Claves para entender Ucrania

En sólo diez días, Ucrania pasó de un escenario de guerra civil a otro de secesión –o desintegración territorial– y, a la par, de guerra contra un enemigo extranjero. La polarización “interna” entre sectores proeuropeos y promoscovitas, delineada en las continuas y violentas manifestaciones en contra del gobierno de Viktor Yanucovich, desde que se negó a firmar un Acuerdo de Cooperación con la Unión Europea (UE) y, en un giro hacia Rusia, aceptó el acuerdo que le ofreció el gobierno de Moscú para importar gas a precios subsidiados, condujo a la destitución del presidente y a la conformación de un “gobierno de transición” –previa violación por parte de la oposición del acuerdo firmado con el gobierno depuesto para buscar una salida negociada al conflicto, del cual Alemania, Francia, Polonia y Rusia eran garantes–, que el presidente ruso, Vladimir Putin, calificó como “el resultado de una insurrección armada” y como “un golpe de Estado anticonstitucional”.

Ucrania: preguntas incómodas y respuestas inquietantes. Dossier

Este Dossier contiene los 7 siguientes textos: 1) Yanis Varoufakis: “Sobre Ucrania: tres preguntas incómodas a los liberales occidentales sobre el derecho de autodeterminación de la minorías nacionales y un comentario sobre el papel de la Unión Europea”; 2) Ben Judah: “Por qué Rusia ya no teme a Occidente”; 3) Ernest Urtasun y Àngel Ferrero: “Ucrania se desgarra entre Occidente y Rusia”; 4) Boris Kagarlitsky “La ‘intervención con algodones’ y el levantamiento de Ucrania”; 5) Andrej Nikolaidis: “Ucranianos, os lo dice un bosnio: la bandera de la UE no es más que un trapo al viento”; 6) Alejandro Nadal: “Ucrania: entre mafias y expansionismo militar”. 7) Harold Meyerson: “Rusia no respeta fronteras. Los EE.UU., tampoco”.

Rabia emancipadora

La derecha, articulada como nunca antes a escala mundial por obra y gracia del fenomenal poderío mediático estadounidense, confiaba en que con la muerte del líder bolivariano se acabaría el chavismo. En su tosquedad intelectual se consolaba diciendo que “muerto el perro se acabó la rabia”. Pero la historia ha sido hasta mezquina con sus anhelos. La “rabia” de los pueblos es consecuencia de la inequidad, desigualdad y opresión que incesantemente segrega el capitalismo. Y aquí se amalgamó con una bicentenaria tradición político-intelectual emancipadora personificada, entre muchas otras, en las figuras gigantescas de Bolívar y Martí. De ese feliz encuentro entre la “rabia” y esa tradición política brotan los vientos que recorren nuestra geografía desde comienzos de siglo, impulsados por esa verdadera fuerza desatada de la naturaleza que fue Hugo Chávez.

Gobernar con una sonrisa

El presente trabajo intentará dar cuenta de los 8 días en los cuales debió gobernar Adolfo Rodríguez Saá como presidente de la nación durante diciembre de 2001. En este sentido, intentaremos desarmar y recorrer detenidamente los fatídicos días que debió afrontar y que lo tuvieron como protagonista, tratando de abordar cómo buscó configurar alianzas, sumar aliados y sus planes políticos. Así, primeramente repasaremos las condiciones sobre las cuales el peronismo debió asumir la presidencia del país luego del colapso del gobierno de la Alianza, tratando de describir las diversas posiciones al interior del mismo como la de los distintos actores en juego. Señalando por qué la estrategia inicial peronista del “Frente Federal”, que llevó como cabeza a Ramón Puerta, fracasó debiendo estipular otro tipo de vía institucional para recorrer la salida a la crisis. De esta manera, intentaremos dar cuenta de los pactos, plazos y condiciones sobre los cuales debía llevar a cabo su presidencia Rodríguez Saá para luego proponer un detenido análisis de los días que lo tuvieron como presidente de la Nación. Así, repasaremos sus apuestas políticas, los aliados ganados, cómo intentó birlar los compromisos previos como también señalar a los poderes de veto con los que se topó, tratando de entender por qué su presidencia acabó abruptamente y cómo se debió llevar adelante otro tipo de sendero institucional de transición por parte del peronismo, esta vez encabezado por Duhalde. Finalmente, cerraremos nuestro trabajo con algunas conclusiones al respecto.

El supuesto ajuste ortodoxo del gobierno, en el sueño de la derecha

Desde los sectores del pensamiento neoliberal se intenta indicar que este gobierno ha abandonado su proyecto y ha cambiado el rumbo, aplicando un ajuste ortodoxo, argumento con el cual discrepo totalmente. El rumbo elegido ha sido la recuperación del rol del Estado, con nuevos sentidos y acciones concretas: estatización de Aerolíneas, YPF, del sistema jubilatorio y reforma a la Carta Orgánica del Banco Central, entre otras. En esencia, desandar el camino desregulador y privatizador de los noventa, ese es el rumbo que se mantiene. Pero esta orientación genera inevitablemente tensiones, porque se afectan intereses.

Respecto a las decisiones cambiarias, creo que el gobierno tomó conciencia de que existía un real problema y buscó caminos para resolverlo. Primero incrementando diariamente el valor del dólar, proceso que generó mayores expectativas devaluatorias.

Qué es el el progresismo

¿Qué significa “progresismo” en la Argentina?

Abelardo Vitale: El progresismo -como etiqueta- atraviesa la misma polisemia que todas las expresiones políticas. La misma pregunta podríamos hacer con respecto a qué es ser peronista o qué es ser radical. Son categorías que siempre están atadas a la coyuntura y su identificación. Como toda identificación, siempre se da en contraposición a otro. La teoría progresista tiene en sus orígenes ciertos resabios y sonidos atrayentes en términos de una tradición de izquierda o de centro-izquierda.

Tres corridas bancarias y la instauración del corralito en el final de la convertibilidad

El presente trabajo intenta dar cuenta de la lógica económica que rigió el último año de vigencia de la convertibilidad en la Argentina. Procura ofrecer un marco de inteligibilidad a las desesperadas medidas dispuestas por el gobierno de la Alianza durante todo el año 2001. Se hace centro sobre las tres corridas bancarias sufridas durante ese año (marzo, julio y noviembre), las cuales fueron la causa directa de la instauración del corralito bancario sobre el final del año. El artículo describe la delicada situación económica atravesada por el país al comenzar 2001. Luego repasa las dos primeras corridas bancarias junto con las acciones y planes de la Alianza. Finalmente, se detiene en la instauración del corralito, la puja con los bancos y el agobiante final de la convertibilidad.