El G77 y la descolonización de la geopolítica

Las recientes crisis en Ucrania y Siria manifiestan la compleja transición hacia un mundo sin centro hegemónico único; lo que se está denominando el “incipiente mundo multipolar” (las áreas en disputa manifiestan esta tónica). El siglo XXI amanece con un nuevo mundo emergente que ya no presupone, ni cultural ni civilizatoriamente, la hegemonía occidental. El “gran relato” neoliberal del “fin de la historia” se hizo pedazos el 11 de septiembre de 2001 y su última cruzada, llamada el “choque de civilizaciones”, es derrotada en Siria y Ucrania.

EE.UU., lejos de la independencia energética

Tal como varios en América latina lo venimos diciendo, desde hace al menos dos años una nota del periodista especializado Louis Sahagun, publicada el 20 de mayo por Los Angeles Times (http://www.latimes.com/business-/ la0-fi-oil-20140521-story.html) afirma que “en 2011 una empresa independiente contratada por Washington (se trata de la consultora de ingeniería Intek, con sede en Virginia) hizo una errónea estimación del petróleo técnicamente recuperable del mayor yacimiento de esquisto bituminoso del país, ubicado en Monterrey, California, que contiene alrededor de dos tercios de las reservas de petróleo de esquisto de la nación. Según aquella estimación, se podrían obtener unos 13.700 millones de barriles de petróleo. Sin embargo, un reciente informe asegura que la cantidad no será mayor de 600 millones de barriles, es decir, una cantidad 96 por ciento menor de lo esperado” (y que, como señala la publicación especializada Business Insider, equivale a las reservas totales de petróleo de Bolivia). “Esa errónea estimación de 2011 –prosigue diciendo el diario– había sido calificada como la esperanza para reducir la necesidad del país de las importaciones de petróleo desde el extranjero.”

Energía argentina

Un balance sobre diez años de política energética permite observar rupturas y continuidades con el período neoliberal, que imposibilitan arrojar definiciones contundentes sobre los resultados alcanzados.

Nacionalización de la mayoría accionaria de YPF. Aumento en la generación de energía de 9.000 a 27.000 gigavatios, con inversiones cercanas a los 100.000 millones de pesos. Extensión del suministro de gas y electricidad para incorporar 6 millones de hogares.

Un primer balance general de las elecciones europeas

Las recientes crisis en Ucrania y Siria manifiestan la compleja transición hacia un mundo sin centro hegemónico único; lo que se está denominando el “incipiente mundo multipolar” (las áreas en disputa manifiestan esta tónica). El siglo XXI amanece con un nuevo mundo emergente que ya no presupone, ni cultural ni civilizatoriamente, la hegemonía occidental. El “gran relato” neoliberal del “fin de la historia” se hizo pedazos el 11 de septiembre de 2001 y su última cruzada, llamada el “choque de civilizaciones”, es derrotada en Siria y Ucrania.

La baja en el ritmo de crecimiento de China inquieta a todo el mundo

La gran potencia asiática lleva treinta años de continuo crecimiento a altas tasas que ahora peligran no poder mantenerse. Al principio generaba temor y recelo pero adaptados a esa realidad ahora preocupa por los efectos de un debilitamiento de ese ritmo.

A fines de abril de 2011, el Fondo Monetario Internacional produjo gran consternación al anticipar que para fines de 2016 el producto bruto interno de la República China superaría al de Estados Unidos, pasando por tanto en ese aspecto a ocupar el sitial de la cúspide, previo desplazamiento a un segundo plano del tradicional liderazgo que la potencia americana ha venido ejerciendo sin discusión desde hace mas de 70 años.

La alianza del Pacífico es una visión de control y de reordenamiento territorial integral para modificar sentidos geográfico-políticos

Por su ubicación geográfica, América Latina y el Caribe representan la principal zona de seguridad para Estados Unidos, razón por la cual su concepción de hegemonía hemisférica que viene aplicando, es una traducción moderna de la Doctrina Monroe ("América para los (norte)americanos) consistente en "cuidar el territorio para disponer de sus riquezas y para impedir que otros lo hagan".

