceitera y habilitación de registros de exportación (ROE), todavía restaría por comercializar entre un 42 y un 52 por ciento de la cosecha de soja 2013/14.
Sostener para profundizar, profundizar para sostener
El proceso de cambio en Bolivia consolida su avance con los resultados de las elecciones del 12 de octubre y Evo Morales se convertirá en el Presidente que más tiempo ha gobernado Bolivia. Ni un solo reproche a un Presidente forjado en las luchas antiimperialistas, anticoloniales y anticapitalistas que en la noche del triunfo electoral tiene la humildad de dedicar la victoria a un Fidel que seguro estaba viendo el discurso con una sonrisa en los labios y un Chávez que estaba muy presente en todos los que celebramos la victoria en la Plaza Murillo.
¿Por qué ganó Evo?
La aplastante victoria de Evo Morales tiene una explicación muy sencilla: ganó porque su gobierno ha sido, sin duda alguna, el mejor de la convulsionada historia de Bolivia. “Mejor” quiere decir, por supuesto, que hizo realidad la gran promesa, tantas veces incumplida, de toda democracia: garantizar el bienestar material y espiritual de las grandes mayorías nacionales, de esa heterogénea masa plebeya oprimida, explotada y humillada por siglos.
¿Commodities, bienes comunes o recursos estratégicos? La importancia de un nombre
Ya no es posible concebir los recursos naturales como se lo ha hecho tradicionalmente, y por eso resulta necesario abordar cómo la enunciación de los Estados de los países centrales y de organismos internacionales incide en la construcción de imaginarios y de políticas respecto de los llamados “frutos de la tierra”.
Esto conduce a discutir las diferentes definiciones en juego para nombrar esos recursos: renovables y no renovables, materias primas, commodities, capital natural, recursos naturales estratégicos, críticos, multicríticos, esenciales, bienes comunes, etc.