La sentencia, las culturas y el otro(S)

La resolución de la Corte Suprema acerca de la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es un fallo a festejar por muchos motivos, esencialmente porque es posible gracias a las luchas de décadas por una democracia real y comprometida con un horizonte emancipador. Dicho esto, voy a destacar un punto que me parece sustantivo y abre un camino potente para el pensamiento sobre legislación y comunicación en América latina.

El mundo necesita del petróleo

Lo que hoy llamamos "nuestra civilización" se construyó sobre tres pilares que dieron lugar a la Revolución Industrial del siglo XVIII: el sistema de producción fabril; el triunfo de las ideas de la Ilustración, que ubicaron a la razón y a la ciencia como bases del conocimiento, y las máquinas térmicas. Estos tres pilares de la modernidad se constituyeron en elementos emancipatorios: forjaron sociedades abiertas, permitieron el florecimiento de la creatividad humana y liberaron para la producción todas las potencialidades energéticas de la naturaleza almacenadas en los combustibles fósiles.

Hace ocho años se enterraba el ALCA

Para recordar: este 4 de noviembre, se cumplieron ocho años de una fecha memorable para las luchas antiimperialistas de nuestra América. En ese mismo día, pero del año 2005, se enterraba en Mar del Plata el más ambicioso proyecto de Estados Unidos para América latina y el Caribe: la creación del ALCA, el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas. Fue una batalla decisiva librada en el marco de la IV Cumbre de Presidentes de las Américas, en la cual había una ausencia que brillaba enceguecedoramente: Cuba, pero que estaba presente y hablaba nada menos que por la voz de Hugo Chávez.

Un antecedente histórico del fracaso del ALCA: la Argentina frente a la unión aduanera americana propuesta en Washington en 1889

La última iniciativa de Estados Unidos para establecer un acuerdo de libre comercio en América, el ALCA, fracasó en 2005 luego de años de idas y vueltas y una creciente resistencia. El proceso que llevó al estancamiento de ese proyecto estratégico de Estados Unidos tiene un antecedente histórico fundamental.

La universidad del siglo XXI debe ser el sustento teórico del movimiento social, coinciden Boaventura de Sousa y Enrique Dussel

Las universidades en América Latina son eurocéntricas y desprecian el pensamiento autóctono, por ello el reto es lograr la descolonización epistemológica depsde el sur, coincidieron el sociólogo ortugués Boaventura de Sousa Santos y el filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel, durante un conversatorio que se realizó el viernes 11 de octubre en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Propiedad intelectual sobre las semillas en la Argentina: debates (casi) ausentes, urgentes y necesarios.

Es innegable que la biotecnología moderna y su inserción en el agro a través de las semillas transgénicas incentivaron la reformulación del sistema de propiedad intelectual en variedades vegetales. El asunto fue incluido en las negociaciones comerciales internacionales y regionales a impulso de las empresas con intereses en ese sector que persiguen una profundización de la protección que les garanticen mayor control y seguridad de retorno de sus inversiones. Este proceso viene de larga data, pero en los últimos años estamos siendo testigos de un nuevo estadío de profundización en los países de América latina.

Las semillas en el centro de las disputas

Las semillas poseen un carácter central en las relaciones de producción agrarias como primer eslabón de la cadena alimentaria, pero también en tanto la relación que hombres y mujeres encaran con las semillas está relacionada con sus construcciones culturales, la forma en que entienden y se entiende en la naturaleza. Históricamente fueron consideradas bienes comunes, ya que desde el surgimiento de la agricultura, las comunidades campesinas e indígenas han recolectado, almacenado, conservado e intercambiado libremente las semillas, manteniendo el control de las mismas.

La capa

Cuando recibió la noticia se emocionó. Le temblaron las manos y esa sonrisa ancha y franca que no se le esfuma nunca, ni siquiera cuando los más pesados la corren para mojarle el argumento –cosa que de todos modos hasta ahora jamás lograron–, terminó de demoler los discursos más oscuros sobre su amada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), que finalmente la Corte Suprema declaró constitucional. A los 36 años, la abogada sanjuanina Graciana Peñafort Colombi, mujer irrefutable por brillante y por sus conocimientos técnicos y jurídicos, fue una de las encargadas de pensar las estrategias para el surgimiento de nuevas voces en un espacio donde, hasta el lunes pasado, sólo había aire para la distorsión hegemónica, aun cuando nunca falte un topo asomando por debajo de las baldosas para decir que sólo se trata “de un personaje que a todo el mundo le llama la atención porque está convencida de que sabe lo que no sabe”.