Bienes de capital en la posconvertibilidad

El trabajo analiza la evolución de la industria argentina de maquinarias y equipos en la posconvertibilidad. En ese marco avanza en la detección de un conjunto de bienes de capital que podrían articular un planteo de sustitución de importaciones y/o de promoción exportadora en el marco de una política ad hoc de desarrollo sectorial.

Introducción

Una de las manifestaciones más notorias del agudo cuadro de desindustrialización y reestructuración regresiva del sector manufacturero argentino acaecido en el período 1976-2001 fue la pobre performance que se verificó en materia de formación de capital, en especial en aquellos rubros de la inversión directamente vinculados con la ampliación de las capacidades productivas nacionales. En la posconvertibilidad, más específicamente a partir de 2003, la economía doméstica experimentó un crecimiento pronunciado, con un lugar destacado de la industria y dentro de ésta, de las ramas elaboradoras de bienes de capital.

Jugar a "la mancha de las estatuas": la política de los monumentos[1]

INSTRUCCIONES PARA JUGAR A LA MANCHA ESTATUA
Cuenta la leyenda, que para jugar a la mancha estatua, había que tocar a alguien y ese alguien quedaba manchado, hasta que algún otro lo salvaba. Para ganar, quien era mancha tenía que dejar a todos convertidos en estatuas, petrificados. Por esto tenía que cuidar de que no se le despetrificara ninguno. Lo más importante era decidir quien era mancha.

Debate sobre la desigualdad

Desde Londres

La polémica sobre el economista francés Thomas Piketty se ha convertido en sinónimo de debate sobre la desigualdad. Con un sorprendente tercer lugar en las ventas de Amazon en Estados Unidos a casi tres meses de salir a la venta, con una segunda edición en camino, han aparecido críticas a presuntas incongruencias en los datos de El Capital en el siglo XXI que buscan minar la tesis fundamental del libro, que sostiene que la creciente desigualdad del capitalismo es inherente al sistema.

Según publicó el viernes pasado Chris Giles, editor económico del diario Financial Times, en la primera plana del diario, Piketty comete errores en las proyecciones que hace para épocas en las que no había información, en el método que usa para distintos países y en un uso tendencioso de las estadísticas para probar su principal tesis.

La nota del Financial Times produjo una avalancha de cables y comentarios en los principales diarios de derecha del mundo anglosajón que tomaron el veredicto de Giles como la definitiva descalificación del libro de Piketty. La excepción a este regodeo fue un medio de incuestionable filiación capitalista: la revista The Economist. Según el semanario británico, las críticas de Giles eran cuestionables y muchos de los detractores del libro no se habían tomado el trabajo de leerlo e ignoraban que la mayoría de los datos provenían del World Top Income Database, un índice que nadie cuestiona. “Hay un par de errores que parecen ser de transcripción o de ajustes hechos a datos que requieren una evaluación del investigador”, subraya el semanario británico.

El fundamento para la tesis principal del libro, sostenida con un voluminoso examen de datos de los últimos 300 años, es que la riqueza ha aumentado a mayor velocidad que el crecimiento económico en estos tres siglos y que eso ha impactado en la desigualdad que, de seguir así, será en este siglo XXI semejante a la que existía en el victoriano siglo XIX. La crítica más sólida que se ha hecho a esta tesis viene por izquierda y es que, lejos de exagerar el estado de cosas, Piketty subestima la real dimensión de la desigualdad.

Según James Henry, autor de The price of offshore revisited y profesor de la Universidad de Columbia, el gran error de Piketty es el cálculo que hace sobre la riqueza oculta en guaridas o paraísos fiscales. “Hay unos 21 millones de millones de dólares ocultos en guaridas fiscales. La mitad de esta suma está en manos de las 91.000 personas más ricas del mundo, un 0,001 por ciento de la población mundial, que controla una tercera parte de toda la riqueza mundial. Piketty ha subestimado esta cifra. Este es el principal cuestionamiento que se le puede hacer. El resto es trivial”, indicó Henry a Página/12.

En la carta de respuesta a Giles que publicó el mismo Financial Times Piketty reconoce la necesidad de una mejor contabilización de esa riqueza oculta. “En realidad es muy posible que mis propias estimaciones no tomen plenamente en cuenta la riqueza offshore o en guaridas fiscales, algo que profundizaría la desigualdad”, señala el economista. Los datos de Piketty provienen de otro investigador de la Paris School of Economics, Gabriel Zucman, quien estima en unos 8 millones de millones de dólares la riqueza oculta en las guaridas fiscales, cálculo hecho en base a los datos disponibles macroeconómicos (balanza de pagos, por ejemplo) y los activos financieros, dejando fuera todo otro tipo de acumulación de riqueza (yates, obras de arte, etc.)

Sumándose a la polémica en la edición del matutino británico The Guardian este lunes, Paul Mason, editor económico del Channel 4 británico, señaló que las críticas de Giles (y las de otros medios de derecha) se basan en erróneas cifras oficiales. “Las conclusiones del Financial Times apenas se diferencian de las de Piketty en el análisis de Suecia y Francia. Lo hacen en el del Reino Unido y Estados Unidos. La razón es obvia. Desde tiempos inmemoriales los ricos tienen una especial aversión a declarar su riqueza. Con la reestructuración capitalista de 1979 se ha promovido la acumulación de riqueza oculta que obligó a Piketty a una mezcla de datos de herencia y encuestas junto a cálculos”, escribe Mason. Ni siquiera las cifras oficiales son congruentes. El HMRC, oficina impositiva del Reino, estima que el 10 por ciento más rico del Reino Unido tiene un 70 por ciento de la riqueza. La Oficina Nacional de Estadísticas, en cambio, estima que sólo tienen el 44 por ciento. El crecimiento de las guaridas o paraísos fiscales desde los ‘70 ha vuelto mucho más impreciso el cálculo de la riqueza (patrimonio personal que incluye depósitos, acciones, inmuebles, etc). El de los ingresos es mucho más rastreable: la diferencia genera todo tipo de incongruencias en la recolección de datos.

En Estados Unidos, Sam Pizzigati, del Institute for Policy Studies de Washington, habla de una “paradoja americana” para explicar este desfasaje. “Entre los datos que tenemos sobre la desigualdad de ingresos y de riqueza hay una profunda desconexión que equivale a una paradoja. El análisis de la curva de ingresos nos dice que ha habido un enorme crecimiento de la desigualdad entre los más ricos y el resto. Pero cuando analizamos la desigualdad de riqueza, vemos que la diferencia es ínfima. La explicación más lógica de esta diferencia es la riqueza oculta en paraísos fiscales. Si no, habría que pensar que esta gente se gasta 5000 dólares en cenas cada noche del año”, señaló Pizzigati a Página/12.

El impacto de este desfasaje en los niveles de desigualdad de una sociedad queda en claro en un estudio específico sobre Argentina, “Fuga de Capitales III (2002-2012)”, que halló un aumento del coeficiente de Gini de 0,42 a 0,49 puntos una vez que se corrigen las encuestas oficiales para incluir los ingresos no declarados y se contabilizan los fondos fugados a paraísos fiscales. “Si aceptamos que el stock fugado alcanza los 400 mil millones de dólares, equivalente a 15 veces el nivel de reservas del Banco Central, el coeficiente de desigualdad salta entonces de 0,43 a 0,49. Muchos piensan que en realidad la suma es aún mayor si se toman en cuenta las manipulaciones contables de empresas multinacionales y otros factores. Pero aún con esta cifra ‘conservadora’, vemos que el salto que da la medición de la desigualdad neutraliza los avances logrados en una mejor distribución del ingreso por el crecimiento económico y las fuertes políticas sociales del gobierno argentino durante el período 2003-2010”, indicó a Página/12 uno de los autores del informe, Jorge Gaggero.

En momentos en que, como se ha visto en las elecciones europeas, se está pagando un alto precio por desatender a estas tendencias profundas, convendría que el debate que se ha disparado con la publicación del libro de Piketty no sea ignorado con argumentos endebles.